La Junta fía sus opciones al 25 de mayo

Baño de realidad para el turismo andaluz: 100.000 empleos caerán tras los ERTE

  • El paso a la Fase 1 ha sido una salida en falso: solo 15 bares del millar que hay en Cádiz capital han abierto y un 1% de hoteles en la provincia.
Un camarero limpia la mesa antes de atender en una terraza de Córdoba durante la Fase 1
Un camarero limpia la mesa antes de atender en una terraza de Córdoba durante la Fase 1
Efe

Tanto esperar la Fase 1 para que al final el respeto y la prudencia sigan ganando la partida. Caen tormentas (literales: de lluvia y viento) sobre Andalucía desde la noche del lunes y el tiempo no ha acompañado en toda la semana en la que las terrazas pudieron abrir de nuevo. En Cádiz capital, la asociación de hosteleros contó que apenas 15 de los 1.000 locales de restauración aprovecharon para sacar unas pocas mesas a la calle y solo hacia el viernes se pudo ver alguna actividad más. No demasiada, que seguía lloviendo. Bajo techo, tampoco hay movimiento: la Asociación de Hoteles de Cádiz estima que el 99% de sus establecimientos en toda la provincia no se ha molestado en abrir.

Tampoco parece que vaya a cambiar demasiado la dinámica durante los próximos días. Los comercios pequeños sí han abierto en su mayoría, pero faltan los clientes de siempre, que se dedican más a compras de subsistencia y básicas. Ventas de proximidad y de barrio: eso es todo. Turistas, con la limitación de no poder cambiar de provincia, no hay. Ni se les espera en mucho tiempo en el sur de España con la flamante cuarentena que se impone desde este viernes a todo el que pise suelo español.

Al turismo le quedan dos opciones: resistir o renunciar. Para lo primero, los empresarios miran y esperan otra fecha: el 25 de mayo. Porque quizá con la Fase 2 se reabra la movilidad entre provincias y quizás empiece cierta peregrinación a las segundas residencias del interior andaluz a la costa. Muchos condicionantes y casi una única certeza: este año va a ser un año perdido y todo lo que se haga servirá más bien para seguir vivo en 2021 y, entonces sí, tomar aire. Resistir, por tanto. 

"Tenemos que conseguir que la pérdida no sea tan fuerte que no nos deje recuperarnos a partir del año que viene", anima el vicepresidente andaluz, Juan Marín, al sector productivo del turismo en Cádiz durante un desayuno organizado este jueves por la Confederación de Empresarios gaditana. Ánimo por lo que se viene, una catarata de despidos o de contratos perdidos. "Vamos a perder muchos empleos", vaticina el número dos en San Telmo. Más allá de lo que establezca finalmente la normativa en torno a los ERTE a partir del 30 de junio, las estimaciones oficiales más optimistas de la Junta de Andalucía calculan que unos 100.000 empleos del sector turístico de los 400.000 con los que se arrancó el año se perderán sin remedio.

Sin salir de la franja teóricamente amable de las profecías, la Junta prevé una caída de 15 puntos en el Producto Interior Bruto regional y un pico en los datos del paro de 10 puntos (la última Encuesta de Población Activa del primer trimestre ya registró una tasa del 21%). "No entiendo cómo con estas previsiones para el turismo el Gobierno no solo ayuda sino que toma medidas como la de los vuelos", se quejan desde el Ejecutivo sureño.

El panorama es de quiebra inminente y mirar atrás sería un mero ejercicio de melancolía si no fuera porque también el pasado explica lo dura que va a ser la caída en Andalucía. Tampoco se necesitan los libros de historia porque el vistazo atrás es a enero y febrero de este mismo año. Por primera vez en su historia, Andalucía alcanzaba la cota de los 430.000 empleos turísticos y, con ello, se convertía en la región con más empleados en el sector entre las comunidades autónomas (Cataluña, la segunda, suma unos 420.000, según los últimos cálculos comparativos de la Junta).

Alrededor del 13% del PIB regional engordaba gracias a esos 32,5 millones de turistas y 22.000 millones de euros anuales que gastaron en lo que ya supuso una marca histórica al cierre de 2019 y cuya racha continuaba al alza en los dos primeros meses de 2020. Como es lógico, y teniendo en cuenta que ni siquiera había empezado la temporada alta, los hoteles pusieron a trabajar a destajo a los equipos de recursos humanos y dimensionaron las plantillas en función de esas previsiones récord.

En esto que llegó el coronavirus y, como explica Steefan Declerck, presidente de los hoteleros gaditanos, el sueño torna a pesadilla: "Hemos ido a los ERTE con las plantillas sobredimensionadas y ahora se reducen las bonificaciones cuando ni siquiera hemos empezado a trabajar. No hay una sola reserva". Propietario de una red con 350 empleados de los que el 98% se encuentra en un expediente temporal, ve muy complicado recuperar toda la plantilla incluso en el mejor de los casos. No es solo que no se llame a filas a los fijos discontinuos de temporada... es que ni la nómina estable tendrá trabajo suficiente.

Esa previsión la asume y la admite la Junta de Andalucía para el sector de toda la región. Todavía enfrascada con la batalla particular de Málaga y Granada (que temen especialmente el efecto en su imagen que tendrá su incorporación una semana más tarde que las demás, tras la confirmación de este viernes de su 'ascenso'), les duele con casi mayor intensidad que el Gobierno central no se tome en serio una industria que mueve uno de cada seis euros de toda la economía nacional. 

Por todo ello, Andalucía mira hacia dentro y fía la minimización del desastre absoluto a tres fechas. La primera, la del 25 de mayo. Para ese lunes está prevista que las comunidades que cumplan con los requisitos pasen a la Fase 2. La Junta ni se plantea que no lo haga en bloque toda la comunidad porque si ese día está marcado en rojo en sus calendarios es porque se supone que se podrán realizar ya viajes entre provincias dentro de una misma comunidad. Para una región como la andaluza, donde el 60% de su turismo es nacional, esta fecha sí puede suponer un paso decisivo en la recuperación.

Una vez consolidado ese escalón, el siguiente es la apertura de las playas. Marín calcula que entre el 8 y el 10 de junio la costa podría retomar todo su potencial, más allá de los paseos o el deporte actual. En las tres semanas hasta entonces, administración autonómica y los 61 municipios con playa tendrán que acordar las medidas mínimas de seguridad y distanciamiento social. Se prepara, incluso, una aplicación para que los andaluces que vayan a salir de su casa conozcan el nivel de ocupación de la arena para saber si podrá llegar a la orilla o no.

La tercera prueba de fuego del turismo andaluz tendrá que esperar a mediados de julio. Para ese momento se ha anunciado que Jerez de la Frontera acogerá dos pruebas consecutivas del Campeonato de Motociclismo. No habrá público ni moteros quemando rueda en las calles gaditanas, pero solo con los equipos participantes la ciudad jerezana ya tiene garantizado el 100% de ocupación de su planta hotelera y ciudades cercanas como El Puerto, Sanlúcar, Rota o hasta la capital deberían notar el influjo.

Con todo esto y lo que pueda venir en agosto o en septiembre del resto de España o incluso desde Europa, la Junta confía en "cubrir costes" con una recuperación mínima de en torno al 30% de la actividad habitual. Aunque para ello también se necesitan una serie de decisiones desde más arriba (véase Moncloa) para que, por ejemplo, los turistas extranjeros puedan aterrizar en Sevilla o Málaga y no pasar necesariamente los 14 días de cuarentena encerrados en su hotel.

"Hay soluciones y países del Norte de Europa han demostrado que se puede hacer”, reclama Marín. En su opinión, hay que desterrar términos imposibles (y que cuestan dinero añadido) como el ‘Covid Free’ que se ha planteado. Hay que apostar, en cambio, por los controles en origen y las garantías de seguridad e higiene del sector andaluz.

Para provincias como la gaditana, con un 60% de su PIB vinculado al turismo (y aun así, de las peores en todos los indicadores de empleo que se puedan imaginar), la pandemia sanitaria es igual de prioritaria que en cualquier otro rincón del mundo, como explica el presidente de la patronal provincial, Javier Sánchez Rojas.

"Pero tenemos que reaccionar para mitigar cuanto antes la pandemia económica, social y política", advierte. De no ser así, esa mutación de los ERTE a los ERE que ya se da por masiva para al menos 100.000 andaluces que vivían del turismo no se detendrá en esa cifra y se extenderá a todo el sector hasta "su hundimiento y quiebra", como apuntan desde los empresarios hoteleros. Y lo roto no se puede recomponer tan rápido como solo lo dañado.

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