Barajas, además de vuelos, 24.000 bocadillos y 30.000 cafés cada día

  • .- Unos 12.000 bollos, 24.000 bocadillos, 8.000 kilos de naranjas exprimidas en zumos y 30.000 cafés salen cada día de las cocinas de Barajas para los más de 120.000 pasajeros y acompañantes que pasan por las terminales, una cifra similar a la población de ciudades como León, Cádiz o Torrejón de Ardoz.

Olivia Alonso

Madrid, 30 abr.-.- Unos 12.000 bollos, 24.000 bocadillos, 8.000 kilos de naranjas exprimidas en zumos y 30.000 cafés salen cada día de las cocinas de Barajas para los más de 120.000 pasajeros y acompañantes que pasan por las terminales, una cifra similar a la población de ciudades como León, Cádiz o Torrejón de Ardoz.

Es sólo parte de la mercancía que diariamente manejan en Barajas los 900 empleados de la empresa Raesa, que en 45 establecimientos ofrece desde "los clásicos bocadillos a la más alta restauración premiada con una estrella Michelín en el restaurante El Madroño de la T4".

Así resume la actividad de la empresa Mario Ibáñez, Jefe de Cocinas, que detalla que los trabajadores cubren turnos las 24 horas del día, ya que hay "puntos" que no cierran nunca y otros tan solo unas horas de madrugada.

Además de la actividad en las cocinas y barras, los responsables de Raesa "investigan cada día las nuevas tendencias y gustos. Hay continuas pruebas para introducir nuevos productos y ver su aceptación, sin dejar de estudiar los flujos de pasajeros".

Y es que "no es lo mismo el pasaje de vuelos nacionales que el de internacionales, ni el de unas compañías u otras", asegura Ibáñez.

Por ello, "dependiendo de su situación, un mismo local tiene una mercancía distinta. El perfil del viajero y la nacionalidad marcan los gustos".

A pesar de la magnitud de lo que se consume diariamente en Barajas, toda la producción está "totalmente controlada y se puede seguir su trazabilidad".

Si se detecta alguna contaminación, se pueden identificar "al instante" los lotes afectados y paralizarlos hasta que "Sanidad se persone y haga sus comprobaciones".

También se guardan muestras de todo lo que ha sido cocinado y pasteurizado "por si Sanidad las requiere", explica Ibáñez, que recuerda que las "producciones de guisos nunca bajan de los 200 kilos, como los estofado, macarrones o albóndigas".

La producción es guardada en cámaras hasta que se distribuye por los distintos locales del aeropuerto y siempre hay suficiente para hacer frente a situaciones excepcionales, como las que se crearon en el accidente del avión de Spanair, en la crisis de las cenizas volcánicas o en el cierre del espacio aéreo.

"Tuvimos que correr y multiplicar la producción, pero nunca dejamos a nadie sin comer o beber en el aeropuerto", resalta orgulloso Ibáñez, mientras recuerda el atentado del aparcamiento de la T4 en 2006 como uno de los momentos "más duros de afrontar", pues "durante varios días se dio de comer, cenar y desayunar a la gente que se había quedado aquí y que no podía volar".

El funcionamiento de estos establecimientos es controlado por Aena, licitadora de los servicios, y que en los últimos tiempos se esfuerza por adecuar la oferta a la demanda del pasajero.

Lo cuenta María José Cuenda, de la división comercial, que detalla que la diversificación de la oferta llega a la restauración de lujo, como la de los aeropuertos de Barcelona, Málaga, Alicante y Madrid, con restaurantes con estrellas Michelín.

Cuenda amplifica los datos de Barajas a los de toda la red y recuerda que se sirven 64.000 cafés, 12.000 hamburguesas, 64.000 bocadillos, 4.000 ensaladas, 38.000 refrescos y se cortan 12.000 kilos de naranjas para zumo cada día en los aeropuertos españoles.

Según sus cuentas, la restauración en los aeropuertos genera unos 4.500 puestos de trabajo directos, por lo que Aena no olvida su importancia y, sobre todo, quiere eliminar "el cliché de que todo es catering", además de proyectar la "marca España en algo tan prestigioso como es la restauración".

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