Casi 70 años de relaciones

Rota: donde Mister Marshall se quedó y deja 700 millones en empleo e inversión

Rota: donde Mister Marshall se quedó y deja 700 millones en empleo e inversión
Rota: donde Mister Marshall se quedó y deja 700 millones en empleo e inversión
Nerea Bilbao

Huele a puchero. Junto a escaparates donde alquilan coches automáticos y prometen rebajas para los miembros de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, a pocos metros del acceso de la Basa Naval más próximo a la Villa de Rota, huele a sopa con todos sus avíos. No hay nada que determine más la pertenencia a una sociedad que un olor. Si Gibraltar huele a fritura en manteca de cerdo, Rota huele a lo mismo que Conil, Tarifa o Barbate; también a mar y pescado fresco, por supuesto.

Con un censo que roza los 30.000 habitantes, Rota casi duplica su población en verano, con casi 3.000 plazas hoteleras y un parque de viviendas de 27.000 unidades, a casi una por habitante teórico y con más de la mitad consideradas directamente como segunda vivienda. Más o menos como las demás localidades similares del resto de la provincia.

Rota se ha subido como una más a la ola del turismo en la provincia gaditana, que este último 2019 superó por primera vez en su historia los cinco millones de visitantes anuales. Un 80% de sus negocios pertenecen al sector servicios, según datos del Ayuntamiento, y sus previsiones es seguir ampliando la oferta de sol, playa, naturaleza y gastronomía. Así anda vendiéndolo el consistorio roteño, acogido al programa promovido por la Cepyme, 'Invest in cities', y que anda llamando la atención para atraer inversores a su tejido empresarial.

Pero, turismo y pesca aparte, decir Rota es pensar en los americanos. Esos que llegaron a España con alegría en 1953 (los Pactos de Madrid con Washington se firmaron el 26 de septiembre de aquel año) y que, como en la película de Luis García Berlanga, pasaron más de bien largo en cuanto a desembolso total en España a través del famoso plan de ayudas tras la guerra. Tanto, que de los 1.000 millones de dólares que se comentó que iban a regar España en forma de inversiones, al final apenas superaron los 200 y, de ellos, dos de cada tres billetes se destinaron a la construcción de las diferentes instalaciones militares (junto a la gaditana, se instalaron en Morón de la Frontera -Sevilla-, Zaragoza y Torrejón de Ardoz -Madrid-).

No así en Rota. O no solo. A día de hoy, cerca de cumplirse siete décadas del aterrizaje americano en forma de presencia militar, el 60% del Producto Interior Bruto de Rota se sigue explicando, año tras año, gracias a la Base (a toda la instalación, incluyendo la aportación española, dado que allí se ubica el Cuartel General de la Flota de la Armada). En dinero contante y sonante, unos 700 millones de euros en riqueza que se reparten en nóminas, inversiones, pago de servicios, alquileres de vivienda, contratos de suministro, construcción...

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Imagen de dos embarcaciones de la Armada americana y española juntas en la costa de Rota. / US Navy

Con estos mimbres, Rota es el municipio de más de 10.000 habitantes de la provincia de Cádiz con la tasa de paro más baja al cierre de 2019, con un 23,97% según los cálculos cruzados de parados y afiliados (que no siempre es muy preciso; menos aún en lugares con mucho empleo flotante) y, en cualquier caso, hasta cuatro puntos por debajo de localidades de parecido corte turístico. Todo ello, en plena temporada baja, ya que la curva del desempleo está en su punto más alto en invierno y, para verano, se queda casi a la mitad, cerca del pleno empleo técnico (tal y como se entiende en España).

Pero, por mucho que crezca el turismo, dos de cada tres euros que se mueven en Rota se explican todavía por la presencia de la Base Naval, unas instalaciones militares de uso conjunto hispano-americano con más de 8.000 efectivos militares (casi 5.000 españoles), a los que hay que sumar otros 3.000 estadounidenses entre dependientes (familiares) y personal civil (medio millar más).

"Los americanos lo son todo". Resumen Manuel y Juan (ambos jubilados que pasan la mañana en el Club Náutico), el taxista José o Pepi, dependienta de un comercio de objetos militares desde donde se ve el control de acceso a la Base. ¿Y los que se oponen a las bases y organizan manifetsaciones? "Esos vienen del resto de la provincia y hacen la marcha desde El Puerto porque si salen de aquí les pegan", contestan los mayores.

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Una valla, bajo numerosas cámaras de vigilancia, divide la playa de los galeones de Rota la zona militar de la civil. / La Información

"Rota es el mejor lugar del mundo para vivir", replica otro jubilado que vino de Sevilla hace varias décadas y ya se quedó aquí. No siempre lo fue, matiza Juan desde el otro lado de la partida de cartas: "En los años 60 y 70 no venían turistas españoles o europeos porque les daba miedo la que se liaba en Rota". Eran tiempos previos a la democracia, cuando la base era más territorio americano que español (la designación definitiva a favor de la soberanía española indudable vino ya en los ochenta) y atracaban los portaviones de regreso de Vietnam. "Imagina cómo venían los chavales".

La imaginación tiene su propia historia en una calle muy concreta de Rota: la avenida de San Fernando. En los años de la revolución cultural y la guerra en el Lejano Oriente una de las dos grandes vías que salen de la Base y enlazan con el centro urbano estaba llena de locales de ocio con el alcohol y la prostitución muy baratos para el que pagaba con el todopoderoso dólar. "Pero las mujeres eran de fuera, que conste", aclara desde el otro extremo de la mesa un cuarto jubilado con gorra marinera y que sale en defensa del honor local.

"Había decenas de locales y era una locura", rememora José, el taxista, a quien su padre le contaba aquellas historias y ahora especifica que el alterne hay que buscarlo en otras ciudades. Pepi, que vende navajas y armas de aire compromido, souvenirs y vestuario de las Fuerzas Armadas Españolas, era una niña, pero pudo ver bastante desde su propia ventana, ya que vivía en la zona de más ambiente americano: "Por mucho que bebieran y se pelearan, porque les encantaba pelearse, nunca pasaba nada con la gente de aquí. En cuanto algo se iba de madre había una llamada al control, venía la pick-up y se los llevaba al calabozo. Y asunto resuelto. Nunca dan problemas, siempre lo solucionan todo: incluso si por lo que sea te dan un golpe con un coche enseguida lo arreglan. Una llamada y listo".

Ahora, por su tienda, situada de manera estratégica, los americanos solo se pasan para comprar llaveros de toros y pulseras con la bandera española. Jamás compran ni preguntan por armas. Ella, como la inmensa mayoría de la población roteña, defiende la presencia extranjera y resalta sus bondades pese a algunos inconvenientes colaterales.

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Los americanos conviven en Rota con los locales. En la imagen, un bar junto a la salida de la Base. / La Información

Es el caso de los alquileres, que en Rota se pervierten por la cantidad que debe pagar un americano por un alojamiento en función de la ayuda oficial que recibe: por muy pequeño que sea un piso, el mínimo son 1.500 euros (y pagan esa cifra sí o sí) y un oficial de alto rango puede permitirse una renta de 3.500 euros. En total, solo en el campo inmobiliario, la Base supone una inyección de 37 millones de euros al año, según el estudio oficial de impacto que maneja el Ayuntamiento.

Todo ello, sumado a los centenares de militares jubilados que se han quedado a vivir en la Bahía de Cádiz, presiona al alza el mercado de la vivienda. "Hay muchos que buscan la ganga y al final no alquilan esperando y esperando, pero la verdad es que eso obliga a muchos roteños a buscarse casas en El Puerto o Chipiona", admite por otro lado Pepi.

Las ciudades vecinas, de hecho, son también grandes beneficiadas de la influencia de la Base. Lo han sido desde su instalación. Juan se lamenta que en los primeros años de aterrizaje americano la oficina de contratación se instaló en Jerez "y solo cogían a gente de allí". Pepi no se extraña: aquí solo había agricultores, no había gente preparada, añade a la vez que sí subraya la importancia de mujeres como su propia madre que cuidaban a niños estadounidenses.

Limpieza, asistencia, cocina... Las relaciones entre la Base y la Villa de Rota no se quedan en la hostelería o en la industria auxiliar. Lo acapara todo. Por ejemplo, ser taxista en Rota es más llevadero que en otros pueblos semejantes, que se adormilan en invierno sin turistas de por medio. Por norma municipal, no puede haber más de 50 en función del censo oficial. La realidad es que hay una Base que incrementa la población en un tercio más de forma permanente (sin entrar en los veranos). José se tiene que marchar porque tiene que ir a la base a recoger a dos americanos que van al centro. 

"Rota es mucho más que los americanos", subraya el alcalde, el socialista José Javier Ruiz Arana, en sus presentaciones ante los empresarios como la de hace unos días en Cádiz capital. Da como ejemplo la ampliación de la oferta turística que se prevé a medio plazo o la aparición de empresas locales, como Verjim Animation Studio, que colaboró en la película sobre Buñuel que ganó el último Goya a mejor película animada. "Hoy día se puede hacer cualquier cosa desde cualquier lugar y Rota es un lugar excelente para ello y para cualquier tipo de servicio", expone.

Sin embargo, el hecho diferencial real que hace de Rota un foco de posible inversión no pierde su acento americano. Lo saben todos y lo aplauden a su manera y sin ningún tipo de reparo. Incluso esperan que, tal y como se anunció hace unos meses, Estados Unidos plasme su idea de incrementar de cuatro a seis los destructores asignados al puerto roteño.

La posibilidad de todo lo contrario, que se reduzca su presencia, ni se la plantean. Por mucho que se tensen las relaciones con Washington o ahora esté en el Gobierno un partido como Podemos abiertamente en contra de este tipo de instalaciones. "Los americanos no van a ir a ninguna parte en un futuro cercano", tranquiliza el vicealmirante Ricardo Hernández López ante cualquier incertidumbre en el mismo foro empresarial junto al alcalde y los portavoces de la hostelería o de la construcción.

Es el máximo responsable de la Base de Rota, sede central también de la Flota de la Armada Española. Sin duda, el factor americano ha propiciado la conversión paulatina de Rota como centro neurálgico de la Armada Española en su tarea de control y despliegue hacia el Atlántico sur y el Mediterráneo, de modo que aporta casi 300 millones a la riqueza en la zona. "Este es el mejor lugar para estar", reconoce el marino español.

Una posición estratégica que siempre alaba, en cada una de sus intervenciones, el almirante James G. Foggo III, el máximo responsable de la VI Flota de la US Navy, la encargada de surcar las costas de Europa y África con bandera y cañones americanos que cumplió el pasado 13 de febrero 70 años de vida. Aunque tiene su sede en Nápoles, y no parece que vaya a cambiar en mucho tiempo, esta fuerza naval debe mucho a España, ya que su antecesora histórica, allá en los primeros años del siglo XIX, las tuvo en una base americana que se erigió en Menorca, la primera allende su territorio. Además, el primer almirante de la US Navy, David Farragut, fue hijo de Jordi Farragut, un marino balear que fue clave y se elogia como héroe de la Guerra de la Independencia americana.

No es que se sientan en deuda con España por aquello (al menos, más allá de los discursos oficiales), sino que Rota, como también señala cada vez que puede el jefe de la VI Flota y da fe el trasiego continuo de unidades que pasan por sus muelles y quizá salgan a pasear (en medidos turnos para no colapsar la Villa), se encuentra en el lugar más estratégico "para defender las costas de Europa". Si de paso se dejan unos dólares de más en la Villa, mejor que mejor.

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