Advertencia del Banco de España

El BdE avisa: España no tiene un 'colchón presupuestario' para afrontar esta crisis

Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España. /EFE
Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España. /EFE

España afronta la mayor crisis sanitaria de su historia reciente sin un 'colchón' presupuestario suficiente. Es una de las principales y más novedosas conclusiones del último informe trimestral del Banco de España, que por primera vez no es capaz de proyectar cuál será la evolución del Producto Interior Bruto (PIB) a medio plazo, como es habitual a estas alturas del año, al verse sobrepasadas todas las previsiones por la "inusualmente elevada incertidumbre" que ha provocado la propagación mundial de la enfermedad Covid-19. 

No hay, por tanto, estimaciones oficiales del supervisor para la economía española. El impacto del virus en el tejido productivo es de tal magnitud y tan brusco que el BdE es incapaz de predecir las pérdidas que va a suponer este año. El informe que acaba de hacer público constata que  "la  evolución económica a lo largo del trimestre se ha visto condicionada de forma drástica" por la pandemia, porque las necesarias medidas adoptadas para su contención, como el confinamiento de los ciudadanos y el cese de una parte importante de la actividad productiva, están provocando un "impacto severo" sobre el crecimiento a corto plazo.

Para el organismo que dirige Pablo Hernández de Cos, la verdadera dimensión del problema no afloró hasta finales de febrero, cuando se puso de manifiesto la extensión de la enfermedad a Italia y a otros países europeos. Hasta entonces, la economía española venía mostrando una trayectoria similar a la observada a finales de 2019 y el empleo se comportaba mejor de lo esperado. Pero esta evolución "se ha visto truncada de forma dramática" por el desplome del consumo privado, la paralización de las inversiones y el "severo" impacto en sectores como los servicios o la industria automovilística. 

"La magnitud del impacto de la pandemia, incluyendo el procedente de las necesarias medidas de contención adoptadas, sobre la actividad económica y el empleo será muy pronunciada en el corto plazo", avisa el supervisor, que advierte -y aquí está una de las claves del informe- de que en 2019, debido al exceso de gasto aprobado por el Gobierno sin nuevas medidas de ingresos, no se avanzó en la corrección de desequilibrios en las cuentas públicas, ya que el déficit estructural está en línea con el de 2015. En consecuencia, no se ha aprovechado la fase expansiva para construir un colchón presupuestario que habría permitido afrontar desde una posición más sólida la actual crisis sanitaria.

Esto supone un problema, porque tal y como recoge el informe, "la primera línea de defensa para evitar la persistencia de los efectos económicos de la epidemia debe ser la política fiscal". Aquí recuerda que las actuaciones del Gobierno se han dirigido a amortiguar el impacto de la crisis sobre las rentas de los trabajadores, relajando los criterios para la percepción de prestaciones por desempleo y exonerando a las empresas del pago de cotizaciones sociales, con la condición de mantener los puestos de trabajo. También se han desplegado "grandes volúmenes" de avales públicos aplicables a créditos para sociedades no financieras y autónomos, y se ha aprobado una moratoria de sus deudas tributarias.

"El objetivo de este tipo de medidas es facilitar el acceso a la financiación de los agentes privados solventes que atraviesan problemas de liquidez, evitando que estos acaben transitando hacia un estado de insolvencia, en cuyo caso las pérdidas de actividad y empleo serían mayores y más duraderas", matiza el organismo, que pide un "respaldo decidido" de las instituciones supranacionales de la UE, y en especial del área del euro, pues de lo contrario la efectividad de las medidas tomadas por los gobiernos nacionales "podría verse limitada en aquellos países que disponen de menor margen presupuestario", como es el caso de España.

El BdE considera que "si bien la Comisión Europea ha movilizado varios instrumentos comunitarios para apoyar las medidas adoptadas por los Gobiernos nacionales (como los fondos estructurales y distintas partidas del presupuesto comunitario) y ha relajado los marcos de las reglas fiscales y las ayudas de Estado, resulta necesaria una actuación más decidida". En este sentido, recuerda que esta crisis traspasa fronteras y pide una acción "coordinada" y "solidaria" que haga uso de herramientas como el Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera e introduzca elementos de mutualización de riesgos, como instrumentos de deuda con respaldo común o el tan demandado fondo de desempleo europeo.

Sin previsiones oficiales

Así, en las actuales circunstancias de incertidumbre inusualmente elevada el Banco de España ha optado por seguir la estela de otros bancos centrales que habitualmente publican proyecciones macroeconómicas en torno a estas fechas (como la Reserva Federal estadounidense o el Banco de Francia) y ha decidido retrasar la elaboración y publicación de sus proyecciones, porque el escaso período transcurrido desde la declaración del estado de alarma hace que no se disponga todavía de indicadores que permitan medir con un mínimo de rigor y precisión la magnitud y duración de los efectos de la crisis sobre la actividad y el empleo. En todo caso, espera que evolucionen "muy negativamente en el corto plazo".

Con todo, el BdE espera que la perturbación sea transitoria. En este sentido, señala que "la rapidez y el vigor de la posterior recuperación dependerán crucialmente de las medidas de política económica puestas en marcha para mitigar los efectos adversos sobre la actividad de las decisiones adoptadas para contener el virus" y recuerda que las medidas que están aplicando Gobiernos de todo el mundo en los últimos días están orientadas, precisamente, a evitar que la paralización de la actividad durante la fase más aguda de la pandemia se traduzca en cierres de empresas y pérdidas permanentes de puestos de trabajo.

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