Biblioteca digital para ciegos en Argentina, premiada como herramienta de inclusión

  • Unos 50.000 libros en español integran la primera biblioteca digitalizada para ciegos en Buenos Aires, que acaba de ser premiada por la OEA y cuyo fundador, el argentino Pablo Lecuona, invita a tener una "mirada diferente" sobre su discapacidad.

En una entrevista en un bar frente a la escuela pública de Buenos Aires donde a diario lleva y busca a sus dos hijas de 10 y 13 años, Lecuona habló con entusiasmo sobre TifloLibros, la biblioteca virtual para ciegos que fundó en 1999, y que hoy alcanzó un reconocimiento internacional.

Empezó su aventura bajo la convicción de que "con la ceguera no se acaba el mundo", dijo a la AFP el autor de este gran proyecto cuyo nombre alude a Tiflos, una isla donde se desterraba a los ciegos, según la mitología griega.

"No se trata de que el mundo se adapte al discapacitado, sino que uno encuentre las herramientas para la inclusión", sostiene este hombre de 41 años, que quedó ciego de pequeño tras haber nacido con baja visión.

"Ganamos el primer premio entre 600 proyectos que se presentaron en la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre Contribución a la reducción de la pobreza y la desigualdad en América Latina y El Caribe", dice Lecuona.

Siente que ahora es una "responsabilidad pensar muy bien" cómo invertir esos 75.000 dólares que recibirán a mediados de noviembre, toda una fortuna para una ONG argentina, aseguró.

Desde su inicio precario en una computadora casera instalada al lado de la cuna de su primera hija, Tiflolibros pasó a una casa alquilada donde hoy trabajan 14 personas.

Tienen una impresora en braille y un escáner digital, mientras siguen soñando con la sede propia en un centro cultural, promesa de la alcaldía de Buenos Aires.

Un premio internacional de apenas 2.500 dólares en 2003, fue el primer impulso concreto para este proyecto sin financiamiento oficial y que se diversificó en una red social, Tiflonexos.

Hoy, con sus 7.500 inscriptos, en forma gratuita, y 300 instituciones adheridas, la biblioteca pone en red unos 50.000 títulos en español.

Dos años después del nacimiento de TifloLibros, salió al ruedo en Estados Unidos la biblioteca virtual BookShare.

"Pero ellos empezaron con un millón de dólares, no una computadora casera. Y ellos cobran 50 dólares anuales la inscripción", aclara Lecuona riéndose. Un tiempo después, en India, se abrió la red social Inclusive Planet, que tiene su propia biblioteca.

"Hasta la década de 1990 los libros se copiaban a mano al braille, era como en la Edad Media", recuerda Lecuona.

En la Biblioteca Argentina para Ciegos, creada en 1927, "en casi 70 años llegaron a tener 3.000 títulos", reveló. "Hoy hacemos esa cantidad en un año, gracias a la tecnología y al trabajo en red", contó entusiasmado.

Internet, las computadoras adaptadas o el teléfono celular con lector de pantalla, abrió el camino a las personas ciegas a una autonomía antes impensable.

Y Lecuona es un ejemplo de esos avances. Se maneja en una ciudad poco adaptada para discapacitados como Buenos Aires y ha viajado solo por decenas de países para transmitir su experiencia.

En 2008, la Unión Mundial de Ciegos lo convocó para debatir e impulsar un Tratado Internacional sobre derechos de autor para ciegos, luego de que una ley en ese sentido fuera sancionada dos años antes en Argentina.

Fueron cinco años de arduas negociaciones, porque "la mirada de los países en desarrollo era diferente de la de Europa y Estados Unidos", recordó.

En 2013, quedó redactado el Tratado que obliga a los países a incorporar en su legislación las excepciones para ciegos al derecho de autor y establece el intercambio entre países.

Tiflolibros ya es una referencia de lectura para ciegos y ejemplo como proyecto de inclusión social, los ejes centrales del trabajo de Lecuona como activista de derechos y superación de las condiciones de personas con discapacidad visual.

"En Europa la discapacidad está muy protegida. El Estado les da trabajo, las cosas están garantizadas. Está todo dentro del sistema", dijo.

Sin embargo, "cuando tenés todo resuelto, tienen trabajo asegurado, pero menor iniciativa. No siempre redunda en desarrollo personal", apuntó al defender la capacidad de improvisación de sus pares en América Latina.

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