El impacto de la pandemia

Bienvenidos al 'zombiland' empresarial en EEUU: sólo las ayudas salvan el año

Corporaciones tan icónicas como Delta, Royal Caribean, Carnival, Six Flags, Macy´s, Gap o AMC siguen sin generar un beneficio operativo suficiente para cubrir el pago de los intereses. 

Un Nueva York vació asistió al desfile tradicional de Macy's por Acción de Gracias.
Un Nueva York vació asistió al desfile tradicional de Macy's por Acción de Gracias.
EFE

La pandemia disparó la emisión de deuda por parte de compañías que necesitan liquidez para sortear el confinamiento económico. Como dice Jamie Dimon desde JPMorgan Chase, es la primera vez que la expresión sin precedentes se usa bien. Y excepcional es el rescate de la Reserva Federal. Pero esta intervención masiva aviva el debate sobre si se debe dar sustento a firmas incapaces de caminar solas o hay que dejar que el capitalismo haga su trabajo.

El planeta ya estaba inundado de deuda antes de declararse la crisis sanitaria. Ahora se calcula que cuando acabe el año llegará a los 277 billones de dólares, equivalente al 365% del PIB mundial. Los bonos corporativos en Estados Unidos representan más de la mitad de toda la deuda emitida en 2020. Hasta ahora el mercado no tuvo problema al absorberla, gracias a las operaciones de compra de activos de los bancos centrales y los tipos de interés a cero. 

Los datos más recientes muestran que las compañías estadounidenses en dificultad sumaron hasta el tercer trimestre un billón de deuda en sus balances y acumulan obligaciones por valor de 1,4 billones. Es casi tres veces más que en 2019. Se trata de corporaciones tan icónicas como Delta, Royal Caribean, Carnival, Six Flags, Macy´s, Gap o AMC, que siguen sin generar un beneficio operativo suficiente para cubrir el pago de los intereses. 

Sonja Gibbs, del Institute of International Finance, calcula que un 15% de las compañías cotizadas en los principales mercados bursátiles mundiales entran así en la categoría de firmas "zombi". "No estarían en condiciones de sobrevivir sin la asistencia del gobierno", dice, "en forma de estímulos monetarios o fiscales". Son empresas, además, que como General Electric llevan años acumulando deuda y la pandemia complicó aún más su situación financiera. 

Todas estas firmas operan en industrias que se están viendo seriamente afectadas por el coronavirus, como la aviación, el turismo, el ocio o el comercio tradicional. La lógica del inversor es que el negocio de las aerolíneas, compañías de cruceros, cines y restaurantes como Olive Garden volverá a repuntar cuando la economía se normalice. Los bajos tipos de interés, a su vez, incentivan que se apueste por valores con un nivel mayor de riesgo o bajo estrés. 

Identificar a las compañías zombi en plena pandemia, sin embargo, no es fácil. Por eso en el parqué de Wall Street se hace más bien una distinción entre empresas dañadas por la crisis y las moribundas. Los expertos señalan, además, que la mitad de las emisiones de deuda este año se hicieron con carácter preventivo y eso permitirá reducir el apalancamiento relativamente rápido cuando llegue la vacuna. Es el caso de Boeing y de Exxon Mobil. En este momento de la crisis provocada por la pandemia, los análisis de UBS muestran que el 40% de las compañías en EE UU con grado de inversión tienen dificultad. Consideran, sin embargo, que el problema es "relativamente benigno" y cuando se toman como referencia los activos totales afectados baja al 10%. Por eso no creen que la situación sea muy diferente a la de las dos recesiones anteriores. El estrés lo sufren más bien empresas de tamaño medio. 

Los análisis de Bloomberg revelan que 200 grandes corporaciones se sumaron a la lista de compañías zombi, hasta sumar un total de 530 en el Russell 3000. Nadie cuestiona que el esfuerzo de la Fed por evitar una oleada de bancarrotas previno una depresión. Pero a largo plazo, puede elevar la fragilidad del sistema financiero. Dimon admite que no hay una respuesta perfecta aunque sí tiene claro que no es el momento de decidir qué empresas se deja caer. Lo inmediato, insiste, es superar el problema creado por la pandemia y no hacerlo peor. 

Por este motivo, defiende que se activen nuevos estímulos sin esperar para prevenir despidos. La bancarrota de las más débiles podría provocar, en paralelo, una transferencia de activos hacia las más fuertes. Hay analistas en Wall Street, de hecho, que creen que industrias como las aerolíneas y los cines deben reestructurarse para ser más eficiente en la realidad creada por la pandemia. Chamath Palihapitiya, de Social Capital, es uno de los gestores que opinan que el dinero del contribuyente debe ir directo a las familias con más dificultad, en lugar de firmar cheques en blanco a compañías que no son capaces de caminar por su propio pie. "Es el consumo lo que mueve la economía y apoya los negocios", insiste, "cuanto más tardemos en darnos cuenta de eso más dinero se acabará despilfarrando en compañía que seguirán arrastrando el andador".

El temor, por tanto, es que se esté dirigiendo el capital a firmas que no son productivas y no tienen capacidad para invertir en el futuro. Eso, según el Banco de Pagos Internacionales, deprimirá más el empleo y en crecimiento. En un reciente estudio, advierte de que el daño de las empresas zombis es mayor de lo que se pensaba. No solo permanecen más tiempo en ese estado, del 60% que logra reponerse muchas experimentan un rendimiento débil a largo plazo. Es más, las firmas que se recuperan tienen tres veces más posibilidades de recaer y por eso el organismo considera que el apoyo público debe tener en cuenta la viabilidad. 

"La Fed, por cuestiones de estabilidad, decidió dar el paso sabiendo que crearía zombis", señalan los economistas de Apollo Global Management, "pero llegará un momento en el que habrá que preguntarse por las consecuencias no intencionadas de este acceso virtualmente ilimitado al crédito".

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