El que fuera gigante se rebela

Blackberry se resiste a extinguirse y ve de nuevo la luz con el trabajo en remoto

El consejero delegado de la compañía canadiense, que dominó el mercado de los móviles hasta hace una década, explora ahora otros nichos a través de las nuevas oportunidades que está ofreciendo la pandemia.

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Blackberry se resiste a extinguirse y ve de nuevo la luz con el trabajo en remoto.
l.i.

Hay pocas marcas de las que se haya escrito tanto sobre su extinción como Blackberry. Su inconfundible móvil con teclado cambió la manera de comunicarse. Dominó de manera aplastante el negocio, hasta que el iPhone irrumpió en el mercado de masas con su rompedor diseño y funcionalidad. Ahora la tecnológica canadiense trata de redefinir su futuro con soluciones de seguridad para los dispositivos que se utilizan en el trabajo remoto y a los automóviles.

John Chen, su consejero delegado, asegura que el proceso de transformación llegó a un punto de inflexión y que cuenta con los ingredientes necesarios para ser un jugador mayor en la industria de las comunicaciones. El ejecutivo lleva al frente de Blackberry desde 2013, tras haber fusionado antes Sybase con SAP. Aceptó el reto de dirigir la compañía en un momento de debilidad, porque como muchos de su generación no podían imaginar que pudiera morir. 

El camino que tiene que recorrer para recuperar la gloria pasada es, en todo caso, muy largo y tortuoso. En el mejor momento, las ventas de Blackberry rozaron los 20.000 millones de dólares. Eso fue en el ejercicio 2011, cuando el 82% de los ingresos los generaban sus teléfonos. Este año rondarán los 950 millones si las cosas no se tuercen de nuevo por la pandemia del coronavirus. 

Es una compañía muy diferente, que se centra en explotar su tecnología de red. Blackberry decidió hace cuatro años dejar de diseñar y fabricar sus propios teléfonos con teclado. El derrumbe era inevitable ante el empuje de Samsung, Apple y los nuevos competidores chinos. Los esfuerzos que hizo al inicio Chen para revitalizar la compañía fracasaron y las pérdidas se amontonaban. Probó incluso con una versión Android, muy barata, para revitalizar las ventas. La única opción que le quedaba era concentrarse en los programas y aplicaciones de seguridad. 

La nueva realidad del trabajo remoto le beneficia ahora. La tecnológica canadiense acaba de publicar unos resultados trimestrales que cogieron por sorpresa a Wall Street, en el buen sentido. Elevó los ingresos a 259 millones de dólares, lo que representa una mejora del 6% cuando se compaña con la cifra de negocio que tenía hace un año. Eso le permitió a su vez reducir las pérdidas a la mitad, hasta los 23 millones. Cuando se descuentan partidas extraordinarias, ganó 62 millones. 

Blackberry lleva esencialmente siete años tratando de reconducir su negocio, para expandirse en el mercado de las aplicaciones y servicios informáticos de seguridad. Adquirió así compañías como Good Technology, Encription y Cylance. Entre las diferentes soluciones que ofrece destacan Spark y el sistema operativo QNX para automóviles. La otra gran fuente de ingresos son las licencias que obtiene por el uso de más de 38.000 de sus patentes tecnológicas. El QNX es la plataforma líder en la industria de la automoción. Los resultados trimestrales muestran que sigue arrastrando los efectos del confinamiento económico, que dejó paralizara la producción de coches durante todo el mes de abril. La recuperación de ese segmento, sin embargo, está siendo gradual y el negocio volverá al nivel previo a la pandemia a lo largo del segundo semestre del año. Es algo que también está observado Texas Instruments y Jabil.

Los resultados de Blackberry, por tanto, muestran una estabilización en el largo proceso de transformación. Pero la firma canadiense sigue afrontando una dura competencia en el mercado de la ciberseguridad y es demasiado dependiente de la marcha de la industria de la automoción. Esas dudas se reflejan en la marcha de su valoración bursátil, que cayó casi un 30% en lo que va de año y más de un 15% en el mes. La capitalización de mercado es de 2.600 millones. Los menos de cinco dólares que se pagan por título son una anécdota comparados con los 146 que se negociaban en mayo de 2008, su último máximo de cuando controlaba el 20% del mercado de móviles. Ahora los teléfonos los fabrica OnwardMobility con una filial de Foxconn. Acaban de presentar el primer modelo 5G y como no puede ser de otra manera, conserva el inconfundible teclado físico. Lo que está por ver es si hay demanda por este tipo de equipo electrónico.

Chen sabe ver las gemas y cómo explotarlas. Pero también admite, por su experiencia, que hacer cambios en Blackberry no es fácil y su margen de acción es limitado, porque tampoco cuenta con el efectivo para invertir en algo realmente rompedor. Los inversores, además, no suelen ser tan pacientes y buscan nuevas oportunidades. Hace un año empezó a cotizar CrowdStrike. Se apreció más de un 175% en lo que va de 2020 y su valoración es de 30.200 millones, doce veces superior. El ejecutivo, sin embargo, es más optimista. La computación en la nube y el Internet de las cosas crean una oportunidad de crecimiento. El aumento de equipos conectados de una manera descentralizada, desde coches hasta sensores en las viviendas, multiplican los puntos de vulnerabilidad. Con el lanzamiento de la tecnología de transmisión de datos 5G eso se hace exponencial. Por eso Chen está convencido de que tienen finalmente colocadas las piezas para empezar a crear valor.

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