El coronavirus aplaza el 'sí, quiero'

La crisis pone en jaque un negocio de más de 4.000 millones de bodas y comuniones

Fotografía de una boda.
Fotografía de una boda.
Foto de Blake Newman en Pexels.

Todo estaba preparado para el que iba a ser el día más feliz de sus vidas. En apenas una semana, el sábado 25 de abril, Rodrigo y Kate se iban a dar el 'sí, quiero' en una finca en Las Rozas (Madrid), acompañados de sus familiares, amigos y seres más queridos. Pero la crisis del coronavirus ha trastocado todos sus planes. La boda se ha aplazado al 2 de octubre, pero la incertidumbre en torno a la evolución de la pandemia y el proceso de desescalada de las medidas de confinamiento, sumado a la posibilidad de que un nuevo brote del virus vuelva a irrumpir en otoño, tiene en ascuas a esta pareja. Como ellos, decenas de miles de novios y novias ansiosos de dar el paso de convertirse en matrimonio se resignan a esperar. 

La pandemia del Covid-19 ha echado por tierra todas las expectativas económicas para este 2020. Prácticamente todos los sectores se preparan para hacer una evaluación de daños sin precedentes. Pero hay una industria que va a sufrir especialmente los efectos de esta crisis económica, y es la de las bodas. Este negocio mueve más de 3.500 millones de euros al año, si se tiene en cuenta que en España se celebran anualmente unos 170.000 enlaces matrimoniales y cada boda cuesta de media 20.500 euros. Suspendidas todas las ceremonias de la temporada alta (abril, mayo y junio), sus esperanzas están puestas en la vuelta del verano, aunque fuentes del sector admiten ya que muchas bodas van a tener que posponerse a 2021. Encaran un ejercicio de ingresos cero. 

"Hasta hace dos semanas éramos más optimistas y planeábamos aplazar las bodas de estos meses a agosto, pero en los últimos días estamos viendo un panorama muy complicado y, por responsabilidad, nos vamos a ver obligados a posponerlas a 2021", comenta al otro lado del teléfono Patricia Navarro, 'wedding planner' de Arteboda. Con tristeza y honestidad, asume que "el 99% de las bodas que tenía planeadas entre mayo y octubre -unas 25 aproximadamente- no se van a celebrar hasta el año que viene". Ha tenido que acudir a un crédito del Instituto de Crédito Oficial (ICO) para poder mantenerse a flote en el negocio y subsistir personalmente porque, lamenta, "esto para mí supone cero ingresos".

Navarro hace un recorrido por todo el entramado empresarial que implica un sector absolutamente interconectado: fincas y restaurantes, empresas de alimentación y bebidas, catering con cocineros y camareros, fotografía, música, iluminación, floristas, joyería, estética, sector textil... la cadena es infinita y en su mayoría se compone de pequeñas empresas y trabajadores autónomos. "Esta crisis va a suponer un golpe importante para muchas empresas que no pueden superar un año entero sin facturar", advierte, para añadir que "los fuertes seguirán y los débiles se quedarán por el camino". "Tendremos que reinventarnos", zanja. 

Las fincas son uno de los eslabones fundamentales de la cadena. El Grupo Araceli dispone de cinco espacios en San Agustín del Guadalix (Madrid). A estas alturas del año debían estar preparándose para 'hacer el agosto', pero la irrupción del coronavirus ha paralizado toda su actividad. Alfonso Lara, director comercial del Grupo, explica que todas las bodas previstas para los meses de abril y mayo se han pospuesto, "el 90% para después del verano y el 10% para 2021". Confían, por tanto, en poder remontar en la recta final del año. Además, "todas las comuniones de mayo se han cancelado y solo el 50% tienen nueva fecha para los meses de septiembre, octubre y noviembre". Sus fincas acogen cada año unas 150 comuniones que ahora están en 'stand by'. Como todo en esta crisis.

Y es que la época primaveral es temporada alta no solo para las bodas, también para las comuniones de los niños y niñas que suponen también grandes eventos. Cada año se celebran en España unas 240.000 comuniones, según los datos de la Conferencia Episcopal que muestran una senda descendente desde 2012, y las familias desembolsan de media unos 2.500 euros en cada una de estas celebraciones, de acuerdo con las estimaciones más recientes de la Federación de Usuarios Consumidores Independientes. En total, el negocio de las comuniones mueve en torno a 600 millones de euros anuales, en base a un estudio realizado por la consultora KPMG para la Conferencia Episcopal. 

Así, bodas y comuniones mueven más de 4.000 millones de euros al año. Un negocio que está ahora mismo en jaque. Hay que tener en cuenta que se trata de eventos con una importante carga emocional y la ilusión está puesta en que puedan celebrarse después del verano. Desde Bodas.net, el portal líder del sector nupcial, auguran unos datos "esperanzadores para el sector", ya que de acuerdo con una encuesta realizada a parejas de España, Italia y Francia, y en base a 2.600 respuestas recibidas, el 91,3% de las parejas opta por posponer y solo un 8,7% cancelará su boda. "Hay mucha ilusión puesta en ellas, muchos meses de preparación y no deben tirarse por la borda por unas semanas o meses de parón", defienden.

Ya hay 17.000 bodas afectadas

Bodas.net calcula que, desde el primer fin de semana de confinamiento y hasta finales de abril se celebrarían "el 10% de las bodas de todo el año, por lo que hablamos de que podrían estar afectadas entre 16.000 y 17.000 bodas en España". Explican que los proveedores están trabajando a marchas forzadas para reubicar las fechas en función de la evolución del confinamiento y, aunque aseguran ser "conscientes de que los eventos no se liberarán inmediatamente", insisten en que "todo el sector se muestra expectante y optimista por poder celebrar las bodas de verano". Aun así, admiten que "ahora mismo todo está en el aire, dependiendo de cómo avance la situación de emergencia en nuestro país y de las medidas que el Gobierno adopte para volver a la normalidad".

El problema es que cada vez empieza a calar más la sensación de que España va a volver a una "nueva normalidad" en la que la celebración de este tipo de eventos va a estar en el punto de mira de las medidas restrictivas de distanciamiento social. El director comercial del Grupo Araceli, inmerso como cientos de miles de empresas en un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE), explica que mantienen un retén de guardia para atender llamadas de clientes, sobre todo de parejas muy nerviosas ante la incertidumbre. Por el momento, no han tenido ninguna cancelación, pero si algo preocupa a los novios, indica, es "el miedo a convocar a gente mayor", por suponer el principal grupo de riesgo.

Nadie quiere celebrar su boda con mascarillas. Eso es una realidad. Sin embargo, Alfonso Lara tiene claro que las empresas van a tener que reinventarse y en la salida de esta crisis "va a mandar la creatividad" para cumplir con los requisitos de distanciamiento social que se van a imponer con la vuelta a la actividad. "Nosotros tenemos la ventaja de contar con espacios muy amplios que nos permitirían cumplir con los requisitos de aforo, y además estamos promoviendo conceptos novedosos como las cenas de cóctel, para garantizar la distancia entre los invitados". "En el futuro se va a imponer la higiene, la limpieza y la seguridad", matiza.

El 2 de octubre es la nueva fecha señalada en el calendario de Kate y Rodrigo. "No queremos pensar en que la situación siga igual y tengamos que volver a cambiar la fecha, nos da bastante miedo", comenta la novia, que se muestra confiada en que, para entonces, "todo haya vuelto a la normalidad". Su situación es particular, porque espera la llegada de toda su familia de Bielorrusia para el gran día. Ya tuvieron que cancelar los billetes de avión y las reservas de hotel de todos los invitados que venían de fuera de España cuando se decretó el estado de alarma y decidieron, muy a su pesar, posponer la boda. Ahora esperan que tras el verano el virus dé una tregua definitiva y puedan, por fin, darse el 'sí quiero'.

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