Heterodoxo, este ex titular de la cartera de Planificación no fue bien recibido por los mercados ni analistas, que lo consideran no muy cuidadoso del equilibrio fiscal y demasiado cercano a la presidenta Dilma Rousseff.
Levy, que trabajó para el FMI y tenía el respaldo del mercado financiero, fue reemplazado el viernes por Barbosa, un economista de 46 años de perfil desarrollista. Para muchos inversores no es un político preocupado por la responsabilidad fiscal en un año de fuerte crisis política y recesión económica en Brasil.
"No creemos en Barbosa, porque es como volver a la época de (el exministro de Hacienda Guido) Mantega en la que Dilma decidía todo. Ya no habrá la independencia que esperábamos en torno al ajuste fiscal", dijo a la AFP el analista André Ferreira de la corredora Futura en Sao Paulo.
Joaquim Levy había llegado al cargo en enero de este año con la tarea de impulsar un plan de ajuste para controlar el gasto público, pero en medio de la crisis política y una espiral recesiva su programa encontró fuertes resistencias en el Congreso y en el izquierdista gobernante Partido de los Trabajadores de Rousseff.
En el último tiempo quedó aislado dentro del gobierno y comenzó a dar claras señales de que su ciclo había terminado.
En la jornada del lunes se negociaron 7.694 millones de reales (unos 1.920 millones de dólares) en casi un millón de operaciones.
El parquet paulista retrocedió un 2,91% en 2014, después de caer un 15,5% el año precedente.
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