Sao Paulo, 20 oct.- El secretario para la Aviación Civil de Brasil, Wagner Bittencourt, dijo hoy que el proceso de privatización de aeródromos del país respeta el calendario y tiene por objetivo mejorar el servicio a los pasajeros, al tiempo que rechazó que el proceso vaya a tener impacto en los empleos.
Bittencourt aseguró que el proceso de privatización del aeropuerto internacional de Sao Paulo, el de mayor tráfico aéreo del país, así como de los aeródromos de Brasilia y Campinas "está de acuerdo con el cronograma".
En esas tres terminales comenzó hoy una huelga de 48 horas de trabajadores que se oponen a la privatización.
El funcionario añadió que las obras necesarias en los aeropuertos estarán listas para el Mundial de Fútbol de 2014, ya que la previsión es cerrarlas en diciembre de 2013, "en algunos casos antes".
"El cronograma se mantiene, estamos en proceso de consulta pública y el estudio está siendo evaluado por el Tribunal de Cuentas", dijo Bittencourt, en una teleconferencia con la prensa, en la que destacó que "todas las etapas previas fueron cumplidas".
El funcionario explicó que la estatal Empresa de Infraestructura Aeroportuaria (Infraero), que calificó como "socio relevante" tendrá una participación del 49 por ciento en la concesión para la gestión de los aeropuertos, cuya licitación está prevista para diciembre de este año.
Esa fórmula fue diseñada con el objetivo de que Infraero "reciba dividendos y pueda alimentar el desarrollo de los otros aeropuertos" del país que no son rentables y requieren inversiones.
Bittencourt precisó que la gestión y administración de las terminales aéreas será privada, pero garantizó que "ningún trabajador perderá su empleo".
El titular de la Secretaría de Aviación Civil aseguró que se establecerá un mecanismo para que los empleados puedan continuar en Infraero o pasar a formar parte de la plantilla de la concesionaria mediante una fórmula "que permita el equilibrio entre los intereses de la empresa privada y el trabajador".
Las palabras de Bittencourt coinciden con la huelga de empleados de los tres aeropuertos que serán privatizados, quienes protestan en contra de ese proceso que prevé la transferencia a empresas privadas de las tareas de operación, carga, navegación aérea, control de tarifas, mantenimiento e ingeniería especializada.
La movilización, que comenzó a las cero horas de hoy, no está afectando al tráfico de pasajeros, pero mantiene paralizado el servicio de carga en el aeropuerto de Campinas, a unos 100 kilómetros de Sao Paulo, según la Infraero.
Asimismo, Bittencourt descartó la aplicación de nuevas tarifas para los usuarios y aseguró que será creada una tarifa de conexión, que ya existe en otros países, y que no será cobrada al viajero sino a la compañía aérea.
En su opinión, la privatización supondrá "mejores prácticas, mejores patrones" que pueden establecer un paradigma para otros aeropuertos del país y aseguró que la ampliación de las terminales facilitará la entrada de nuevas compañías y por tanto ampliará la competencia.
También señaló que además de los precios de salida de la licitación se fija una contribución adicional que oscila entre el 2 y el 10 por ciento sobre los ingresos brutos generados por el aeropuerto.
Los precios base de la licitación fueron fijados en 2.293 millones de reales (unos 1.300 millones de dólares) para Sao Paulo, 521 millones de reales (cerca de 300 millones de dólares) para Campinas y 75 millones de reales (unos 42 millones de dólares) en el caso de Brasilia,
Las empresas ganadoras en la subasta dispondrán de 30 años para pagar el montante resultante en la licitación y al final del contrato, la concesionaria podrá renovar el acuerdo.
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