A partir de 2035 

Alemania cede a la presión de Bruselas y alcanza un pacto para vehículos sin CO2

Así lo han anunciado el vicepresidente ejecutivo de la CE, Frans Timmermans y el ministro alemán de Transportes, Volker Wissing, que ha afirmado que habrá una excepción para estos coches si sólo usan combustibles neutros.

Von der Leyen Scholz
Alemania cede a la presión de Bruselas y alcanza un pacto para vehículos sin CO2. 
dpa/picture alliance via Getty I

'Habemus acuerdo'. Alemania ha cedido ante las presiones de la UE y ha levantado el veto a la ley de los vehículos sin combustión a partir de 2035. La Comisión Europea (CE) ha anunciado este sábado que ha alcanzado un acuerdo para que el país germano acceda a la legislación ya negociada y pactada para que a partir de 2035 únicamente puedan venderse en la Unión Europea coches que no emitan CO2.

 "Hemos llegado a un acuerdo con Alemania sobre el uso futuro de los electrocombustibles en los coches", anunció en Twitter el vicepresidente ejecutivo de la CE encargado del Pacto Verde Europeo, Frans Timmermans. El político neerlandés añadió que ahora el Ejecutivo comunitario trabajará en "lograr que se adopte el reglamento de estándares de CO2 para automóviles lo antes posible" y que la Comisión "continuará rápidamente con los pasos legales necesarios para implementar" el futuro de los coches en Europa. 

Bruselas había planteado un posible encaje de los combustibles sintéticos en el marco de las negociaciones para la prohibición de la venta de los vehículos de combustión a partir de 2035, una medida que había quedado paralizada debido a que el Gobierno alemán quiere incluir este tipo de carburantes en el acuerdo. El último paso para la adopción definitiva de la prohibición de comercializar vehículos de combustión--incluidos los de gasolina, diésel e híbridos- a partir de 2035 quedó aplazado el pasado 3 de marzo por las dudas de último momento expresadas por Alemania e Italia.

Esta nueva norma forma parte del paquete climático que la UE quiere impulsar esta legislatura para reducir al menos en un 55% las emisiones contaminantes del bloque en el horizonte de 2030 y respecto a las de 1990. La medida ya se aprobó en el pleno del Parlamento Europeo del pasado 14 de febrero, pero fue en las negociaciones a nivel de embajadores donde Alemania mostró sus reticencias sobre un acuerdo entre instituciones que ya se acordó el pasado otoño. 

"Ahora vamos a trabajar para que se adopten los estándares de CO2 para automóviles lo antes posible", ha añadido Timmermans, antes de avisar que el marco legal para el encaje de los combustibles sintéticos solo se desarrollará cuando el acuerdo de base sea desbloqueado y adoptado por los 27.

Por su parte, el ministro alemán de Transportes, Volker Wissing, impulsor del cambio, ha manifestado por su parte en su cuenta de Twitter -y recoge Europa Press- que "los vehículos con motor de combustión interna podrán seguir matriculándose después de 2035 si repostan exclusivamente con combustibles neutros en emisiones de CO2". "Europa sigue siendo tecnológicamente neutral", ha agregado el ministro liberaldemócrata.

Una vez resuelta la disputa con Alemania, se diluye la minoría de bloqueo en el Consejo que formó con Italia para frenar la medida y solo queda que el asunto vuelva a la agenda de un próximo consejo de ministros europeo para someter la adopción definitiva a la votación de los 27. El viernes pasado, el canciller alemán, Olaf Scholz, ya había insistido en que Berlín y Bruselas serían capaces de llegar a un acuerdo para que el país levantara el veto.

"Sé que el periodismo también forma parte la industria del entretenimiento y le parece una bobada que nos pongamos de acuerdo, pero ocurrirá", dijo en tono jocoso el mandatario alemán en una rueda de prensa tras la cumbre europea celebrada en Bruselas, preguntado por el bloqueo alemán a esa medida estrella de la política climática de la Unión Europea.

El mismo viernes, un portavoz del Gobierno alemán confirmó en Berlín que el Ejecutivo germano había enviado a Bruselas una propuesta con "una solución jurídicamente segura" relativa a los combustibles sintéticos y que ahora estaban estudiando la reacción de la Comisión Europea. Entre los elementos centrales citó el compromiso de la Comisión con la neutralidad tecnológica y el anclaje de este principio en la regulación sobre los valores límite de emisión, así como la creación de una categoría de vehículos "e-fuels only" para que quede anclada inmediatamente en la legislación europea.

Un acuerdo que ha tardado meses en llegar 

La Unión Europea acordó hace meses prohibir la venta en su territorio de coches que emitan CO2 a partir de 2035 tras una negociación entre los Veintisiete y la Eurocámara. El acuerdo no habla de tecnologías de motorización, por lo que no excluye el motor de combustión, pero el desarrollo tecnológico actual invita a pensar que el motor eléctrico o las pilas de hidrógeno son la mejor solución escalable.

No obstante, el pacto original ya incluía, a petición de Alemania e Italia, el compromiso de que la Comisión Europea presente en 2026 una actualización de la normativa en relación con los combustibles sintéticos o "e-fuels", que teóricamente son climáticamente neutros porque sólo emiten el CO2 previamente capturado y permitirían, a priori, seguir vendiendo coches con motores de combustión.

La Eurocámara aprobó el acuerdo en sesión plenaria en febrero y cuando los Estados miembros se disponían a hacer lo propio en una votación de sus embajadores en Bruselas, Alemania, primer fabricante automovilístico de la Unión Europea, bloqueó el acuerdo. Berlín había estado reclamando más protección para los combustibles sintéticos, que son neutros en emisiones de CO2, pues se fabrican con hidrógeno y carbono capturado previamente u obtenido a partir de biomasa.

El Parlamento Europeo ha sido taxativo sobre la imposibilidad de alterar el texto legal pactado porque "mataría" no sólo la política climática comunitaria, sino la credibilidad del proceso legislativo de la UE. El órdago de Berlín encontró cierto apoyo de países como Eslovaquia, República Checa, Italia, Hungría, Polonia y Bulgaria.

En cambio, ha generado desconcierto y rechazo en buena parte del resto de Estados miembros, entre ellos España, que se han mostrado anonadados por el cambio de posición justo antes del procedimiento de aprobación formal, una regate político tan inusual que no se recuerdan maniobras similares en el pasado. Fuentes de la Comisión Europea consultadas por Efe a lo largo de este mes han sostenido siempre que el Ejecutivo comunitario no estaba dispuesto a tocar el texto legal, aunque Bruselas sí se ofrecía a encontrar algún tipo de declaración adicional que descongestionara el problema y un calendario de acciones. 

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