Primera reforma del sector en 20 años 

Bruselas vs. farma: la nueva normativa de la UE pone en riesgo millones en patentes

La Unión Europea quiere crear un mercado único también para los medicamentos. Para conseguirlo, plantea que la nueva normativa que reduce el tiempo de explotación 'en exclusiva' de las innovaciones si no llegan a los 27.

Medicamento fármaco
Bruselas vs. farma: la nueva normativa de la UE pone en riesgo millones en patentes. 
Europa Press

Tras meses en el horno, la Comisión Europea presentó el pasado miércoles el primer borrador sobre la nueva legislación farmacéutica para los veintisiete. Es la primera reforma para el sector en veinte años y ha hecho saltar las alarmas en las mayores compañías del mundo porque, en aras de aumentar la innovación y hacer llegar los medicamentos más allá de la Europa Occidental, impacta en la gallina de los huevos de oro de la industria: las patentes.

La legislación del Ejecutivo europeo quiere crear “un mercado único europeo de medicamentos”, usando la competencia para abaratar su precio. El objetivo es combatir la escasez de fármacos, garantizar un acceso igualitario a los medicamentos y simplificar y acelerar los procedimientos de autorización, pasando de 400 días a 180 días. Para que las reformas penetren en la industria, Bruselas saca la zanahoria, pero también la vara.

Una de las propuestas que más ha escocido en la industria es la de acortar las patentes dos años, pasando de diez a ocho, lo que supone la pérdida de millones de euros para las farmacéuticas. Para volver a recuperar esos dos años de exclusividad, las empresas deberán comercializar sus productos en toda la Unión Europea. Así, la Comisión busca rebajar las desigualdades con los países del este, que reciben los medicamentos años después que los occidentales.

Además de expandir sus medicamentos entre los veintisiete, las farmacéuticas pueden presentar otros méritos para recuperar ese tiempo de ganancias. Si las medicinas se encargan de “demandas médicas insatisfechas” reciben seis meses, los mismos que si se realiza un ensayo clínico comparativo con un medicamento rival, un método que hace más fácil la comparación de precios. Para los medicamentos que consigan tratar a otras enfermedades más allá de su objetivo principal, las empresas obtendrán un año más de protección.

En resumen, la Unión Europea propone que la democratización de los fármacos en el mercado único corra a cuenta de las farmacéuticas. Países como Austria, Polonia, Países Bajos y Eslovaquia enviaron una carta a Bruselas alentando la legislación, asegurando que el sistema actual necesitaba cambios profundos y que debe asegurarse que todos los ciudadanos de la UE puedan acceder a los medicamentos. Sin embargo, desde la industria las voces no se muestran muy de acuerdo con Bruselas.

“La propuesta consigue socavar la investigación y el desarrollo en Europa al tiempo que no aborda el acceso de los pacientes”, sentenciaba la patronal europea de la industria farmacéutica, la Federación Europea de Industrias y Asociaciones Farmacéuticas (Efpia, por sus siglas en inglés). “Si no se introducen cambios, el legado de esta Comisión será que Europa sea mera consumidora de la innovación médica de otras regiones y que los pacientes europeos tengan que esperar más que nunca los nuevos avances en asistencia médica”, sentenciaba la patronal.

A este clamor se han unido empresas como GSK, que ha asegurado que la ley llevará a las compañías europeas del sector a “invertir en otros lugares si no se regula el crecimiento de la industria y su competitividad”. En la misma línea se pronunciaba No Nordisk, añadiendo que “la Comisión ha tomado la decisión equivocada y ha planteado una propuesta que supone un veneno para la innovación y la competitividad en la región”. Se han pronunciado incluso compañías estadounidenses, Eli Lilly anticipaba que “Europa podría perderse nuevos medicamentos para afecciones como enfermedades cardíacas y cáncer si sigue adelante con la normativa”.

Además de la industria, la locomotora europea ha mostrado su descontento. La cuna de Novartis, Roche o Bayer se oponía a la legislación señalando que la UE debía ser más “innovation-friendly”, según un documento al que tuvo acceso Financial Times. “Esta incertidumbre tendrá un efecto significativo en la inversión”, advertía Alemania, metiendo el dedo en la llaga de la herida europea.

La industria farmacéutica europea, responsable del 1,4% del Producto Interior Bruto de la región, continúa creciendo año a año. En 2021, la industria alcanzó una producción de 300.000 millones de euros, según Efpia y las exportaciones alcanzaron su récord en 2022 impulsadas por la inflación, hasta 287.000 millones de euros. Sin embargo, los avances se quedan cortos para alcanzar a los dos gigantes del sector: China y Estados Unidos.

Si en la década de los noventa el Viejo Continente llevaba la delantera, en la década de los 2000 y 2010 Estados Unidos se puso en cabeza ensanchando la distancia que lo separaba de las economías del otro lado del Atlántico. En los últimos diez años, el impulso del gigante asiático ha dejado a la Unión Europea relegada a un tercer puesto de la innovación en la industria. China invirtió 2,8 billones de yuanes (380.028 millones de euros) en I+D en 2021, de los cuales 232.000 millones de euros iban destinados al sector farmacéutico.

A pesar del tijeretazo en las patentes, la industria también puede anotarse alguna victoria en el nuevo borrador presentado por la Comisión. La Agencia Europea del Medicamento (EMA) cambiará su manera de trabajar y será más ágil para aprobar los medicamentos a las compañías, ahorrándoles tiempo y dinero.

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