"Nuestra propuesta de valor es imbatible"

Bunq, la fintech que busca acabar con el monopolio del neobanco N26 en España

Las nuevas entidades bancarias luchan por aglutinar la mayor cantidad de clientes para liderar la tecnología financiera. En medio de esta 'guerra' está la banca tradicional, que mira con "recelo" a estos competidores.

Bunq
Bunq, la fintech que busca acabar con el monopolio del neobanco N26 en España.
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Una de las primeras entidades financieras fue el oráculo de Delfos. Allí, se acercaban aquellos aventureros que iban a emprender una ruta adentrándose por el hasta entonces desconocido Mar Mediterráneo en busca de nueva tierra que colonizar. En el propio templo recibían una cantidad de dinero suficiente para sufragar el coste del viaje a cambio de un tipo de interés que podía llegar al 10%. Con el paso de los siglos, estos prestamistas o atesoradores de dinero fueron cambiando (templarios, familias italianas de renombre...) hasta que se impusieron los bancos tradicionales, que han tenido hasta nuestros días la exclusividad en torno al uso del dinero. Pero, con la llegada del nuevo siglo, los nuevos tipos de comercio -como el electrónico- y el desarrollo constante de las tecnologías, ha provocado que estos bancos estén experimentando la competencia de un nuevo tipo de compañía que les está arrebatando su 'nicho': los neobancos.

Estas nuevas empresas actúan como entidades bancarias, pero utilizando la filosofía 'fintech', es decir, tecnología financiera. Así, los neobancos, que se definen como "nativos digitales", permiten, por medio de una aplicación de móvil y sin necesidad de acudir a una sucursal, realizar cualquier transacción. En España, desde hace tiempo, lleva liderando este cambio N26, una empresa alemana que en tres años ha conseguido ya 730.000 clientes con tan solo nueve personas en el área de negocio. Ellos aseguran que tienen una propuesta de valor "imbatible". Sin embargo, con el paso de los años están apareciendo nuevos neobancos, como Bunq, que están dando pasos agigantados para 'derruir' el monopolio que tiene N26 en España.

El pasado miércoles, el neobanco Bunq, con sede en Ámsterdam y que lleva en España desde 2018, anunció que a partir del próximo 9 de septiembre los usuarios españoles podrán disponer de cuentas con IBAN local. Esta decisión refleja una apuesta firme de la fintech por nuestro país ya que España se ha convertido en el tercer país, sin contar Holanda, donde se materializa este anuncio. Ese mismo día, la compañía, además, lanzó 'Update 18' (Actualización 18) que supone "un paso más" en el camino iniciado por la compañía "para convertirse en un banco digital paneuropeo".

Si analizamos las licencias bancarias concedidas por el Banco de España, podemos apreciar la variedad de compañías que tienen esta autorización por parte del banco central. La inmensa mayoría tienen la categoría de "entidad de crédito". Entre éstas, se encuentran cajas rurales, cooperativas de crédito, bancos nacionales -como BBVA, Sabadell o Santander-, bancos internacionales -que van desde el alemán Deutsche Bank hasta el japonés MUFG Bank- establecimientos financieros de crédito (EFC) -como FCA Capital España o Telefonica Consumer Finance- y, por último, los 'neobancos'. Entre estos últimos podemos diferenciar las entidades de dinero electrónico (EDE) -como Unnax, Up Aganea o Bnext- y las que presumen de operar como una sucursal en el país que, de momento, solo son dos: N26 y Bunq.

"Nuestros competidores son todos los neobancos que están en España, pero también los bancos tradicionales", dice Marta Echarri, directora general de N26 en España al periódico La Información, mientras añade, "muchos de los clientes nuevos que están viniendo no llegan de los neobancos, sino de bancos tradicionales". Un escenario que provoca una 'guerra' entre estos "nativos digitales" por aglutinar el mayor número posible de clientes procedentes de la banca tradicional. Sin embargo, para Echarri, N26 parte con una ventaja sobre algunos de sus competidores, "Revolut tiene la licencia en Lituania, mientras que nosotros somos un banco alemán con licencia en Alemania", por lo que en el "hipotequísimo" caso de que N26 se fuese a la bancarrota "los 100.000 euros de depósito que le corresponderían a cada titular, estarían cubiertos por el BundesBank". Un banco central que se encuentra en un país "que desde el punto de vista jurídico y económico" es preferible a Lituania. Esta ventaja, en cambio, no sería aplicable con Bunq, ya que cuenta con el aval del Banco Central holandés (DNB, por sus siglas en inglés).

"Bunq no lo vemos como un competidor cercano", sostiene Echarri, que continúa, "en número de clientes están super lejos de nosotros. N26 cuenta a nivel global con siete millones, ellos están muy lejos de este muro de clientes". Fuentes del neobanco holandés sí reconocen a N26 como un competidor directo, pero prefieren no interpelarles porque ellos solo se "centran" en "nuestros usuarios y en nosotros mismos". Lo que sí dejan claro es que la compañía tiene como objetivo "convertirse en un verdadero banco digital que tenga presencia en toda Europa" y "España es una lugar importante para lograr ese reto".

"Hemos tenido diferentes rondas de financiación: serie semilla, serie A, serie C y serie B", dice la directora general de N26, que sentencia, "además, ahora estamos levantando una nueva ronda de financiación". Por medio de estas series de atracción de capital, las empresas pueden conocer el valor de sus negocios. En el caso del neobanco alemán, éste alcanza los "3.5000 millones de dólares (lo que valdría Bankinter en bolsa)", mientras que el neobanco holandés tiene un valor de 1.600 millones de dólares. Sin embargo, estos últimos consiguieron el pasado mes de julio "la mayor ronda de financiación de serie A (se obtiene cuando una empresa en pleno crecimiento genera ingresos, pero aún sigue sin obtener beneficios tangibles) por una tecnología financiera europea, recaudando 193 millones de euros".

Desde N26 prefieren no prestar mucha atención a este competidor, "miramos más a un Evo Banco (que pertenece a Bankinter) o un Open Bank (filial de Santander)". Para Echarri, Bunq "no es una amenaza directa", aunque matiza, "si en un año está más cerca de nosotros nos preocuparía". Teniendo en cuenta la rapidez con la que se están desarrollando este nuevo tipo de compañías fintech, no sería de extrañar que en sus análisis DAFO (que mide las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades de una empresa) ya esté el neobanco holandés subrayado y en negrita. 

Mientras los neobancos se enfrentan entre ellos, la banca tradicional mira con cierto "recelo" cómo estas compañías le quitan una cuota de mercado, sobre todo en determinados clientes (aquellos que están entre los 25 y 45 años) y en las operaciones de pago, "donde los neobancos somos muy fuertes". La banca tradicional es consciente de la libertad que le da al usuario poder llevar a cabo cualquier movimiento bancario, sin verse restringido por los horarios de oficina de las sucursales. En sus manos está no acabar convirtiéndose en un recuerdo bancario del pasado como el oráculo de Delfos.

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