Fortaleza del dólar

El consuelo de la caída del euro: más IVA al comprar crudo y precios competitivos

Los ingresos fiscales hasta julio ya superan en 14.016 millones a los del mismo periodo del año previo por el efecto de la inflación. A éste se suma el que tiene un dólar fuerte en el tributo que grava las importaciones

El euro marca máximos de más de dos años contra el dólar con gas para seguir
El escaso consuelo de la caída del euro
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La decisión rusa de cortar indefinidamente el suministro de gas a Europa a través del gasoducto Nord Stream 1 ha hecho saltar todas las alarmas en el Viejo Continente, donde la recesión se da por hecha en países como Alemania o Italia. Esa incertidumbre ha provocado que el euro cayese el lunes a mínimos de veinte años y llegase a perder el cambio de 0,99 dólares. Desde enero la divisa europea se ha desplomado cerca del 15% en el contexto de una crisis que se agrava a medida que se aproxima el otoño. 

La fortaleza de una divisa indica la confianza en una economía y determina también el poder de compra de sus ciudadanos: un euro más débil encarece todo lo que Europa y España adquieren fuera, por lo que se dice que importan inflación. Y esto es especialmente así cuando el encarecimiento del coste de la vida responde sobre todo al alza de las materias primas en general y de la energía en particular, así como al de los alimentos. 

El hecho de que el desplome de la divisa común se produzca cuando la inflación en la zona euro ha tocado máximos desde su creación (alcanzó el 9,1% en agosto) deja poco o ningún margen para el optimismo. El único consuelo que puede ofrecer a economías como la española es la ganancia de competitividad frente al exterior, un efecto que queda deslucido por el hecho de que una parte importante de nuestras exportaciones va a parar a la zona euro (sobre todo a Francia, Alemania e Italia). También, que el encarecimiento de los productos que importamos en dólares, como el petróleo, permite a las arcas públicas ingresar más vía impuestos. 

El IVA que grava las importaciones permitió recaudar 19.941 millones de euros netos el pasado ejercicio, de acuerdo con el informe anual de recaudación de la Agencia Tributaria (AEAT). Fue un 31,5% más que en 2020, año en que las cifras se vieron distorsionadas por la crisis de la covid y la paralización casi total de la economía. Si bien, el grueso de este tributo (por el que se recabaron 72.498 millones de euros en total) llegó de las operaciones interiores, que aportaron 52.557 millones de euros. 

Con la inflación disparada en el 10,4% en agosto, según el avance publicado por Estadística, la recaudación por IVA de esas operaciones también aumentará este año. De hecho, los ingresos tributarios de enero a julio ya superan en 14.016 millones de euros a los del mismo periodo del ejercicio previo. Este colchón ha permitido al Gobierno de Pedro Sánchez aprobar rebajas como la del IVA del gas, que pasa del 21 al 5%.

Raymond Torres, director de coyuntura de Funcas pone énfasis en cómo un euro débil afecta sobre todo en términos de inflación, "que es el principal enemigo que tenemos porque erosiona el poder adquisitivo de los hogares, el consumo", señala a este diario. Muchas materias primas cotizan en dólares, como el petróleo y los principales metales y minerales, o bien lo hacen en otras divisas ligadas al billete verde.

Un contexto internacional muy complicado

Indirectamente, una divisa débil afecta a la actitud que adquiere el Banco Central Europeo que, pese a no tener entre sus objetivos el tipo de cambio (y sí la estabilidad de precios), sí que toma en consideración esta variable a la hora de actuar y, de hecho, le añade presión para subir los tipos de interés oficiales. El emisor endurece su política monetaria y con ello la economía de la zona euro pierde otro de los pilares que estaba favoreciendo la expansión. En el plano doméstico, "esto, al final, acaba encareciendo las hipotecas y afecta a la demanda de vivienda", recuerda Torres.

Desde su punto de vista, el contexto internacional no puede ser más complicado. El último informe de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, por sus siglas en inglés) reveló que entre abril y junio, la economía estadounidense se contrajo por segundo trimestre consecutivo, a un ritmo anual del 0,9%. Esto supone que el país habría entrado oficialmente en recesión técnica. Es el mismo peligro que corren Alemania, por su excesiva dependencia del gas ruso, e Italia, que pelea además contra sus propios fantasmas internos. 

El país transalpino acude dividido a las elecciones anticipadas del próximo 25 de septiembre, en las que la formación de ultraderecha Fratelli d’Italia (Hermanos de Italia), liderada por Giorgia Meloni, mantiene una ligera ventaja en las encuestas respecto al Partido Democrático (PD) de Enricco Letta. Una victoria de la formación antieuropeísta podría complicar el acceso de Roma al mecanismo antifragmentación ideado por el BCE e incluso a los fondos del programa Next Generation, generando más incertidumbre para el resto de la región. 

Ahorro, turismo y energía

Dentro de este contexto incierto, el director de coyuntura de Funcas señala varios elementos positivos en el caso de España: el 'sobreahorro' acumulado por los hogares en pandemia está gastándose en turismo, en viajes... lo que repercute de forma positiva en nuestra economía, muy dependiente de estos sectores. Ese efecto podría alargarse hasta el otoño. Por otro lado, el comportamiento de las exportaciones de bienes y servicios no turísticos arroja resultados bastante mejores que la media europea. 

Además, dentro de la recomposición de las cadenas de suministro a nivel global, España puede verse beneficiada. Y por último está la diversificación de nuestras fuentes de energía y las medidas aplicadas por el Gobierno que, aunque insuficientes, permitirán en principio eludir un corte total de suministro. "Domina la tormenta perfecta, pero dentro de la sacudida, tal vez podamos hacer que el golpe sea menos duro por una vez", sentencia Raymond Torres.

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