Ahorro en calefacción

El método noruego para calentar la casa con poca inversión y gastar menos luz

Noruega es el país de Europa en el que hay más hogares que utilizan las bombas de calor, cuyo consumo de energía se estima entre un 50% y un 80% menos.

Factura de la luz
Factura de la luz
Alexey Tulenkov

El precio de la electricidad y del gas ha 'disparado' el precio del coste de poner la calefacción en casa. Hay alternativas más baratas, como los pellets, pero no son tan habituales en España. Y hay otros aún más caros, como las. calderas de gasoil o los radiadores eléctricos, que pueden suponer más de 2.000 euros anuales en la factura de la luz. 

Por motivos como estos, en uno de los países más fríos de Europa, Noruega, se ha popularizado un método de calefacción sostenible que es más económico. En este país están retirando los sistemas antiguos de calefacción de gasoil, prohibidos desde 2020 por el gobierno, y los están sustituyendo por bombas de calor.

 De esta forma se puede reducir el consumo de 35000 kilovatios hora (kWh) por año a solo 8500 kWh, es decir, apenas una cuarta parte, según relata un profesor universitario al medio Reasons to be cheerful. "El uso de energía es extremadamente bajo. Es económicamente beneficioso pero también reduce las emisiones de CO2", añade.

Ventajas de este sistema de calefacción

Cerca de 1,5 millones de personas en el país nórdico han apostado ya por las bombas de calor, esto supone 604 bombas de calor por cada 1.000 hogares. Le siguen Suecia y Finlandia. Las ventajas son múltiples: como un bajo mantenimiento, funcionamiento económico, sistema doble de calefacción y refrigeración, y tienen una tasa de conversión de energía en calor muy eficiente. Además, son capaces de proporcionar agua caliente a una vivienda.

Hay varios tipos de bombas de calor, pero las más habituales son las de aire-aire. Aspiran el aire y lo distribuyen por un sistema de tubos con un líquido refrigerante, que se calienta y se convierte en gas fuera de la casa. La bomba comprime el gas de nuevo en un líquido, ya en el interior, para liberar el calor almacenado, que se distribuye a través de radiadores o calefacción por suelo radiante.

Estas bombas de calor no calientan el aire sino que mueven el calor, por lo que usan menos electricidad para mantener el hogar a la misma temperatura. La reducción del consumo de energía se estima entre un 50% y un 80%, dependiendo del tipo de bomba de calor y de la temperatura exterior.

Otra opción son las bombas de calor aire - agua, el sistema utilizado en la aerotermia. Absorben el calor del aire y lo transfieren a un circuito de agua que abastece el sistema de calefacción para calentar la casa. Y las bombas de calor aire - tierra o geotermia, que aprovechan la temperatura constante del subsuelo (estable en 15ºC desde los 5 a los 10 metros de profundidad y, a partir de ahí aumenta 3ºC cada 100 metros), ya que está más frío que la temperatura ambiente en verano y más caliente que la del invierno. En ambos casos, la instalación es más costosa y por lo tanto se tarda más tiempo en recuperar la inversión.

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