Calviño aleja el fantasma de la recesión: no la prevé ni en el peor de los escenarios

  • El Gobierno estima que la economía seguiría creciendo aunque el BCE subiera tipos, el precio del petróleo aumentara y cayeran las exportaciones.
Gráfico 'test de estrés' previsiones economía España
Gráfico 'test de estrés' previsiones economía España

Bruselas se ha vuelto mucho más exigente de un tiempo a esta parte con la información sobre previsiones económicas y evolución esperada de las cuentas públicas que los países miembros están obligados a remitir en virtud de los mecanismos preventivos aprobados después de la crisis. Una de las principales novedades es que los funcionarios de la Comisión ya no se conforman con que los países les envíen sus previsiones de crecimiento a futuro, sino que deben identificar los riesgos que amenazan ese escenario y estimar el impacto que su materialización puede tener sobre el desempeño económico esperado. Es decir, se trata de que los Gobierno sometan a una suerte de 'test de estrés' a sus propias previsiones económicas para avanzar que podría ocurrir en caso de que se desencadenara algún evento negativo, aunque éste sea improbable.

El equipo de Nadia Calviño ha sometido sus previsiones de evolución del PIB en el periodo 2019-2022 a ese ejercicio de sensibilidad y ha llegado a una conclusión tranquilizadora: la economía española no entrará en recesión en los próximos cuatro años ni en el peor de los escenarios contemplados, según se desprende de la actualización del Plan de Estabilidad remitido esta semana a Bruselas.

El 'peor de los escenarios contemplados' presupone que se materialicen los tres mayores riesgos que, según el Ejecutivo, amenazan el desempeño más inmediato (entendiendo por tal los próximos cuatro años) de la economía española. "Se considera que los principales riesgos a los que puede estar sujeta la economía española están asociados a una menor demanda externa, como consecuencia de las tensiones proteccionistas; un repunte de los precios del petróleo superior al esperado; y un incremento de los tipos de interés, en caso de que el BCE abandonase la actual orientación de su política monetaria".

Esto era el "crecimiento robusto" del que hablaba Calviño

El escenario 'estresado' planteado por el Gobierno estima qué ocurriría si los tipos de interés que el mercado exige a España para adquirir sus títulos de deuda subieran 120 puntos básicos en un plazo de dos años, cómo reaccionaría la economía si la demanda de productos españoles en el mundo cayera cuatro puntos y cuál sería el efecto de una subida de 8,9 euros en el barril de petróleo. El resultado del ejercicio señala que aún cuando se materializaran esos tres riesgos la economía española continuaría creciendo. Lógicamente, lo haría de forma mucho más tenue, a unos ritmos asimilables a una situación de estancamiento económico pero en ningún caso caería en la recesión que algunos institutos de pensamiento económico auguran para España.

Según el test de estrés gubernamental, lo peor que le puede ocurrir a España en los próximos cuatros años es que su ritmo de crecimiento se quede en una secuencia de 1% en 2019; 0,8% en 2020; 0,3% en 2021, y 0,3% en 2022, frente a un escenario central que prevé un crecimiento del 2,2% en 2019; un 1,9% en 2020; y un 1,8% en 2021 y 2022.

La maquinaría económica del país tampoco dejaría de crear empleo ni siquiera en los escenarios en los que el crecimiento económico se sitúa por debajo del 2%, la 'barrera psicológica' que en los años de la burbuja se estableció como frontera a partir de la cual España era capaz de generar nuevos puestos de trabajo. El 'test de estrés' del Gobierno estima que en el peor de los casos la creación de empleo se reduciría a la mitad, pero la economía continuaría generando empleos en términos netos.

Los funcionarios del Ministerio de Economía no consideran probable que el déficit público aumente ocurra lo que ocurra en los próximos años. Sus proyecciones apuntan a que si se materializara el escenario de mayor riesgo sí se resentiría la senda de consolidación fiscal gubernamental que prevé el equilibrio presupuestario en 2022, pero el desequilibrio de las cuentas públicas seguiría reduciéndose a un ritmo algo más liviano.

A la luz del ejercicio de estrés ejecutado por el Gobierno, lo peor que le puede ocurrir a la economía española es que el BCE cambie su política monetaria, retire los estímulos actuales y comience a subir los tipos de interés. Ese escenario sería el más dañino tanto para el crecimiento del país como para la creación de empleo y también para el proceso de consolidación fiscal, ya que dispararía la cuenta de gasto presupuestario para responder a los intereses de la deuda española, anclada en cifras récord desde hace meses

Una eventual caída de las exportaciones sería especialmente dañina para el PIB y para el empleo, mientras que la subida del precio del petróleo incrementaría las tensiones financieras y la deuda pública.

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