Tras las salidas en el Ministerio

Calviño perfila en Segovia con 30 altos cargos su 'agenda para la recuperación'

La vicepresidenta reunió la semana pasada en el Parador a la remozada cúpula del Ministerio para definir las prioridades de la segunda parte de la legislatura, con las reformas y los fondos europeos como retos.

La vicepresidenta Nadia Calviño junto a los nuevos altos cargos de su Ministerio.
La vicepresidenta Nadia Calviño junto a los nuevos altos cargos de su Ministerio.
EFE

Tras las turbulencias de las últimas semanas en el cuadro de mandos del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, jalonadas por las salidas sucesivas de la secretaria de Estado de Economía, Ana de la Cueva; el director general de Red.es, David Cierco; y de la directora general de Telecomunicaciones, Mayte Arcos; - al margen de la ya anunciada marcha de la que durante los tres últimos años ha sido la directora de gabinete de la vicepresidenta, Carmen Balsa -; la vicepresidenta Nadia Calviño ha decidido llevarse a su remozado equipo ministerial a Segovia para perfilar las que serán sus prioridades de actuación para la segunda parte de la legislatura, un periodo que quedará marcado para bien o para mal por la capacidad que tenga el área económica del Gobierno para gestionar con acierto el torrente de fondos europeos que llegarán desde Europa y para sacar adelante el ambicioso programa de reformas negociado con Bruselas.

El cónclave ministerial tuvo lugar a principios de la semana pasada en el Parador de Segovia y al mismo estaban convocados una treintena de altos cargos y asesores de la estructura del Ministerio, según aseguran fuentes conocedoras de la reunión. Entre ellos, los tres nuevos altos cargos que se han incorporado al equipo de Nadia Calviño en los últimas semanas y que prácticamente acaban de tomar posesión de sus responsabilidades: el nuevo secretario de Estado de Economía, Gonzalo García Andrés; y los nuevos directores generales de Digitalización e Inteligencia Artificial, Ángel Luis Sánchez Aristi; y de Telecomunicaciones y Ordenación de los Servicios de Comunicación Audiovisual, Arturo Azcona, cuyo papel se antoja como esencial en el despliegue del proceso de digitalización de la economía española que Calviño pretende impulsar aprovechando los fondos para el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

El despliegue de la agenda de reformas económicas planteada por el Gobierno y la definición de las prioridades de inversión de los fondos europeos fueron los temas estrella de una reunión, en la que según fuentes gubernamentales también se perfilaron los hitos de política económica a alcanzar en los próximos dos años. El marco general ya ha sido definido en los diferentes documentos que el Gobierno ha enviado a Europa en los últimos meses y en los que, por ejemplo, se espera que la economía crezca un 6,5% este año, un 7% en 2022, para luego normalizar su comportamiento con un crecimiento del 3,5% en 2023 y del 2,1% en 2024, que el déficit se reduzca en ese periodo hasta el 3,2% y también mantener a raya la deuda.

Más allá de las cifras, Bruselas va a exigir a Calviño que acredite avances en la corrección de los desequilibrios estructurales que España arrastra desde hace años y en los que la Comisión Europea ha venido incidiendo sin éxito. El desafío no es pequeño. En la lista de asuntos pendientes de Bruselas figuran asuntos tan delicados para la estabilidad interna del Ejecutivo y para sus expectativas a futuro como garantizar la sostenibilidad a futuro del sistema de pensiones, la reforma del mercado laboral, la corrección del desequilibrio en las cuentas públicas o el control de la deuda pública.

La vicepresidenta económica está particularmente ocupada en acuñar un discurso firme por parte del Ministerio en estas cuestiones, que en no pocos casos generan desencuentros dentro del Ejecutivo pero en los que Calviño entiende que el Gobierno no se puede permitir proyectar falta de diligencia o de compromiso reformista hacia Bruselas. La Comisión ya ha dado algún que otro toque al Gobierno en los últimos meses al percibir que se podrían estar dilatando algunas reformas clave como la de pensiones o la laboral por la presunta falta de sintonía dentro del gabinete de Sánchez. En los próximos meses, con los fondos europeos en el aire, España no se puede permitir quedarse corta en las reformas y eso lo tienen claro en Economía.

El nuevo secretario de Estado de Economía, Gonzalo García Andrés, ya apuntaló en su primera intervención pública el discurso ya oído a la vicepresidenta de la paralización de cualquier subida de impuestos hasta que la recuperación económica ya esté en velocidad de crucero e incluso fue más allá al no prever grandes presiones sobre los salarios y abogar por la vinculación de los incrementos retributivos a la productividad, un planteamiento que no será pacífico en el Consejo de Ministros.

El primer desafío de esa 'agenda para la recuperación' perfilada por la vicepresidenta y ese grupo de 30 altos cargos del Ministerio reunidos en Segovia será la resolución de la reforma laboral y de las pensiones. La Comisión Europea ya ha advertido a España de que sería conveniente mantener parte de la flexibilidad conseguida con la reforma laboral de 2012 - apuntillando la eventual reversión de la reforma laboral - y de que las prioridades deberían ser la lucha contra la temporalidad, la reducción del paro juvenil y la modernización de los servicios públicos de empleo, antes que la reinstauración de la ultraactividad o la prioridad aplicativa de los convenios de sector sobre los de empresa, como marca la agenda del Ministerio de Trabajo y también de los sindicatos. El debate de las pensiones tampoco termina de estar resuelto. Bruselas ya ha dejado claro que no le gusta que se haya reimplantado la actualización de las pensiones con el IPC, pero la admitirá siempre que el Gobierno ofrezca medidas que compensen el sobrecoste a medio y largo plazo de esta medida. Ahí está la pelea.

Mostrar comentarios