La ministra de Economía, Nadia Calviño, se mantiene optimista sobre la posición adoptada por Bruselas en cuanto a las cuentas públicas españolas. Al menos, se da por satisfecha con que las autoridades europeas estén examinando el documento enviado por el Gobierno español, teniendo en cuenta que la debilidad parlamentaria del Ejecutivo ha impedido elaborar un proyecto de ley.
Calviño considera un "signo positivo, de confianza", el mero hecho de que la Comisión Europea esté valorando nuestros Presupuestos. Con esta consideración, la ministra ha esquivado la pregunta del diputado Javier Ruano García, del Grupo Parlamentario Popular, sobre las dudas planteadas por Bruselas respecto al plan enviado por su Ministerio.
La máxima responsable de la política económica española ya avanzó ayer que esperaba que la CE se mostrara comprensiva ante la situación de "relativa incertidumbre" en torno a los Presupuestos de 2019 cuando hoy emita su valoración sobre el plan que le envió el Gobierno. "España está en una situación relativamente especial con respecto a otros países, porque no hemos podido mandar a Bruselas nada más que el plan, el anteproyecto de Ley de presupuestos", explicó la ministra durante su intervención en el "Spain Summit" organizado por 'The Economist'.
Tras añadir que la cooperación con las autoridades comunitarias es "altísima", en referencia a toda la documentación que se ha requerido al Ejecutivo español por las dudas que suscitan, sobre todo, los ingresos estimados en el acuerdo alcanzado con Unidos Podemos, y por la falta de concreción en algunas medidas en materia fiscal, la ministra ha insistido en que las previsiones de la CE "están alineadas con las del Gobierno" en cuanto a que incluyen un "crecimiento robusto, la reducción del déficit y de la deuda..." y coinciden en que la prórroga presupuestaria pondría en riesgo la senda de consolidación fiscal.
Sin embargo, hay que recordar que en las previsiones macroeconómicas de otoño, la Comisión rebajó su proyección de crecimiento para España en dos décimas tanto en 2018 como en 2019, hasta el 2,6% y 2,2%, respectivamente. Pero no solo eso, también elevó el déficit de este año hasta el 2,7% del PIB y el del próximo hasta el 2,1%, cotas que son una y dos décimas superiores a las recogidas en su anterior informe.
Todo ello, mientras cuestiona el impacto de las nuevas medidas tributarias anunciadas para aumentar la recaudación (como la tasa Google y el impuesto a las transacciones financieras) y otras como la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a 900 euros mensuales.
Con las negociaciones de los PGE en punto muerto y la posibilidad de una prórroga presupuestaria –e incluso de un adelanto electoral– ganándole el terreno a un eventual escenario de estabilidad en el que se aprueben los Presupuestos de 2019, Calviño ha pedido ante el pleno del Congreso de los Diputados "reducir la crispación" y "apoyar unos Presupuestos que combinan la disciplina fiscal con una política social que reduzca la desigualdad".
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