Cañete dice que el derecho a la alimentación es el primer derecho humano


El ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, afirmó hoy que el derecho a la alimentación, por depender de él la vida, es actualmente el primer derecho humano y que su garantía es un problema de todos que exige una solución política y no técnica.
Cañete participó en la inauguración de la Consulta de Alto Nivel sobre Hambre, Seguridad Alimentaria y Nutrición en el Marco de Desarrollo Post-2015, es decir, posterior al plazo marcado para los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que se celebra este jueves en la Casa América de Madrid.


El ministro acotó como sus los dos grandes objetivos del encuentro la identificación de los problemas y soluciones de acuerdo con los trabajos previos y su focalización política para que los gobiernos sigan atendiendo estos temas.
“No es exagerado decir que el hambre y la malnutrición son la mayor pandemia de la humanidad”, dese el momento en que el derecho a la vida pasa por el derecho a la alimentación, que se convierte así en el primer derecho humano. Además, como el hambre no se debe a la falta de alimentos sino a la falta de mecanismos para llevarlos a quienes los necesitan, considera que las soluciones, “que las hay”, son de naturaleza política y se han de ejecutar entre todos.
En concreto, abogó por “instituciones políticas inclusivas” que orquesten un sistema alimentario adaptado a cada país, puesto que “la diversidad no admite soluciones de talla única”. Eso sí, cree que las soluciones parciales no son efectivas, sino que hace falta desarrollar canales de comercialización que garanticen el acceso a los alimentos y su salubridad.
Cañete señaló que, hoy en día, sólo 30 especies de productos agrícolas aportan el 90% de la alimentación calórica, y, de ellos, las patatas, el arroz, el maiz y el trigo aglutinan la mitad. Pese a ello, apuntó que muchos cultivos locales siguen siendo una fuente esencial de alimentación para comunidades concretas. Por último, advirtió de la necesidad de evitar las pérdidas y desperdicio de productos durante la cadena alimentaria, pues reduciéndolos a la mitad se dejaría también a la mitad las necesidades para 2050.

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