"Capa en colores": la faceta alegre y desconocida del fotógrafo de guerra

  • Legendario por sus fotografías de guerra en blanco y negro, Robert Capa fue también un adepto del color y de los temas más ligeros, un lado oculto de su obra que una exposición presenta por primera vez en Europa, en Budapest, su ciudad natal.

Las playas de Biarritz, las carreras de caballos de Deauville, las estrellas como Humphrey Bogart, Pablo Picasso o Ingrid Bergaman son algunas de las instantáneas tranquilas y coloridas que rompen con las trágicas fotografías de la guerra civil española o del desembarco de Normandía que construyeron la "leyenda" Capa.

No obstante el fotógrafo, nacido en Budapest en 1913 con nombre de pila Endre Ernö Friedmann antes de construir su leyenda con el seudónimo más americano de Robert Capa, edificó toda su carrera con el color, que utilizó desde muy temprano, pero sin llegar a convencer a las redacciones.

"Los editores rechazaban las fotos a color porque no les parecían lo suficientemente nobles. Seleccionaban solo las que estaban en blanco y negro", recuerda Istvan Viragvölgyi del Centro Robert Capa de Budapest, que acoge hasta el 20 de septiembre la exposición "Capa en colores", que llegará luego a Francia.

Al contrario de lo que se cree, Capa fue uno de los primeros adeptos del color. Estrena en 1938 para un reportaje sobre la guerra sino-japonesa, la nueva película fotográfica Kodachrome, puesta en el mercado dos años antes.

"Desde muy temprano quiso utilizarla en el terreno. El milagro de Capa es esa capacidad a siempre reinventarse, incorporando el uso del color", anota Viragvölgyi.

Pero la experiencia fue un fracaso: más allá de las dudas de la profesión y su costo elevado, el Kodachrome se adapta poco a las portadas de actualidad. En efecto, la película debe ser enviada a Estados Unidos para ser revelada, lo que prolonga considerablemente los plazos.

Capa no se desanima y desarrolla una verdadera inteligencia del color, paralelo a su arte en blanco y negro. "El sentía realmente cuando el color podía aportar algo a la imagen" afirma Viragvölgyi.

Una fotografía de 1943 lo confirma al mostrar unos militares montando dromedarios en el desierto tunecino, destacado por el color azul intenso del cielo.

"En blanco y negro esta foto hubiera sido bastante aburrida. Pero aquí el color refuerza ese efecto. No distrae el ojo del espectador, que era una crítica que se le hacía a menudo y que lo ponía en desventaja frente al blanco y negro", subraya Viragvölgyi.

A partir de 1947, al haber adaptado la nueva película Ektachrome, más fácil de revelar, Capa trabaja regularmente con dos equipos, una para el blanco y negro y otra para el color.

A pesar de llegar a venderle a Life o a otras grandes revistas reportajes a color sobre celebridades -un género considerado como menor-, el blanco y negro sigue siendo privilegiado por la mayoría de editores y muchas imágenes en cuatricromía siguen sin publicarse, de las cuales una serie sobre Hemingway en vacaciones de caza en familia.

Este lado conservador exaspera considerablemente al fotógrafo, quien escribe varios correos a los jefes de redacción para que se comprometan a "vivir con su época". En vano.

Roberto Capa murió a los 40 años, en 1959, durante un reportaje en Indochina, sin haber podido llevar hasta el final su lucha por el color. Inclusive contra con sus colegas de la agencia cooperativa Magnunm que cofundó con Henri Cartier-Bresson en 1947 y que fue por largo rato dominada por el blanco y negro.

La importancia de su obra a color fue revelada al público solamente en 2014 con esta misma exposición en el Centro internacional de la fotografía de Nueva York y presentada el jueves en Budapest, una primicia europea.

Esta demora se explica en parte por el hecho que la mayoría de diapositivas en Ektachrome cambiaron de color, un punto débil notorio de esta película. Pudieron ser restauradas gracias a nuevas técnicas numéricas.

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