Efectos de la pandemia en EEUU

La carne 'falsa' y el colapso del sector amenazan la barbacoa al estilo americano

  • La situación de emergencia por la que atraviesan las cárnicas en todo el país ofrece una oportunidad para expandirse a las alternativas vegetales.
Una barbacoa mixta en el restaurante Jack Stack Barbacue, de Kansas City
Una barbacoa mixta en el restaurante Jack Stack Barbacue, de Kansas City
La Información

Es imposible imaginar un Memorial Day sin un buen chuletón o unas costillas de cerdo en la barbacoa. El último lunes de mayo es el que marca el inicio de la temporada vacacional en Estados Unidos. Este año, sin embargo, será todo muy diferente por el coronavirus. Ni si quiera está previsto que el 4 de julio se celebre la competición en la que se engullen perritos calientes en Coney Island. La carne a base de proteína vegetal no pierde el tiempo y quiere aprovechar la oportunidad que se le presenta para reforzarse como una alternativa para el consumidor.

Esta es la historia de dos industrias. La Covid-19 se dispersó con virulencia entre los empleados de las grandes compañías procesadoras de carne, lo que forzó gigantes como Tyson Foods a cerrar indefinidamente varias de sus mayores plantas de empaquetado. En el origen de la cadena alimentaria, el ganadero Dean Meyer cuenta que sacrifica cada semana a más de un centenar de lechones para que no se les amontonen. Los cuerpos que descartan se usan como fertilizante.

Al otro extremo de la cadena, en los supermercados, las neveras están medio vacías y está disrupción forzó a Costco a limitar la cantidad de proteína animal que se puede comprar en sus hipermercados, a tres paquetes por cliente. Kroger adoptó una medida similar anticipando interrupciones intermitentes en el suministro.

El precio de la ternera, entre tanto, se paga al doble que hace un año. Eso asesta un golpe adicional a restaurantes como las hamburgueserías Shake Shack. El cierre de plantas de empaquetado se comió un 25% de la producción de carne de cerdo y un 10% de la ternera. La cadena de suministro, alerta John Tyson, presidente del gigante cárnico, está rota.

El Departamento de Agricultura, entretanto, garantiza que hay proteína suficiente en las reservas para atender la demanda. Pero la cadena Wendy's se niega a utilizar ternera congelada y retiró las hamburguesas del menú en algunos locales en California, Carolina del Sur y Kentucky.

La situación de emergencia por la que atraviesa la industria cárnica, sin embargo, abre una oportunidad para las compañías que producen proteína vegetal. Beyond Meat se apreció más de un 50% durante el último mes y vuelve a moverse en los 100 dólares la acción. La remontada es aún más sólida desde los 54 dólares que se negociaron a mediados de marzo, cuando todo Wall Street se desplomó anticipando una severa contracción económica por el confinamiento.

Es aún muy pequeña compara con Tyson Foods aunque crece rápido. Facturó cerca de 100 millones de dólares en el primer trimestre, un incremento del 140% en un año. Starbucks va a introducir una nueva línea de alimentos de Beyond Meat en sus cafeterías, empezando por Canadá y China. Dunkin ya sirve sus salchichas y McDonald's probó en Canadá.

Las hamburguesas de laboratorio de Impossible Foods, su gran rival, se colaron en el menú de Burger King al tiempo que incrementa su presencia en los supermercados. La Plant Based Food Association estima que el mercado de las carnes a base de proteínas vegetales está creciendo a un ritmo próximo al 18% anual, nueve veces más que la cesta de alimentos que se venden en los supermercados.

Tofurkey es otra de las compañías que se mueve rápido para capitalizar el momento. Plantible, Rebellyous Foods y Climax Foods son otras firmas tecnológicas que se están zambullendo en este nuevo espacio del negocio de la alimentación. Tyson fue una de los primeros inversores en Beyond Meat, donde llegó a controlar el 6,5% del capital. Vendió su participación antes de la oferta pública hace un año para desarrollar su propia línea de productos.

Los fondos de capital riesgo, como Coller Capital, Fifty Years o New Crop Capital, por su parte, están inyectando efectivo en pequeñas compañías que producen sustitutos de la carne animal al ver como las ventas de estos productos en Estados Unidos se duplicaron en un año. "Es nuestro momento", decía en la presentación de resultados Ethan Brown, fundador de Beyond Meat.

La disrupción por el coronavirus, por tanto, vuelve a dar vuelo a la pregunta de si son necesarios los animales para producir carne. La popularidad de estos productos creció durante los últimos años por la percepción de que son más sanos. El ganado es uno de los principales contribuyentes a las emisiones de efecto invernadero y el modelo productivo de la industria cárnica ejerce una enorme presión sobre recursos naturales. A lo que se suman el trato a los animales y ahora también las condiciones laborales.

La incógnita está, en todo caso, en entender si el coronavirus provocará un cambio en los hábitos de consumo y en qué grado. Es difícil ver a los estadounidenses abandonando por completo la carne animal por productos a base de proteína vegetal. Wells Fargo, observando la situación económica general, señala que el precio de la carne falsa es demasiado alto como para ser una alternativa definitiva. En el primer trimestre, estos productos llegaban a triplicar por kilo lo que cuesta la ternera picada.

Brown explicó a los inversores que este verano ofrecerá promociones para intentar pegar un mayor mordisco al mercado de la carne animal aprovechando el encarecimiento de la ternera. Eso, en principio, podría estrechar el margen de precios. Pero el descuento será temporal, porque financieramente no se lo puede permitir con tan poca escala. "Está por ver si atraerá a nuevos clientes", señalan desde UBS, "y si puede retenerlos cuando acaben las promociones".

La clave, añade CFRA, es que estas empresas sean capaces de mantener un margen de beneficio a la par de los alimentos procesados. Las compañías emergentes se enfrentan además a una mayor competencia de conglomerados como Kellogg, que acaba de introducir nuevos productos a base de proteína vegetal. Y batir a gigantes de la industria cárnica como Tyson, Cargill, Hormel o Smithfield será cuanto menos costoso, porque cuentan con el efectivo para ser muy agresivas.

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