Caruana mete el dedo en el ojo de MAFO, Botín y FG

  • El ex Gobernador del Banco de España es uno de los dos únicos españoles con capacidad para sacar al mundo de la crisis, según Financial Times. El otro es su sucesor en el cargo, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. El primero, Caruana, acaba de dar una receta apoyando a Obama en su propuesta de limitar el tamaño y la actuación de los mayores bancos del mundo, como BBVA y Santander. Una propuesta contra la crisis que, previsiblmente, ha gustado poco o nada a las otras tres partes en discordia.
Enrique Utrera

El ex gobernador del Banco de España, Jaime Caruana, es de los que suele decir lo que piensa aunque sus reflexiones no siempre han sido escuchadas, precisamente. Durante mucho tiempo predicó en el desierto. Era en pleno boom inmobiliario y el banco emisor alertaba sobre el excesivo endeudamiento de las familias y el crecimiento preocupante del crédito a promotores. Muchos de los bancos, ladrilleros y españolitos de a pie que miraron hacia otro lado están pagando hoy las consecuencias.

Sin estridencias, siempre fiel a su estilo, Caruana se ha puesto ahora del lado de la reforma financiera de Barack Obama. Ayer, el hoy director general del Banco de Pagos Internacionales (BPI) ha abogado por limitar los ámbitos de actuación y el tamaño de los bancoscuya potencial quiebra suponga un riesgo sistémico.

No ha especificado si cree que esta medida debería aplicarse también a los mastodontes españoles Santander y BBVA. Sencillamente no se ha pronunciado.Pero seguro que el apoyo de Caruana a las reformas propuestas por el presidente de Estados Unidos ha hecho de todo menos gracia a Emilio Botín, Francisco González y al gobernador Fernández Ordóñez.

El presidente de Santander dijo públicamente en noviembre que elevar los requisitos de capital de la gran banca no soluciona el problema y fue más allá al asegurar que “puede tener consecuencias adversas, tales como distorsionar las reglas del juego o penalizar los flujos financieros hacia la economía real". Y FG salió ayer del paso criticando sobre todos los bonus cobrados por algunos banqueros internacionales.

No es de esperar que Fernández Ordóñez vaya a opinar sobre la postura de su colega, y antecesor en el cargo, Caruana. Primero porque su posición es mucho más comprometida, y segundo porque seguramente no es el momento. Las negociaciones van a ser largas, trabadas y difíciles, porque la crisis continúa.

Dicho de otra forma, limitar la actividad de los bancos puede no ser la mejor idea a fecha de hoy, si se tiene en cuenta que espera un año extraordinario en el negocio de fusiones y adquisiciones, y que los mercados, con sus vaivenes, están ofreciendo la oportunidad que conseguir jugosas plusvalías. A cambio de riesgo, claro. Como toda la vida.

Abierto el debate sobre si las reformas en la supervisión, la actividad de las grandes entidades y sus necesidades de capitalización deberían postergarse hasta que la gran crisis termine, Caruana se ha posicionado precisamente en el año en el que la banca española se enfrenta a su ejercicio más difícil.

Ahí están los resultados de ayer de BBVA para corroborarlo, a la espera de que Santander dicte sentencia.La cuestión no puede ser más sencilla: o se le mete mano al problema a la voz de ya, o se hace otro ejercicio de condescendencia con el agujero promotor de nuestro sistema financiero. Esta segunda fórmula ha funcionado hasta ahora, pero hay síntomas más que evidentes de que ya está agotada.

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