El ama de casa que se hizo millonaria con accesorios de plastilina para los Crocs

  • Sheri Schmelzer comenzó a decorar los zuecos de sus hijos por pura diversión. Meses después Crocs compró su empresa por 20 millones. 
Fotografía de los Crocs con Jibbitz.
Fotografía de los Crocs con Jibbitz.
Crocs.

En 2002 salieron al mercado americano unos zuecos de plástico con agujeros para la ventilación. A priori, se trataba de un zapato 'low cost' con bastante que desear en lo que a elegancia se refiere, pero triunfó: en un mes se vendieron los 200 pares iniciales. El empresario George B. Boedecker, Jr estableció la fábrica de la empresa Crocs Inc en Colorado y vio como con cada par nuevo la popularidad de la marca crecía. Ya no solo se llevaban por la calle, sino profesionales de ámbitos como la sanidad adquirían los curiosos zuecos para sus empleados gracias a su comodidad Un  éxito de ventas que se extendió al resto del mundo y alrededor del cual deberían aparecer nuevas empresas.

La más exitosa de estas últimas nació por casualidad y diversión en Denver. En 2005, Sheri Schmelzer tenía 40 años y era ama de casa. En su casa, tanto ella como sus hijos y su marido utilizaban los Crocs, y un día se le ocurrió decorar los agujeros de ventilación con distintivos de todo tipo realizados con plastilina y diamantes falsos: desde balones de fútbol pasando por banderas a personajes famosos. 

La idea surgió por mero entretenimiento de Sheri, pero su marido, que era especialista en software, vio potencial y se lanzaron a la creación de una página web para ponerlos a la venta. En ese momento, los accesorios decorativos de Sheri ya causaban furor entre los compañeros de colegio de sus hijos. 

Pidiendo un crédito y financiación a amigos nació la empresa Jibbitz, que pronto fue un éxito como comercio electrónico en internet. Cada accesorio costaba 2,49 dólares y en agosto de 2006 la firma facturó 2,2 millones, siendo esta una cifra habitual mes a mes tras activar también sinergias para su comercialización en tiendas físicas.

Tres meses más tarde, la familia Schmelzer vendió Jibbitz a Crocs Inc por 10 millones de dólares más la opción a otros 10 en caso de alcanzar una cifra determinada de ventas. Ya eran millonarios gracias a un invento casero, y lo mejor de todo es que a pesar de la adquisición por parte de Crocs, la pareja sigue dirigiendo Jibbitz. 

"Cuando las cosas empezaron a funcionar ya soñábamos con vender en algún momento Jibbitz a Crocs", explica Sheri en una entrevista en el 'Denver Post'

Objetivo conseguido con creces en un negocio que una vez creado creció sin parar sin publicidad ni marketing del siguiente modo. "Si tienes un buen servicio de atención al cliente, entonces tus clientes hablarán de ti. No hicimos ninguna campaña de marketing o publicidad. Crecimos de manera orgánica”, añade la emprendedora. Sin duda, otro caso de éxito para tomar nota. 

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