El Gobierno se lanza a por los 'cocinillas' que ofrecen cenas a los turistas en su casa

  • El Ministerio de Sanidad prepara un Real Decreto para salvar el vacío legal actual y regular la comercialización de alimentos preparados en viviendas.
COMIDA TURISTAS
COMIDA TURISTAS

La llamada "economía colaborativa" sigue haciendo de las suyas. Algo tan antiguo como comer en casa ajena, pero envuelto de un halo de modernidad que convierte a los turistas en viajeros de lo más 'chic' que huyen de la aglomeración masiva de bares y restaurantes para empaparse de la cultura local en el 'homemade' más exclusivo. Algo así ofrecen las plataformas online que venden experiencias gastronómicas con apasionados anfitriones que cocinan en sus casas para grupos reducidos de huéspedes a precios que oscilan entre los 30 y los 80 euros de media por persona. Es el 'Airbnb gastronómico', una nueva figura en la industria alimentaria que hasta ahora operaba en el vacío legal y que en breve tendrá que adecuarse a una normativa específica.

El Gobierno prepara, a través de la Agencia de Seguridad Alimentaria del Ministerio de Sanidad, un Real Decreto que regulará las condiciones que deben cumplirse para comercializar alimentos preparados en viviendas. Así lo confirma a La Información el departamento que dirige en funciones María Luisa Carcedo, que recuerda que estas plataformas "no están específicamente desarrolladas en la legislación, por lo que se está trabajando en una norma donde se desarrolle concretamente los requisitos y responsabilidades de las mismas".

Reservar una mesa en casa de alguien es aparentemente sencillo. Solo hay que entrar en la página web de cualquiera de estas plataformas (Eat With es una de las más veteranas y conocidas en este sector en auge), elegir la experiencia favorita y pagar online una vez el anfitrión confirme la reserva. Solo entonces se recibe un mensaje con la confirmación de la dirección. Eso sí, el misterio forma parte de la experiencia en todo momento y no se sabe con quién se comparte la cena hasta que llega la hora de sentarse a la mesa. Generalmente serán turistas extranjeros que vienen a España a pasar unos días de vacaciones.

'Delicias mediterráneas en casa de una artista' o 'Banquete al atardecer con vistas a la Plaza Mayor' son algunas de las ofertas en Madrid y Barcelona, dos de las ciudades españolas con más gancho en esta actividad que no es, ni mucho menos, exclusiva de España, sino que ya se extiende por más de un centenar de países de todo el mundo. Se ofrecen menús 'typical spanish' a precios que oscilan de media entre los 30 y los 80 euros por persona. Por cierto, la plataforma se queda con un 20%. 

¿Y qué pasa con el 80% restante? Entra limpio a las cuentas bancarias de los anfitriones, que pueden sacarse un plus a fin de mes de unos 800, 900 o 1.000 euros o directamente vivir de ello acumulando más de 3.000 euros mensuales. Así lo relataba a cámara oculta uno de los anfitriones de una cena en Barcelona en la que se coló el programa de La Sexta ¿Te lo vas a comer?, que presenta Alberto Chicote. El mismo anfitrión aseguraba que no tuvo que aportar un carné de manipulador ni ningún tipo de credencial ni título de cocinero para poner en marcha su 'restaurante en casa'. Sin más, la plataforma estudió su proyecto, fue a verificar el espacio disponible en su vivienda y le dio el visto bueno.

Y es aquí donde surgen los problemas con esta actividad enmarcada, por el momento, en el limbo alegal. Los anfitriones no tienen la obligación de  darse de alta como autónomos, por tanto, no tienen por qué cotizar a la Seguridad Social. La sospecha de los fiscalistas es que en muchos casos tampoco declaran sus beneficios a la Agencia Tributaria. "Deben tributar por IVA y pagar impuestos por los ingresos obtenidos en el IRPF", recuerdan desde el Ministerio de Hacienda. La AEAT matiza que "en ningún caso tendrán que declarar los contribuyentes que obtengan exclusivamente rendimientos íntegros del trabajo, de capital o de actividades económicas, así como ganancias patrimoniales, con el límite conjunto de 1.000 euros anuales".

De momento, Hacienda no ha emprendido ninguna campaña específica para controlar esta actividad. Si bien hay que recordar que la Agencia Tributaria ya 'forzó' a declarar sus ingresos a propietarios de pisos turísticos mediante el envío masivo de cartas de aviso. "De acuerdo con los datos de que dispone la AEAT usted ha realizado anuncios de alquiler de inmuebles en diferentes medios publicitarios, incluido Internet. Le recordamos que, en caso de haber percibido rentas por alquiler, deben de incluirse en la declaración, así como cualquier tipo de renta por la que deba tributar y no conste en los datos fiscales", rezaba la misiva.

La seguridad alimentaria, en duda

"Está claro que si se ofrece este servicio de manera habitual y se obtienen unos beneficios mensuales de 500 euros y no se comunica a Hacienda, se está cobrando en 'B'", resume con un ejemplo Mari Paz Abad, abogada de Tourism & Law, quien recuerda que esta actividad económica debe también cumplir con una serie de requisitos en materia sanitaria y de seguridad alimentaria. Y es que las dudas en torno al 'Airbnb gastronómico' no acaban en lo referido a la fiscalidad, más bien se centran en aspectos que afectan directamente al consumidor, al turista en este caso, como la higiene y la calidad de los alimentos.

¿Puede un particular garantizar unas condiciones mínimas de seguridad alimentaria en su casa, como si se tratara de un restaurante? La legislación sobre higiene de los productos alimenticios establece requisitos para los locales utilizados principalmente como vivienda privada pero donde regularmente se preparan productos alimenticios para su puesta en el mercado, sobre todo relacionados con la limpieza y la desinfección. Pero además, la persona que prepare los alimentos debe estar formada en cuestiones de higiene alimentaria y los locales deben estar sometidos a controles oficiales, es decir, inspecciones.

¿Y si me intoxico? Es otra de las problemáticas en tela de juicio. En este sentido, la Agencia de Seguridad Alimentaria explica que en casos de intoxicación alimentaria "la responsabilidad recae siempre en el operador de la empresa". Son las plataformas las responsables ante cualquier contratiempo derivado de la experiencia que ofertan y cuentan con seguros que ofrecen al anfitrión a coste cero. Sin embargo, los particulares tienen que tener también un seguro de responsabilidad civil.

Son muchas las dudas que han surgido con el auge de esta nueva oferta gastronómica. Los hosteleros de las zonas más turísticas denuncian competencia desleal y en muchos casos ya han dirigido sus quejas a los ayuntamientos y comunidades autónomas. Mientras tanto, el Gobierno en funciones prepara el decreto que regulará al detalle los requisitos que deben cumplir los 'cocinillas' que venden comida (y, de paso, la experiencia) en sus viviendas particulares a los turistas.

Mostrar comentarios