China hace negocio con la crisis en Portugal

  • La crisis ha generado oportunidades de negocio en Portugal que no han pasado desapercibidas para China, que ha multiplicado su presencia en el país a través de la privatización de varias compañías lusas y del sector inmobiliario.

Lisboa, 5 feb.- La crisis ha generado oportunidades de negocio en Portugal que no han pasado desapercibidas para China, que ha multiplicado su presencia en el país a través de la privatización de varias compañías lusas y del sector inmobiliario.

'Gigantes' del país asiático como Three Gorges y State Grid se hicieron con dos de las principales empresas lusas del sector energético, EDP y REN, mientras que el último en entrar ha sido el consorcio Fosun Internacional, ganador del concurso lanzado para vender una aseguradora estatal.

"Hay una evolución muy sustancial tanto de los intercambios comerciales entre los dos países como en el área de las grandes inversiones", destacó hoy en declaraciones a Efe el secretario general de la Cámara de Comercio Luso-China, Sergio Martins Alves.

Martins Alves constató así lo que se observa en un corto paseo por el corazón financiero de la capital lusa. El "Bank of China" cuenta con oficinas en el centro de Lisboa, ciudadanos chinos miran para los lujosos escaparates de la Avenida Liberdade -su particular "milla de oro"- y letreros en su idioma informan de ofertas en algunas de las inmobiliarias más conocidas de la ciudad.

De los más de ocho mil millones de euros que ha recaudado por el momento Portugal con su programa de privatizaciones, más de la mitad han sido suscritos por empresas originarias del país asiático, señal de su elevado interés en las firmas colocadas a la venta por el Estado.

"Las grandes empresas chinas se están internacionalizando cada vez más", recordó el portavoz de la Cámara de Comercio, organismo con el que contactan a diario ciudadanos de aquel país para interesarse por las posibilidades de inversión.

A pesar de los cerca de 10.000 kilómetros que separan Lisboa de Pekín, la presencia de ciudadanos chinos en Portugal se ha multiplicado en los últimos años y se calculan que son ya más de 20.000. Y subiendo.

Lazos históricos unen a ambas naciones gracias a Macao, antigua colonia lusa y actualmente bajo soberanía china, aunque nunca habían sido tan intensos como hasta ahora.

Un instrumento fundamental en este ascenso ha sido la creación por parte del Ejecutivo de los llamados "visados de oro", dirigidos a fomentar la inversión extranjera.

Esta vía garantiza la autorización de residencia a todo ciudadano foráneo que transfiera un millón de euros a Portugal, o cree al menos diez puestos de trabajo, o compre inmuebles por un valor mínimo de 500.000 euros.

"Estos visados son muy importantes a la hora de captar pequeños inversores con un inmenso potencial financiero", recalcó desde la Cámara de Comercio Martins Alves.

Este documento, que otorga, por tanto, derecho a circular libremente por el espacio Schengen -una ventaja clave para muchos inversores-, fue concedido a un total de 470 personas en 2013. Tres cuartas partes de los beneficiarios eran chinos.

"Los chinos tienen mucho interés en estos visados de oro, los amigos portugueses ya se dieron cuenta de ello", reconoció esta semana el embajador del país asiático en Lisboa, Huang Songfu, quien además abandera un movimiento para que las grandes empresas chinas en suelo luso creen una asociación para defender sus intereses.

En un contexto de fuerte caída del sector de la construcción y la vivienda, la llegada de capital venido de Oriente ha supuesto un soplo de aire fresco, y las inmobiliarias no han tardado en adaptarse.

No en vano, empresas como Remax ya presumen de contar entre sus filas con personal chino para atender las necesidades de sus nuevos -y ricos- clientes, una muestra más del peso creciente que representan en su negocio.

Un Portugal consumido por la severa crisis que atraviesa -acumula tres años consecutivos en recesión- y por el programa de austeridad implementado a cambio de su rescate financiero abraza con optimismo la llegada del capital procedente del "gigante" asiático, visto como un nuevo maná que ayudará a recuperar el crecimiento económico.

Incrementar el número de turistas chinos que visita el país es el próximo reto que ya se vislumbra en el horizonte, mientras que inversores asiáticos ya han mostrado interés por bodegas de vino, productoras de aceite e incluso compañías del sector del mármol.

El desembarco chino, dicen en Portugal, está para quedarse.

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