China vuelve hoy a comerciar con futuros de bonos tras 18 años de suspensión

  • China ha vuelto a comerciar desde hoy con futuros de bonos en la Bolsa de Futuros Financieros, ubicada en Shanghái, la capital económica del país, después de 18 años de suspensión y meses de espera desde que se anunció en enero que se autorizaría, tal vez, en el primer semestre de 2013.

Shanghái (China), 6 sep.- China ha vuelto a comerciar desde hoy con futuros de bonos en la Bolsa de Futuros Financieros, ubicada en Shanghái, la capital económica del país, después de 18 años de suspensión y meses de espera desde que se anunció en enero que se autorizaría, tal vez, en el primer semestre de 2013.

La medida se ha empezado a aplicar finalmente hoy, por la intención del Gobierno chino de diversificar la oferta de derivados financieros disponibles para los inversores y aumentar la liberalización de los tipos de interés, anuncia el diario oficial "Shanghai Daily".

Tal y como adelantó en enero Zhang Shenfeng, director general del parqué, creado en 2006 y cuarto mercado de futuros del país, el único no dedicado a materias primas, los primeros en estar disponibles han sido los bonos a cinco años.

Los futuros de bonos gubernamentales suponen un instrumento de cobertura ante los riesgos relacionados con la posible evolución de los tipos de interés, y su aprobación forma parte de los intentos por parte del país comunista de vincular cada vez más los tipos al mercado.

Los futuros de bonos son obligaciones para la adquisición o la venta de un bono determinado en una fecha concreta y a un precio ya establecido, que se fijan en el momento de la suscripción del propio futuro, aunque suponen el riesgo de que esa transacción futura se acuerda apostando sólo con la información disponible en ese momento.

El comercio de estos derivados se lleva a cabo así en la Bolsa de Futuros Financieros de China, una entidad mixta formada por las tres bolsas de futuros de materias primas (Shanghái, Dalian y Zhengzhou) y las bolsas de valores (Shanghái y Shenzhen), bajo la supervisión de la Comisión Reguladora del Mercado de Valores de China (CRMV).

Los analistas locales coinciden en que la reintroducción de los futuros de bonos es un paso importante, pero esperan que el comercio sea bastante limitado por el momento, ya que los principales participantes potenciales, como aseguradoras y bancos comerciales, por el momento están excluidos de estas transacciones.

Solamente las corredoras de bolsas autorizadas y los fondos mutuos tienen la capacidad, por el momento, de comerciar con futuros de bonos.

Sin embargo, hay analistas como Yu Haixia, investigador de la Compañía de Futuros Capital, que mantiene que probablemente los bancos y las aseguradoras acabarán siendo autorizados a participar, ya que ayudarían a estandarizar las operaciones y revitalizarían mucho ese mercado, que el Gobierno ha preferido iniciar sin ellos.

La medida de hoy llega poco después de que el Banco Popular de China (central) eliminara en julio el límite a la baja de los tipos de interés, un paso clave en la profundización de las liberalización de los tipos en el país hacia una economía con menos riendas oficiales y más guiada por el mercado.

Pekín paralizó hace 18 años el comercio de futuros de bonos, que entonces se hacía en las 14 bolsas de valores y futuros que había en aquella época, después de que la mayor corredora del momento, Wanguo, hundiera los precios el 23 de febrero de 1995 en los últimos ocho minutos del día para rescatar una posición de venta corta.

Wanguo aprovechó para ello ciertos vacíos legales y estafó así a varios titulares de los bonos, entre ellos al Ministerio de Hacienda. Tres meses después la CRMV anuló las transacciones afectadas y abolió los futuros de bonos hasta hoy mismo.

El Gobierno tuvo que aportar más de 1.000 millones de yuanes de aquella época para cubrir las pérdidas provocadas por Wanguo, cuyo presidente, Guan Jinsheng, fue encarcelado 15 años, mientras su firma fue absorbida por la corredora shanghainesa Shenyin, hoy Shenyin & Wanguo, de nuevo una de las mayores del país.

El escándalo, conocido como "incidente 327", se recuerda aún en China como un ejemplo de cómo una regulación insuficientemente previsora puede provocar desastres en su funcionamiento.

Aquello "es muy difícil que se vuelva a repetir", juzga la corredora Minsheng en un informe reciente: "el ambiente del mercado ha cambiado, los inversores están madurando y el regulador ha fijado una serie de límites y exigencias para reducir la actividad especuladora".

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