Flora Alexandrou
Nicosia, 28 mar.- Chipre ha levantado hoy las restricciones a la retirada de dinero en efectivo, tanto para empresas como para particulares, una de las limitaciones más dolorosas para la ciudadanía impuestas tras el estallido de la crisis en marzo de 2013.
El Ministerio de Finanzas chipriota anunció hoy que a partir de ahora se elimina la prohibición de retirar más de 300 euros diarios en el caso de particulares y de 500 euros en el de empresas.
Estas restricciones formaban parte del amplio paquete de limitaciones a las transacciones financieras, acordadas para evitar una masiva fuga de capitales durante la crisis.
Con este vigésimo octavo decreto sobre el control de las transacciones financieras, las restricciones pasan a ser minoría, si bien su desaparición definitiva no se espera hasta el próximo año.
Entre las operaciones sujetas todavía a control figuran las transferencias dentro del país, cuyo límite aumenta de 20.000 a 50.000 euros por mes para los particulares.
Para las empresas este límite se amplía a 200.000 euros mensuales de los 100.000 en vigor hasta hoy.
También se mantienen las restricciones para las transferencias al extranjero, de 5.000 euros mensuales para los particulares y de un millón al mes para las empresas.
El nuevo decreto, que se aplica a todas las cuentas independientemente de su divisa, tendrá una duración de 35 días, según se informa en el mismo.
Fuentes del ministerio indicaron a Efe que con el decreto de hoy se ha continuado con el "levantamiento de algunas restricciones importantes para las transacciones en el interior", lo que, según estas fuentes, ha sido posible porque se aplicaron "con puntualidad el memorándum y los requisitos de la hoja de ruta prevista para las restricciones".
"Nuestro objetivo es que se consolide nuevamente la confianza de los ahorradores y de los inversores en el sistema bancario de Chipre", añadió un portavoz.
El anuncio de hoy supone para muchos chipriotas el regreso a la normalidad, después de un año en el que había que organizar de antemano su economía casera.
"Facilita muchísimo las cosas a la gente. Quiero creer que poco a poco vamos a ir regresando al ritmo normal de nuestras vidas" dijo a Efe la grecochipriota Andri Jaralámbus, una mujer de negocios.
Su marido, Mehmet Birinci, turcochipriota, es más cauteloso a la hora de evaluar la medida. "Sí, es un paso positivo pero tenemos muchísimo camino por delante para volver a la normalidad", apuntó.
En una entrevista con Efe este mismo mes, el ministro de Finanzas, Jaris Yeoryiadis, se mostró "prudentemente optimista" respecto a la evolución que está teniendo su país, pues pese al shock que supuso el control del movimiento de capitales y la dependencia de un rescate de 10.000 millones de euros, el impacto de todas las medidas en la economía ha sido menor de lo que se temía.
"Los grandes riesgos que hemos afrontado el año pasado han quedado superados", aseguró el ministro, quien, no obstante, reconoció que pese a la mejora de los indicadores macroeconómicos "la situación de la economía chipriota sigue siendo particularmente difícil".
De hecho, la recesión de Chipre fue en 2013 menos grave de lo anticipado, del 5,4 % frente a la previsión inicial de la troika (CE, BCE y FMI) del 8,7 %, un consuelo relativo ante cifras tan elevadas.
La pesadilla de los chipriotas comenzó en la noche del 15 y al 16 de marzo de 2013, cuando los ministros de Economía y Finanzas de la zona del euro acordaban conceder a Chipre una ayuda financiera de 10.000 millones de euros, pero a cambio una quita aplicable a todos los depósitos privados.
La mañana siguiente se aplicaba en Chipre el primer corralito bancario de Europa para evitar una fuga masiva de capitales, que duró hasta el 28 de marzo, una vez los socios del Eurogrupo accedieron a salvaguardar de la quita a los depósitos inferiores a 100.000 euros.
A cambio del rescate Chipre, hasta entonces paraíso financiero, se vio obligada llevar a cabo una profunda reestructuración bancaria, que llevó a la liquidación de la segunda mayor entidad financiera, el Banco Popular (Laikí), y a la reestructuración de la primera, el Banco de Chipre, con una quita del 47,5 % de los depósitos superiores a 100.000 euros.
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