Christine Lagarde, señalada por trabajar con Baker & Mckenzie en las Bermudas

La directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde.|EFE
La directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde.|EFE

La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha sido señalada por su papel como consejera de una empresa propiedad del despacho Baker & Mckenzie domiciliada en las islas Bermudas entre 2003 y 2005. La noticia salta a la vista porque este país se encontraba en la lista negra de los paraísos fiscales de la Unión Europea.  

Bermudas ha atraído a muchas empresas como Google por su baja tributación. El diario El País adelantó la información y  las declaraciones de un portavoz de la firma: "El holding [al que perteneció la mandataria] se hizo bajo la ley de Bermudas, una práctica común entonces de muchas empresas que cotizaban en Bolsa y tenían negocios internacionales". Además, desde la firma aseguraron que "Lagarde no tuvo interés económico en la actividad de Law in Context Ltd más allá de la mínima cantidad de cualquier otro socio de Baker & McKenzie. En cualquier caso, perdió ese mínimo interés cuando salió del despacho para aceptar un cargo en el Gobierno francés". 

Lagarde ha sido fuertemente tras estas informaciones porque la propia presidenta "criticó los manejos de las multinacionales para pagar menos impuestos".  La cabecera española rescató una cita de junio 2017: "La evasión fiscal provoca mayor deuda pública y menos inversión en educación, sanidad y otros servicios". 

La información se ha destapado el mismo día en que la presidenta ha utilizado su primer discurso público para meter presión a los gobiernos que cuentan con margen fiscal -como Alemania u Holanda- para que hagan uso de éste para estimular sus economías y las del resto del área del euro.  Lagarde ha incidido en que la inversión pública en la zona euro se mantiene por debajo de los niveles previos a la crisis y en que los presupuestos nacionales son también un instrumento para la convergencia y la competitividad de los países del área. 

La presidenta del BCE también hizo referencia al papel de las empresas y su inversión a la hora de fortalecer las economías y sentenció que éstas "deben tener confianza en el crecimiento futuro para comprometer capital a largo plazo". Desde su punto de vista, la zona euro ha sido más lenta en adoptar la innovación y a la hora de capitalizar la era digital que otras como Estados Unidos. 

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