Sin 3.000 MW de ciclos combinados

El 'ciao ciao' al gas de Endesa en 2040 crea un agujero en la industria española

Enel busca situarse como una de las primeras compañías energéticas en alcanzar su descarbonización. Su decisión afecta a las industrias electrointensivas necesitadas de un abastecimiento fiable.

José Bogas Endesa
El 'ciao ciao' al gas de Endesa en 2040 crea un agujero en la industria española. 
ENDESA

En Italia hay una gran diferencia entre ‘arrivederci’ y ‘ciao ciao’. El primero sería como un “hasta que nos veamos de nuevo”. Es un adiós mucho más elegante que ‘ciao’, que implica una forma excesivamente abrupta e incluso maleducada de dar por terminada una conversación. Pues exactamente eso es lo que Enel ha decidido al adelantar una década su objetivo de ser una compañía cero emisiones en 2040.

Y es también el sentimiento que parece haber generado la energética italiana en el sector industrial español con su adiós definitivo al gas. La influencia de la compañía de Starace es tal en Endesa que, de un plumazo, ha echado por tierra su plan estratégico a 2023, que no contemplaba en absoluto una renuncia de tal magnitud y menos anunciado de forma tan sorpresiva.

La revolución generada es tal que de la noche a la mañana 3.000 MW de ciclos combinados quedan en el aire, algo que compromete directamente a la industria española, altamente dependiente del gas, en especial en aquellas industrias electrointensivas que necesitan una fuente de abastecimiento energético fiable y seguro y al que las compañías energéticas ofrecen sus servicios en contratos bilaterales, con la vista puesta en el medio y largo plazo.

El desglose de los 3.000 MW se reparte por toda la geografía española. En el caso de los ciclos combinados, los afectados serán los de San Roque con 408 MW, Besós 3 con 419 MW, Besós 5 con 873 MW, Colón con 398 MW y As Pontes con 870 MW. A estos casi 3.000 MW habría que sumar otros 855 MW de capacidad que Endesa posee en Portugal y que también están condenados a desaparecer del mix eléctrico de la empresa. Las desinversiones en esta tecnología están casi aseguradas. El imperativo de la compañía para llegar al compromiso de abandonar su negocio de gas natural sólo será posible a través de la venta del ‘paquete gasístico’, o bien operar las centrales hasta esta fecha, momento en el que cesaría su funcionamiento si el plan elaborado por Roma llega a término.

La posibilidad de colocar los 3.000 MW en el mercado es complicada ya que el gas deja tras de sí un reguero de malas regulaciones que llevaron en su momento a mantener congelados - sin operación - los ciclos combinados. Fue el fruto de un diseño para una demanda energética que jamás llegó a alcanzar las expectativas generadas a comienzos de siglo. De esta forma, gran parte del parque de ciclos combinados quedó fuera de juego. La reivindicación histórica de las empresas pasaba por solicitar una compensación que les permitiera al menos compensar los costes operativos de las centrales, condenadas a permanecer paradas mientras hubiera otras tecnologías que entraran para cubrir las necesidades energéticas del país.

Sin embargo, la entrada de renovables en el sistema, unida a su intermitencia e imprevisibilidad, ha provocado que el gas sea una tecnología indispensable en la actualidad, en especial para asegurar la transición energética para la generación de electricidad a través de las centrales de ciclo combinado y su uso por parte de la industria electrointensiva.

Bogas recomendaba contratos de larga duración

Hace apenas un mes, el Consejero Delegado de Endesa, José Bogas, recomendaba públicamente a la industria, la misma que ahora se queda huérfana, especiales “esfuerzos” para asegurar el suministro energético a largo plazo. Esta era la recomendación del directivo para conseguir “precios razonables”. Bogas criticaba a los industriales por firmar sus contratos con una duración que apenas alcanzaba los dos años en el mejor de los casos y, por lo tanto, estaban supeditados a los vaivenes y volatilidad del mercado eléctrico.

De manera tácita, culpabilizaba directamente al gas como causante de las subidas de precios, al afirmar que “el incremento tremendo del precio del gas” era el responsable de la alarma social por los elevados precios y del aumento en la factura de la electricidad. Aun con la demonización que se está viviendo en el sector gasístico, sin el respaldo que suponen los 3.000 MW que tiene Endesa en España la industria española se queda sin plan B a 2040. La posibilidad de que Endesa 'paquetice' sus ciclos y los venda al mejor postor está sobre la mesa, si bien, en la práctica, los únicos que podrían aspirar a ellos serían los fondos extranjeros, ya que el resto de compañías españolas se encuentran en pleno proceso de descarbonización, algo que les impediría llegar a sus respectivos objetivos de reducción de emisiones.

Una buena noticia para Transición Ecológica

Pese al agujero que puede dejar la decisión de los italianos de abandonar el sector del gas natural y su repercusión directa en España, la noticia es vista con buenos ojos por parte del Ministerio que dirige Teresa Ribera. Dentro de su plan para impulsar la transición energética en España, el gas juega cada vez un papel más residual. No en vano, Ribera se mostró partidaria de excluir tanto al gas como a la energía nuclear como tecnologías susceptibles de ser catalogadas como verdes, a los efectos de recibir un mejor tratamiento en las inversiones necesarias para acometer el proyecto en Europa.

El espacio que deja el gas lo cubrirán paulatinamente las energías renovables que, una vez que superen su hándicap con el almacenamiento, no necesitarían el respaldo que en la actualidad ofrece el gas. Sin embargo, la iniciativa cuenta con veinte años para ser implementada, un movimiento que Enel ha querido recalcar para situarse como la primera empresa que renuncia al negocio del gas natural y que puede ser seguido por otras muchas, principalmente petroleras que deseen deshacerse lo antes posible de sus ‘activos tóxicos’ en forma de hidrocarburos.

En cualquier caso, está por ver, durante estas dos décadas, quién y en qué forma proporcionará la energía necesaria para que la industria electrointensiva pueda seguir produciendo en España… y a qué precio

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