Cinco razones que demuestran que Italia no es Grecia

  • El destino de la economía italiana parece estar abocado a seguir los mismos pasos que la helena. Sin embargo, el país tiene razones para desmentir este futuro tan negro: la suma de su deuda pública y privada es inferior a la de los países desarrollados, recauda más impuestos que lo que paga en intereses de financiación y tiene la cuarta mayor reserva de oro del mundo.
La Bolsa de Milán retrocede un 3,78 por ciento al cierre
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Ana P. Alarcos

"Italia se merece terminar como Grecia", han gritado a los cuatro vientos los empresarios del país. "Grecia no es el futuro de Italia", creen algunos expertos de mercado, como Marc Chandler, jefe de estrategia de Brown Brothers Harriman. Pero hay muchos que ya dan por hecho que el destino de ambos países parece estar abocado a ser el mismo.

Es cierto que, a priori, hay muchas similitudes entre la crisis que está viviendo el país transalpino y la que ha estado sufriendo la economía helena. El mercado ha presionado hasta la extenuación a sus bonos, hasta disparar su rentabilidad por encima de la barrera crítica del 7%.

Sus bolsas se han desplomado y sus Gobiernos han caído, presas de la sentencia de muerte de los inversores, que no les ha visto capaces de cumplir con los compromisos financieros. Sus problemas han desatado cientos de rumores, han llenado titulares y han contagiado a otros países que estaban en unas condiciones mejores.

Sin embargo, hay muchas cosas que alejan a Italia de la tragedia griega. Al menos, así lo ve el portal MarketWatch, que señala que la magnitud del desafío italiano es mucho mayor que el griego, al igual que la deuda soberana transalpina es superior a las de Grecia, Irlanda, Portugal y España juntas.  

Y es que la fuerte carga de la deuda italiana, sólo superada por Estados Unidos y Japón, ha convertido el problema en un quebradero de cabeza para el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea, los encargados de rescatar a los países de la periferia europea.

¿El motivo? El instrumento creado para soportar las ayudas (el famoso Fondo Europeo de Estabilidad Financiera o fondo de rescate), no tiene capacidad como para afrontar la caída de la tercera economía de la eurozona.

"Si el país es excluido de los mercados de capitales, como lo han sido otros países de la periferia, ni el FMI, ni la UE tienen a su disposición los recursos suficientes como para financiar Italia", ha confesado Chandler.

Pero que no salten las alarmas: Italia está mucho mejor que Grecia y estos son, según el experto, los cinco argumentos que lo demuestran:

1. El vencimiento medio de la deuda italiana es mucho más largo que en el caso heleno. Esto es importante porque significa que, aunque se incremente el interés de sus bonos, la economía transalpina no tiene un problema inmediato. Se trata más de un obstáculo a largo plazo y, por eso, aún está a tiempo de tomar medidas antes de que impacte en el nivel actual de la deuda.

2. Recauda mucho más dinero en impuestos que el que destina a pagar los costes de su deuda, incluso si se hicieran los cálculos con el interés crítico del 7% que marcan actualmente sus bonos.

3. Su nivel de endeudamiento total (incluyendo deuda pública y privada) es relativamente baja, si se compara con otros países desarrollados.

4. Más de la mitad de la deuda del país está en manos italianas, todo un balón de oxígeno para quien esté en el poder, ya que el Gobierno podría presionar a las entidades para frenar la escalada de su rentabilidad y tranquilizar al mercado.

5. Por último, cuenta con algunas fuentes de riqueza alternativas. Una de ellas es que tiene mucho oro, en concreto, la cuarta mayor reserva del planeta. Un salvoconducto para la economía en el caso hipotético de que la crisis se agravara hasta el extremo.

Con todo, parece claro que la crisis italiana no se está produciendo por una cuestión de solvencia. Más bien se trata de pérdida de confianza, una razón más que suficiente para que el mercado justifique sus castigos. Por eso, es necesario que los líderes europeos respondan con una solución común y fuerte, o el efecto de contagio será aún más terrible.

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