Frente a la electricidad y los combustibles

Cines, museos, universidades y tiendas de ropa resisten el golpe de la inflación

En el último índice del INE se aprecia que seis de los doce grupos que clasifican los bienes y servicios de España (la mitad) se sitúan por debajo de la actual cifra que marca la subida de precios en el territorio.

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Cines, museos, universidades y tiendas de ropa resisten el golpe de la inflación.
© jesusdominguez.com

La inflación alcanza en España el 9,8%. Su nivel más alto desde 1985. Es decir, en los últimos 35 años jamás los precios habían estado tan elevados. El fenómeno de la subida generalizada de los precios -tan olvidado por la opinión pública de nuestro país- se ha trasladado desde las pizarras de las facultades de Economía a las mesas de análisis de los gabinetes económicos de los políticos españoles. Sin embargo, esta fria media -que publicó el Instituto Nacional de Estadística (INE) a finales del pasado mes- choca con la realidad que viven muchos españoles, que solo aprecian este fenómeno cuando reciben la factura de gas y luz en el buzón de su domicilio o cuando aguardan frente al mostrador de una gasolinera el precio final de lo repostado.

Una forma de ver cómo los españoles parecen no temer a esta subida histórica de los precios está en la imagen que nos ha dejado esta última semana, con largos atascos en las carreteras y con una ocupación hotelera parecida a la de antes de la pandemia. Así, una serie de actividades económicas siguen resistiendo a la inflación, como los cines, los museos, las universidades o las tiendas de ropa, lo que permite a los consumidores 'olvidar' estas pesimistas cifras arrojadas por el INE con las que la oposición arremete y el Gobierno trata de maquillar

En el último índice del INE se aprecia que seis de los doce grupos que clasifican los bienes y servicios de España (la mitad) se sitúan por debajo de la actual cifra que marca la variación anual de precios en el territorio (9,8%). De esta forma, existen hoy varios bienes y servicios que apenas sufren los efectos perniciosos de la inflación, como el ocio y la cultura (1,2%), la enseñanza (1,2%), el vestido y calzado (3%), la Sanidad (1,1%) o las comunicaciones (-0,5%).

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Cines, museos, universidades y tiendas de ropa resisten el golpe de la inflación.

Europa Press

Por otro lado, solo tres bienes y servicios 'ayudan' a alimentar la actual inflación. Estos son los alimentos y bebidas no alcohólicas (un 6,8%), la vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (un 33,1%) y el transporte (un 18,6%). En menor medida -y muy por debajo del 9,8%- se sitúan otros productos, como los muebles, artículos del hogar y artículos para el mantenimiento corriente del hogar (4,2%) o los restaurantes y hoteles (4,4%). 

Esta divergencia entre la variación anual del precio de los diferentes productos hace que la inflación subyacente -que la usan los economistas para conocer si la inflación es estructural y que no tiene en cuenta los precios de la energía ni el de los alimentos no elaborados- esté en el 3,4%. Aunque esta cifra subió un 0,4% con respecto al mes de febrero, este aumento ha sido inferior con respecto al sufrido entre los dos primeros meses del año, cuando la inflación subyacente pasó del 2,4% en enero al 3% en el mes de febrero (un 0,6% más). Lo que invita a pensar que el crecimiento de esta en el último mes no ha sido tan agresiva.

El economista Francisco Coll Morales asegura que "en estos momentos estamos atendiendo a una inflación que, como la califican los economistas y banqueros centrales, es transitoria, debido a rupturas en la cadena de suministros y cuellos de botella que han favorecido el crecimiento o el incremento del precio de una serie de bienes, especialmente los energéticos". Según Coll, son estos sucesos, junto con la guerra, los que han "alterado el suministro y, por ende, la oferta" y rechaza "como muestra la inflación subyacente" a que esto se deba a un recalentamiento de la economía y una subida generalizada de los precios.

Por último, el economista afirma que el hecho de que la subida de los precios no sea generalizada en todos los grupos que calcula el INE hace que se "confirme" de que hablamos de un fenómeno puntual porque la inflación subyacente "no nos da indicaciones de que haya efectos de segunda ronda y, por tanto, síntoma de inflación persistente en el largo plazo y con carácter estructural". Una opinión que también comparte Valentín Pich, presidente del Consejo General de Economistas. "El problema de la inflación ya viene dado por la energía y los problemas con las cadenas de valor. Puedes tratar de dominarla, pero los efectos son a medio plazo". 

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