Comienza este fin de semana una temporada taurina de temores y esperanzas

  • Paco Aguado.

Paco Aguado.

Madrid, 6 mar.- Este fin de semana, y tras los "aperitivos fríos" de Ajalvir y Valdemorillo, arrancará en Olivenza y Valencia el gran circuito taurino de 2014, una temporada que se presenta cargada tanto de temores como de esperanzas entre las gentes del toro.

Los temores los sigue provocando una crisis económica que, igual que a otros campos de la cultura, lleva afectando seriamente al sector taurino desde 2008, cuando comenzó un acusado descenso de festejos, que la pasada temporada alcanzó cifras cercanas al sesenta por ciento.

En plena pérdida de poder adquisitivo del público en general, los grandes costes de organización de corridas y novilladas y la gran carga fiscal y social a que se ven sometidas hacen prever que ese descenso continúe, aunque ya de manera leve, durante la campaña de 2014.

Sólo la rebaja del IVA cultural, que también en los toros es del 21 %, anunciada sin fecha por el gobierno, podría ayudar a frenar esa caída de festejos, pues no en vano el año comenzó con la consideración legal de la fiesta de los toros como bien cultural a proteger, tras la aprobación el pasado otoño de una nueva legislación taurina.

Pero al margen de aspectos políticos, y cuando las entidades públicas van asumiendo la responsabilidad de adecuar a la lógica los elevados cánones de arrendamiento de las plazas de su propiedad, la situación más perentoria se está viviendo en el campo bravo, donde los ganaderos padecen muy duramente las consecuencias de las crisis.

La subida de los costes de producción, así como la reducción de los festejos y de los precios de venta del toro en el mercado, están obligando a la inmensa mayoría de los criadores a una drástica reducción de ejemplares y de vacas de vientre para frenar en lo posible las dilatadas pérdidas de los últimos años.

Mientras tanto, y como parte positiva del panorama, está a punto de llegarse al acuerdo definitivo para la firma del convenio colectivo del sector, después de dos tensos años de negociación entre empresarios, toreros y subalternos para adecuarse, no sin esfuerzos y renuncias, a la actual situación.

Pero lo que no parece resolverse, de momento, es el pulso de poder planteado por cinco de las más importantes figuras a la empresa de la plaza de toros de Sevilla, que se ha visto obligada a cerrar sin la presencia del quinteto los carteles de una Feria de Abril, que se celebrará esta vez en mayo, para la que se prevé una pobre respuesta de público.

La temporada ha arrancado, pues, con polémicas y desencuentros internos en el sector, alarmantes en un principio, pero que se antojan necesarios para reestructurar a medio plazo una actividad cultural que tiene pendiente aún su adaptación al siglo XXI.

Aun así, varias figuras del escalafón llevan un tiempo concienciados y esforzándose en modernizar su imagen y en acercar el toreo al resto de una sociedad de la que parece haberse alejado en los últimos tiempos por falta de presencia en los medios de comunicación de masas.

En medio de este confuso y agitado escenario, mañana viernes dará comienzo la Feria de Olivenza (Badajoz), que, además de dos novilladas de mucho interés, ofrece dos corridas de toros en las que estarán presentes precisamente los cinco toreros que este año no actuarán en Sevilla: El Juli, Morante de la Puebla, José María Manzanares, Alejandro Talavante y Miguel Ángel Perera.

Como cada año, convertido en un auténtico oasis taurino, el coqueto coso extremeño se llenará de público en la cita que, desde hace ya varios años, se ha convertido en el auténtico pistoletazo de salida de la temporada taurina española.

Y, justo al otro lado del mapa, la Feria de Fallas de Valencia arrancará el sábado con otra novillada con picadores. Con la ausencia destacada de Alejandro Talavante, el resto de las primeras figuras se anuncian en un ciclo largo y bien rematado que ha provocado ya, según fuentes de la empresa, una mayor demanda de localidades que en anteriores ediciones.

Después de tantas señales de alarma, el sonido de los primeros clarines parece haber despertado de nuevo el interés por los toros en este séptimo año de la crisis, lo que, de confirmarse en las taquillas, sería el mejor dato para mantener la esperanza.

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