Las comisiones de los bancos que pasan desapercibidas para los clientes

No hay nadie que no pase por tener, al menos, una cuenta corriente abierta en una entidad bancaria. Los bancos forman parte de nuestra vida cotidiana y financiera y estamos tan acostumbrados a ello que a veces ni siquiera nos damos cuenta de las condiciones o los requisitos que estas entidades imponen y que, a veces, nos hacen perder dinero. 

Entre ellas están las temidas comisiones del banco. Son recargos que la entidad cobra al cliente por ofrecerle ciertos servicios o que van asociados a la contratación de ciertos productos. Muchas de ellas son conocidas, pero hay otras que pasan completamente desapercibidas a los ojos del cliente y que es necesario tener en cuenta para evitar sustos cuando ya no haya remedio y, así, poder conservar nuestro dinero. 

La primera comisión de todas que provoca sorpresa cuando llega es la de mantenimiento de la cuenta. Y es que de cumplir las condiciones que marca el banco, casi ningún cliente debe pagar por mantener una cuenta corriente abierta. Eso sí, en el caso de incumplir los requisitos (dejar de ingresar la nómina, no usar las tarjetas, etc...) el banco pasará a cobrar de manera automática una comisión que, en ocasiones y según explica para Fintect Eli Defferary, puede alcanzar los más de 240 euros al año. 

Por descubiertos o por crédito

Otras comisiones que a veces no se tienen en cuenta pero que se aplican siempre son, la primera de ellas, por tener descubiertos en la cuenta o números rojos. El banco se hará cargo, ante un cobro imprevisto, de gestionar el domiciliación o el pago pero cobrará una cierta cantidad al cliente por haber tenido ese descubierto. 

La última sería la comisión por excederse en el crédito de la tarjeta, uno de los productos estrella de los bancos que cabe recordar no solo está sujeto a comisiones, también a intereses en el caso de usar el crédito o financiar los pagos que es importante consultar antes de contratar.