Cómo calcular los intereses al contratar un préstamo: estos son los puntos clave

Los seguros del hogar tienen ventajas fiscales en el caso de que estén vinculados a un préstamo hipotecario de la vivienda habitual
Los seguros del hogar tienen ventajas fiscales en el caso de que estén vinculados a un préstamo hipotecario de la vivienda habitual
Snowing / Freepik

Solicitar un préstamo es un paso importante para el que se deben sopesar las ventajas y desventajas, ya que a cambio de conseguir financiación en un momento dado, tras un plazo establecido habrá que devolver la misma cantidad y los intereses, que representan cuánto nos cuesta el dinero que solicitamos. Para calcular cuál va a ser el valor final hay que tener en cuenta la Tasa de Interés Nominal (TIN) que permite conocer el precio que se cobra por financiar, pero además, existen otros parámetros que pueden incrementar ese valor, entre otros el plazo de amortización o las comisiones. 

La Tasa de Interés Nominal (TIN) es el primer dato que se suele facilitar al solicitar información sobre financiación. Equivale al precio que una entidad cobra por prestar, es decir, el TIN representa el coste efectivo de un producto de financiación. Por ejemplo, en un préstamo hipotecario el TIN puede ser igual al Euríbor más un diferencial.

No obstante, existe la posibilidad que el TIN de un préstamo sea del 0%, ¿significa esto que no hay que pagar por esa financiación? No, junto al TIN existe otro concepto clave que en muchas ocasiones se llegan a confundir entre ellos, la Tasa Anual Equivalente (TAE). Esta última, a diferencia del TIN, tiene en cuenta, además del tipo de interés, los gastos y comisiones asociados al préstamo o crédito.

Otros conceptos claves que se deben analizar antes de contratar un préstamo son el plazo de amortización, es decir, el tiempo que se tardará en devolver la deuda, y el importe que se pide prestado, ya que, en función de cuál sea esta cantidad, el coste asociado será mayor o menor.

Todo ello permite obtener una información más clara sobre el producto que se va a contratar y del coste real de la financiación. Además, conociendo la TAE se pueden comparar los productos que ofrecen diferentes entidades, con independencia de las condiciones que ofrece cada uno.

¿Cómo se calcula la TAE?

La Tasa Anual Equivalente se basa en el tipo de interés compuesto y en la hipótesis de que los intereses obtenidos se vuelven a invertir al mismo tipo de interés. En concreto, se emplea una fórmula matemática legalmente definida que tiene en cuenta la frecuencia de pagos, las comisiones y los gastos de operación. De acuerdo a esa fórmula, hay otros gastos que quedan excluidos del cálculo, pero que también es importante considerar.

Respecto a las comisiones, la entidad que financia puede establecer, entre otras, de apertura y estudio, de cancelación u otra en caso de devolución antes de tiempo, aunque en la actualidad muchos bancos ya no cobran por estos conceptos.

Las entidades que ofrecen este tipo de financiación están obligadas de informar a los clientes del valor de esta tasa, además de incluirla en los lugares donde se incluya la información sobre el producto, entre otros el contrato firmado, la publicidad o cualquier documento previo que se dé a los clientes.

Para poder comparar dos préstamos, la TAE proporcionará una información más exacta y real, aunque las comparaciones se deberán hacer con productos similares en cuanto al tipo de interés, fijo, variable o mixto. No obstante, hay que tener en cuenta las características de la financiación que se solicita. Es importante destacar que la TAE es un indicador anual, de manera que expresa el coste que implica cada año un préstamo, mientras que la TIN se puede referenciar a diferentes períodos de tiempo. Es decir, si el préstamo es inferior a un año, la TAE proporciona información que no es necesaria.

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