¿Cómo le afecta que baje o suba el IPC?

    • De entrada, que los precios de los bienes y servicios de la vida cotidiana bajen es bueno para los consumidores.

    • Pero el crecimiento económico conlleva una inflación, y los salarios y pensiones apenas crecerán si los precios no suben, al menos un 1%

La noticia que ven los españoles hoy en esta web informativa y en casi todos medios es que el Indice de Precios al Consumo, el famoso IPC, componente principal de la inflación, ha vuelto en enero de 2016 a terreno negativo, al situarse en el -0,3 por ciento interanual, es decir, de enero 2016 a enero 2015, un año.

Sin embargo, medido este índice respecto al mes anterior, es decir, diciembre de 2015, ha bajado un 1,9 por ciento. El Instituto Nacional de Estadística (INE) atribuye este descenso de modo principal a la reducción de los precios del vestido y calzado en las rebajas de invierno hasta un 15,3 por ciento de media.

La pregunta inmediata es la siguiente: ¿es bueno que hayan bajado tanto los precios en un mes? Antes de responder, un dato que contábamos en Navidad y que ayuda a situarse. En 1900, un español premiado con un décimo del Gordo, podía retirarse. Con las 150.000 pesetas obtenidas, libres de impuestos, adquiriría hasta 15 viviendas.

En 1960, el mismo español todavía podía comprar diez pisos. Hoy, por efecto de una inflación galopante, un décimo del Gordo apenas da para una vivienda grande, o dos pequeñas. ¿Qué ha sucedido? Dos cosas: "el dinero ha perdido valor a marchas forzadas", y "un aumento impresionante del precio de la vivienda, muy superior al de la inflación", aseguran José Luis Ruiz Bartalomé y Susana Burgos en su libro 'Vuelve, ladrillo', vuelve'.El tirón de las rebajas

Recordamos la pregunta de antes: ¿es bueno que bajen los precios?La respuesta inmediata y sin mayores consideraciones es sí. En caso contrario, no se agolparían las personas después de Reyes a la búsqueda de chollos y gangas en las rebajas, que unos adelantan ya a la propia Navidad, y otros, la mayoría, amplían hasta este mes de febrero incluido.

La gente quiere rebajas permanentes. ¿Pero son buenas para todo y para todos las rebajas permanentes? Para el consumidor probablemente sí, pero para el bolsillo en general, para las empresas, y para la economía global, hay que verlo, porque las cosas cuestan, tienen valor. Por ejemplo, una empresa puede competir bajando precios hasta cierto punto, porque al final venderá por debajo de los costes (de producción, laborales, de todo tipo) y al final perderá dinero y tendrá que cerrar, dejando en el paro a mucha gente. Además, ¿puede una persona comprar cada vez más barato si su salario ó su pensión se estanca ó no sube?¿Es posible crecimiento sin inflación?

La inflación suele definirse como el aumento general de los precios de una economía y se mide con varios índices, como el IPC (Índice de Precios al Consumo). Una inflación alta es muy negativa, las cosas pierden valor, es lo que está pasando de forma paradigmática en Venezuela, o más mitigado en Argentina y otros países.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) informó hace unos meses que Venezuela, en grave depresión y con las estanterías de no pocos supermercados vacías, cerraría el año 2015 con una inflación del 100 por ciento, tras subir un 60% el año anterior.

Cuando un país crece económicamente -no ha sido el caso de la Venezuela bolivariana-, lo normal es que crezca el consumo y a la vez los precios. Pero el crecimiento de la actividad es necesario, aunque al mismo tiempo es preciso controlar que la inflación no se dispare.

Cualquier familia constata que si los precios no suben, las retribuciones públicas ó privadas de sus miembros tampoco aumentarán, porque lo normal es que vayan ligadas al IPC de un modo u otro, con el fin de no perder poder adquisitivo.

Hablamos de los salarios y de las pensiones, por ejemplo. Si no se incrementan con el coste de la vida -con los precios-, se devalúan. Pero también podemos referirnos a productos financieros referenciados a la inflación, etc. En suma, si un aumento salarial es mayor que el IPC se gana poder adquisitivo, pero si es inferior, se pierde capacidad.

En cuanto a la economía de un país, lo que se teme más es la denominada estanflación, es decir, la combinación de estancamiento ó deflación económica y caída de precios. Tema complicado de superar, como sabe Japón desde hace muchos años.Lo que dicen expertos y políticos

Crecimiento con inflación controlada, pero no encefalograma plano, es lo que los expertos recomiendan. No inflación negativa, como ha señalado el INE. Quizá por eso, el ministroDe Guindosha subrayado hoy mismo desde Bruselas el dato de inflación subyacente, que no incluye los precios (más volátiles) de los productos energéticos ni de los alimentos no elaborados.

Y ésta siguió en enero más o menos igual, en el 0,9 por ciento, un dato aceptable para la mayoría de los economistas y también de los gobernantes. Sería mejor un 1,3%, por ejemplo, porque denotaría mayor actividad económica, señalan los analistas, pero aceptable.

Sin embargo, hay cifras y valoraciones en las que conviene fijarse: el precio de la electricidad es una de ellas. Según la estadística oficial, el IPC ha caído un 1,9% por las rebajas de invierno del vestido y el calzado (-15,3%), como hemos señalado, pero también por la vivienda (-3,5%), la luz, y en menor medida, el gasóleo para calefacción y del gas.

En este mes los consumidores hemos notado un ligero descenso del precio de los carburantes, ¿pero y la luz? Habrá que estar atentos porque a muchos españoles el recibo les llega este mes de febrero.

Conviene hacer notar que desde el comienzo de la crisis el precio de la luz ha crecido en torno a un 70 por ciento, y que el recibo tiene más de un 50 por ciento de costes fijos -impuestos, peajes, etc.- que apenas se han reducido, por lo que la rebaja debe llegar del restante 40 ó 45 por ciento, el gasto real en función del coste, si no viene del sobrecoste fiscal.

El dato real es que las eléctricas se han convertido en estos tiempos de turbulencias bursátiles en un valor refugio, apenas afectados por las incertidumbres, mientras el recibo de la luz no baja lo que todos desean. Y éste es coste fijo de una familia.Regatear a la recesión

En síntesis, crecimiento con inflación (precios hacia arriba), pero controlada. ¿Y cómo se controlan los precios? Hay un dicho popular: éste habla y sube el pan. El ex ministro Carlos Solchaga tuvo que lidiar contra el pollo, un factor inflacionista por excelencia en la España de hace unas décadas. El petróleo y los carburantes también han sido factores inflacionistas. La política monetaria puede controlar la inflación, evitando inyecciones monetarias en los mercados, pero la situación es ahora otra.

El BCE está inmerso en una política de estímulos, precisamente para conseguir más fortaleza y dinamismo de la economía, que ayudará también a evitar tasas negativas de inflación al fomentar el consumo y se supone que la inversión. Porque ahora se trata de regatear a la recesión. Si los precios se dispararan, tiempo habrá de sujetarlos.

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