¿Cómo se financian los talibanes?

  • Una de las mayores fuentes de financiación de los insurgentes en Afganistán es el dinero para los proyectos que llega del exterior
Una de las mayores fuentes de financiación de los insurgentes en Afganistán es el dinero para los proyectos que llega del exterior
Una de las mayores fuentes de financiación de los insurgentes en Afganistán es el dinero para los proyectos que llega del exterior
Global Post
Jean MacKenzie | GlobalPost para lainformacion.com
Jean MacKenzie | GlobalPost para lainformacion.com

Es un secreto a voces del que nadie quiere hablar, la desagradable verdad que la mayoría prefiere esconder. En Afganistán, una de las mayores fuentes de financiación de los talibanes es la ayuda exterior que llega al país.

Virtualmente, cada uno de los grandes proyectos que se contrata incluye una generosa porción de dinero para los insurgentes. Llámese dinero para protección, llámese extorsión o, como prefieren decir los talibanes, "botín de guerra", lo cierto es que los donantes internacionales, principalmente Estados Unidos, están financiando en buena medida a su propio enemigo. "Todo el mundo sabe lo que está pasando", asegura en privado un funcionario de la Embajada de EEUU.

Resulta casi imposible determinar cuánto dinero gastan los insurgentes, lo que hace difícil señalar las fuentes de sus fondos. El mulá Abdul Salaam Zaeef, antiguo embajador de los talibanes en Pakistán, fue quizás un poco más que falso al asegurar a GlobalPost que los guerrilleros viven básicamente a base de aire. "Los talibanes no tienen muchos gastos", dice con una ligera sonrisa. "Están descalzos y hambrientos, sin techo sobre sus cabezas y una piedra como almohada". En cuanto a las armas, simplemente encoge los hombros: "Afganistán está lleno de armas. Tenemos armas suficientes para años".

La realidad es bastante diferente, por supuesto. Los guerrilleros reclutan a nuevos combatientes pagándoles por sus servicios. Circulan en vehículos 4x4, tienen que alimentar a sus tropas, pagar por el transporte y los tratamientos médicos de los heridos y, por supuesto, tienen que comprar cohetes, granadas y sus adoradas kalshnikovs.

Millones de dólares de ingresos anuales

Hasta hace poco tiempo la mayor parte de los expertos pensaban que el dinero proveniente de la droga constituía la principal fuente de financiación de los talibanes. Pero incluso en este aspecto había divisiones en cuanto a las cifras. Algunos informes valoraban el total de ingresos anuales en unos 100 millones de dólares, mientras que otros incrementaban la cifra hasta unos 300 millones de dólares, aún así una pequeña proporción de los 4.000 millones de dólares que genera el mercado de las adormideras.

La administración estadounidense ha iniciado una campaña para identificar las fuentes de financiación de los talibanes. Richard Holbrooke, enviado especial de EEUU para Afganistán y Pakistán, aseguró en una conferencia de prensa el mes pasado en Islamabad que las drogas suponen para las arcas de los talibanes un porcentaje menor de lo que se pensaba. "En el pasado había una sensación de que todo el dinero venía de las drogas en Afganistán", aseguró Holbrooke a los medios. "Eso sencillamente no es verdad".

Ahora se tiene la sensación de que menos de la mitad del dinero de guerra de los talibanes proviene de las adormideras, y que el resto llega de una variedad de fuentes, incluyendo donaciones privadas de estados del golfo Pérsico. En su encuentro con periodistas Holbrooke indicó que va a incluir a una persona del Departamento de Estado en su equipo para investigar este tema de la financiación.

Pero quizás las autoridades de EEUU no tienen que mirar más allá de su propio patio trasero. Hay evidencias que indicarían que los talibanes se están llevando una importante parte del dinero para la reconstrucción que está llegando a Afganistán desde el extranjero.

Negociaciones de alto nivel

Estas prácticas irían más allá de mero dinero a cambio de protección o extorsión de "impuestos" a nivel local. Según fuentes cercanas al proceso, talibanes y grandes contratistas estarían efectuando negociaciones a alto nivel. Un misterioso despacho en Kabul alberga la oficina de contrataciones de los talibanes, en donde una persona examina propuestas y negocia porcentajes con la jerarquía de la organización. Aunque esa persona no habla ni se reúne con periodistas, fuentes que sí le conocen y han visto documentos dicen que el proceso de negociación es bastante profesional.

El gerente de una empresa afgana con lucrativos contratos de construcción con el gobierno de EEUU añade a mayores en sus presupuestos un porcentaje mínimo del 20 por ciento para los talibanes. Este gerente, que no quiere revelar su identidad, ha dicho a sus amigos en privado que gana alrededor de un millón de dólares al mes, y que de esta cantidad 200.000 dólares son desviados para los insurgentes.

Si las negociaciones con los talibanes no fructifican, el proyecto padecerá las consecuencias: los trabajadores de las carreteras quizás sean atacados, los puentes quizás vuelen por los aires o los ingenieros quizás mueran asesinados.

El grado de cooperación y de coordinación entre los talibanes y los trabajadores de proyectos de ayuda es sorprendente y probablemente haría sentir a sus patrocinadores francamente incómodos.

Un contratista afgano habló en privado a sus amigos sobre un proyecto que estaba supervisando en el volátil sur del país (no podemos identificar ni la provincia ni el proyecto en concreto). "Estaba construyendo un puente", contó una noche tomando unas copas. "El comandante talibán en la zona me llamó y me dijo 'No construyas un puente ahí, porque lo vamos a tener que volar'. Le pedí que me dejase terminar el puente, cobrar el dinero y que después lo volase cuando le diese la gana. Llegamos a un acuerdo y yo terminé mi proyecto".

Contratos con el beneplácito de los talibanes

En el sur de Afganistán ningún contrato se puede desarrollar sin que los talibanes se lleven una parte del dinero, algunas veces en varias etapas del proyecto. Un contratista en la provincia meridional de Helmand tuvo que negociar con un proveedor local un importante cargamento de tubos. Como los tubos tenían que ser transportados desde Pakistán, el proveedor sumó al presupuesto un 30 por ciento extra para los talibanes, para asegurar que el cargamento llegara sin problema a Lashkar Gah.

Cuando al fin llegaron los tubos, el contratista tuvo que negociar de nuevo con los talibanes para poder trasladarlos hasta la obra. Esta nueva cuota se añadió al presupuesto como gasto de transporte.

"Asumimos que nuestra gente está pagando a los talibanes", asegura un contratista extranjero al frente del proyecto.

En la provincia de Farah, los funcionarios locales aseguran que los talibanes se están llevando hasta el 40 por ciento del dinero que llega para el Programa de Solidaridad Nacional, uno de los proyectos de reconstrucción de comunidades más exitoso y que ha repartido cientos de millones de dólares a lo largo de Afganistán en los últimos seis años.

Pero muchos afganos no ven con malos ojos el que los guerrilleros se lleven su cuota correspondiente de la ayuda extranjera. "Esto es dinero internacional", asegura un joven de Kabul. "No se lo están quitando a la gente, sino que se lo están quitando a su enemigo". Sin embargo, en las zonas bajo control talibán los insurgentes también están extorsionando a la gente.

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