Debe darse de alta como tal en un mes

CNMC califica a Amazon como operador postal y asegura el control de sus tarifas

Resuelve que el gigante del comercio online debe sujetarse a la exigente normativa postal en sus negocios de mensajería y paquetería, lo que implica someter sus tarifas al escrutinio de Competencia.

Amazon irrumpe en los contratos del Gobierno y levanta alarma empresarial
Competencia ha determinado que Amazon realizar tareas propias de un operador postal.
EFE

"La actividad que Amazon realiza a través de sus empresas Amazon Spain Fulfillment, S.L. y Amazon Road Transport Spain, S.L. tiene la consideración de postal y debe quedar sujeta al cumplimiento de los requisitos que se establecen en la Ley Postal". Un año largo de trabajo de la Dirección de Transporte y Sector Postal de la Comisión Nacional de los Mercados y Competencia en busca de desentrañar la naturaleza profunda de las tareas que realiza Amazon en el mercado español, como ya adelantó La Información, ha desembocado en la calificación definitiva de Amazon como operador postal y en una resolución con mucho fondo que amenaza con cambiar de forma significativa al menos una parte de la actividad que Amazon desarrolla en España.

La consideración de las dos filiales de Amazon alcanzadas por la resolución de Competencia como operadores postales, a partir de la certeza a la que ha llegado la CNMC de que ofrecen un servicio de mensajería y paquetería integral a sus clientes, tiene como primera consecuencia que en el plazo de un mes ambas sociedades tendrán que tramitar ante el Ministerio de Transportes (antiguo Fomento) la declaración responsable pertinente para darse de alta en el Registro del Sector Postal y abonar por tanto la tasa de 350 euros que se cobra por dicho trámite.

Eso no es más que la primera obligación administrativa, según advierten fuentes del sector. La sujeción a la normativa postal obligará a Amazon, en virtud del Reglamento de Servicios de Paquetería Transfronteriza, a informar de los precios aplicados a sus envíos, para que las autoridades de competencia puedan determinar si son demasiado elevados o por el contrario demasiado reducidos, y también le obligará a someter al escrutinio de la CNMV otra serie de cuestiones relacionadas con su negocio en España.

Su consideración como operador postal también fortalecerá la posición de sus clientes frente a Amazon, ya que les dará derecho de reclamación, derecho a una indemnización cuando consideren que el servicio no se ha prestado en las condiciones acordadas, derecho de denuncia e incluso derecho a la reexpedición y rehúse de los envíos postales. Otra dimensión del asunto es la obligación de cumplir con la normativa sectorial en materia de seguridad en los envíos peligrosos, protección del medio ambiente, ordenación del territorio y respeto a las estipulaciones en los regímenes de empleo y seguridad social, que hasta ahora podía esquivar por su singular régimen mercantil pero que ahora se le aplicarán en virtud de la exigente normativa que se aplica a los operadores postales.

La nota emitida por Competencia especifica que la declaración responsable que Amazon deberá tramitar ante el Ministerio de Transporte implica el compromiso de cumplir "no solo con exigencias de la normativa postal como la protección de los datos y la privacidad de los usuarios, sino con el resto de la legislación aplicable mencionada en la Ley Postal". "En esta misma línea", aclara el comunicado, "en la medida que Amazon emplea colaboradores para la realización de sus actividades de mensajería y paquetería deberá velar porque cumplan con estas mismas exigencias en el plazo de un mes".

Las claves del negocio "postal" de Amazon

Amazon empezó a operar en España hace ya varios años con una única filial logística, con la que sustanciaba tanto la entrega a los domicilios de los clientes como de la gestión de todos los almacenes con los que contaba en las principales ciudades del país. Esa filial es Amazon Spain Fulfillment. Todo cambió, sin embargo, a mediados del año 2017, cuando el gigante estadounidense decidió tomar cartas en el asunto para montar su propia empresa paquetera y prescindir de los servicios de las empresas tradicionales de ese sector.

Hasta esa fecha trabajaba con las grandes compañías del sector: Correos, Seur o MRW. Fue en ese momento cuando decidió crear una división propia llamada Amazon Logistics, con su propia tecnología y pequeñas compañías logísticas subcontratadas como Aravinc, Tipsa u OTL Solutions. El objetivo era tratar de diversificar ante las quejas continuas de algunos de esos proveedores por los precios pactados para cada una de las entregas.

El siguiente paso fue crear una filial propia precisamente para estas entregas llamada Amazon Road Transport Spain SL. Dentro de esta compañía no sólo se incluía la gestión de la entrega de productos en la última milla con la marca propia, sino que también se encuentra el servicio Amazon Flex, cuya operativa desarboló al sector tradicional de la paquetería y saltó al punto de mira de la Inspección de Trabajo por utilizar un modelo similar al de los 'riders' de las grandes plataformas de comida a domicilio.

Entre las dos compañías sumaron unos ingresos declarados (en base a lo cobrado a otras filiales del grupo y a la matriz luxemburguesa) de 568 millones de euros, con un beneficio neto de casi 25 millones, según sus propias cuentas presentadas en el Registro Mercantil. En total, ambas contaban con una plantilla global de casi 5.500 empleados, la mayoría de ellos operarios de almacén.

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