Alternativas a los bancos

Comprar una casa sin hipoteca: así te puedes ahorrar los gastos del préstamo

Una hipoteca.
Una hipoteca.
bongkarn thanyakij de Pexels.

Financiar una vivienda a través del banco resulta cada día más barato. La caída que ha experimentado el Euribor en los últimos años ha hecho que las entidades bancarias se vean obligadas a ofrecer hipotecas más baratas para evitar que sus clientes se vayan.

Sin embargo, pese a que los intereses de los préstamos hipotecarios están mucho más bajos en relación a años anteriores todavía el acceso a la compra de vivienda no está al alcance de todos los bolsillos. Sobre todo, si se tiene en cuenta que cuando se trata de comprar una casa el banco no presta todo el importe de la misma, si no que ofrecerá, como máximo, el 80% del valor de tasación del inmueble.

Pero comprar una casa no siempre requiere de una hipoteca si no nos alcanza el dinero. En la actualidad, es posible encontrar algunas alternativas que nos permitirán adquirir una vivienda sin necesidad de pasar por el banco.

Una de ellas es el alquiler con opción a compra. A través de esta modalidad, el inquilino vive de alquiler en la vivienda durante un periodo de tiempo determinado comprometiéndose a adquirir la casa en el plazo que el propietario haya establecido. En este caso, el inquilino paga las cuotas del alquiler hasta que decida llevar a cabo la compra. En ese momento se le descontará total o parcialmente todo lo que haya pagado hasta entonces.

El alquiler con opción a compra es una buena alternativa para quienes no disponen de ahorros suficientes. Además, el hecho de estar pagando las cuotas del alquiler que luego se descontarán del precio final del inmueble hace que el inquilino no tenga la sensación de “estar tirando el dinero”. Sin embargo, también tiene algunas desventajas. Y es que si en algún momento el inquilino decide no comprar la vivienda finalmente, perderá el dinero que haya aportado.

Otra de las opciones que se puede utilizar es la compra aplazada de vivienda. En este caso, el propietario de la casa se convierte en la persona que financia al inquilino, lo que le permite a este último poder pagar el inmueble a plazos. Eso sí, habrá que hacerlo firmando un contrato privado de compraventa en el que el vendedor sea quien fije las condiciones de compra, es decir, el precio total, el número de cuotas que tendrá que pagar el comprador y el importe de esas cuotas. Una de las ventajas de esta opción es que el comprador podrá utilizar la vivienda desde el momento en el que firme el contrato, sin necesidad de pagar una cantidad de dinero elevada. No obstante, si por alguna razón no realiza el pago íntegro del inmueble perderá todo lo que hubiese abonado hasta el momento.

Utilizando tanto una opción como la otra, lo que sí es cierto es que el comprador se podrá ahorrar una elevada cantidad de dinero, ya que no será necesario constituir un préstamo hipotecario que implique comisiones de apertura o gastos de tasación, además de asumir los intereses que haya establecido el banco.

Los gastos de la hipoteca

En concreto, para una vivienda, por ejemplo, de 150.000 euros de valor y una hipoteca de 120.000 será necesario hacer frente a los gastos de tasación, que irán entre los 300 y 400 euros. Además, si el préstamo tiene comisión de apertura, también habrá que abonarla. Si el banco fija una comisión del 0,5% para ese préstamo, el importe a pagar será de unos 600 euros, según los cálculos realizados por la herramienta de los gastos de compra de vivienda de Finect.

A todo ello, habrá que sumar los intereses del préstamo. Para esta hipoteca en concreto a 20 años, si se fija un tipo fijo del 1,6%, los intereses ascenderían por encima de los 20.000 euros. Además, habrá que sumar el gasto de otros productos que contratemos vinculados a la hipoteca, como seguro de hogar o seguro de vida, que rondan los 300 euros y los 150 euros, respectivamente.

¿Qué gastos tiene comprar una casa?:

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