Cooperativas enérgeticas: un calambrazo de cien millones para las eléctricas

  • En España hay ya más de 100.000 hogares y empresas que se suministran de luz a través de estas entidades que pretenden “romper” el modelo energético. 
Cooperativas energéticas
Cooperativas energéticas
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Son como David contra Goliath, pero el fenómeno de las cooperativas energéticas, existen 19 en todo el territorio nacional, está cobrando fuerza en España frente al modelo tradicional de las grandes eléctricas. Por ahora, este movimiento cooperativista apenas supone un pequeño ‘calambrazo’ para la cuenta de resultados de las cuatro grandes eléctricas que operan en España, Iberdrola, Naturgy, Endesa y EDP, pero a día de hoy, las cooperativas energéticas, que comercializan una energía 100% verde, cuentan ya con 85.000 socios. Además, han formalizado más de 100.000 contratos de suministro y facturan alrededor de 100 millones de euros al año.

Cifras que pueden parecer nimias si tenemos en cuenta que en 2017 las cuatro grandes que venden energía en España obtuvieron unos beneficios de más de 6.000 millones de euros y según los datos de la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC) cuentan con 27,5 millones de contratos de suministro.

Pero el crecimiento de las cooperativas energéticas está siendo exponencial en los últimos meses. Así, la catalana Som Energía, la mayor de España, que como el resto de organizaciones de este estilo carecen de ánimo de lucro, pero sí son "sostenibles" económica y medioambientalmente, acabó 2017 con 31 millones de facturación y suministrando electricidad a 62.100 hogares y empresas, a día de hoy, cuenta con 52.815 socios, ha firmado ya 85.436 contratos y supera ampliamente los 50 millones de facturación. "Semanalmente hacemos entre 250 a 300 nuevos socios y de 400 a 600 contratos", aseguran desde la cooperativa.

La segunda en volumen en el territorio nacional, la vasca Goiener, cerró el año con 7.626 socios y a 15 de noviembre tiene ya 9.331 socios cooperativistas y 11.786 contratos de suministro. Y estos ratios de crecimiento son similares a las de otras cooperativas, ya de menor tamaño que Som Energía y Goiener como la gallega Nosa Enerxía (570 socios), la andaluza Zencer, La Solar, de Murcia, con 736 contratos, Solabria, en Cantabria, que cuenta con 160 cooperativistas, o La Corriente, que opera en Madrid y tiene más de 300 socios. Y es que el cooperativismo energético parece haberse puesto de moda y hasta Joan Herrera, director general del Instituto de Diversificación y Ahorro Energético (IDAE) del Ministerio de Transición Ecológica y ex líder de Iniciativa per Catalunya-Verts (ICV-V) reconocía hace poco en una entrevista televisiva que es uno de los primeros socios de Som Energía, que nació en diciembre de 2010 en Girona.

Pero, ¿qué motiva a algunos los consumidores a abandonar las eléctricas tradicionales y decantarse por otras soluciones para suministrarse de luz? Pese a la subida que ha experimentado en España el recibo de la luz de la luz en los últimos meses, el precio parece que no porque desde Som Energía, Goiener o Nosa Enerxía aseguran que sus precios de comercialización –hay que tener en cuenta que también ellos compran su energía en el mercado mayorista, aunque sus márgenes de beneficio y comercialización son menores que los de las grandes- y el recibo final "es similar o ligeramente inferior al de las empresas tradicionales".

"Lo que queremos es que el consumidor recupere el control sobre un bien básico como es la energía", explica Alfonso García, secretario de Goiener. Y pasar del modelo energético actual "contaminante y centralizado a otro de energía limpia y descentralizada", explica. "Un consumo", en fin, "transparente y responsable". Las cooperativas ofrecen "poder contratar electricidad 100% renovable; poder participar en las decisiones de la cooperativa en las asambleas generales bajo el principio de ‘1 persona, 1 voto’; fomentar la generación renovable al provocar un aumento de demanda; crear economía local (puestos de trabajo cercanos) y fomentar actividades de formación y empoderamiento de la ciudadanía en materia energética". "Nosa Enerxía nació", explican, "como la primera cooperativa gallega que tiene por objeto la comercialización de energía eléctrica de origen renovable certificado, apostando por la sostenibilidad energética y por una gestión transparente. A largo plazo, la cooperativa también tiene como objetivo la promoción de proyectos de generación de energía renovable de manera distribuida, como otro de los pasos para conseguir un modelo energético 100% renovable".

Y es que, como en todo, existe una pequeña ‘trampa’ y la energía que comercializan estas cooperativas no es, en estricto sensu, 100% limpia. La electricidad que llega a todos los hogares españoles lo hace ‘mezclada’. Las plantas de generación, renovables o no, vierten la producción a una misma cesta, de la que sale luego la luz que alumbra hogares y empresas. Lo que sí tienen certificado como 100 % renovable -expedido por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia- es la electricidad que compran las cooperativas en origen a los productores, aunque luego se mezcle con las demás.

Y ahí se encuentra el nuevo paso de las cooperativas energéticas: en la generación. Hasta hace poco solo Som Energía, ahora también lo son Goiener y Nosa Enerxía y casi la totalidad de las otras 16 existentes tienen proyectos en este sentido, era comercializadora y productora de electricidad. De hecho la cooperativa gerundense produce 11,80 Gwh al año, el 6% del total comercializado y "a partir de los dos nuevos proyectos pendientes que tenemos en proceso será del 8% del total para el mes de diciembre".

De hecho, Som Energía acaba de poner en funcionamiento, a principios de octubre, la planta de energía solar fotovoltaíca de Matallana en Lora del Río (Sevilla). Esta planta generará la energía equivalente a la que utilizan unos 1.370 hogares (3.400 MWh cada año), tiene una potencia de 2 MW y permitirá un ahorro de emisiones de CO2 de unas 915 toneladas cada año. Ha supuesto una inversión de 1,8 millones de euros, que provienen de la última emisión de aportaciones al capital social, de 5 millones, en la que participaron 1.600 cooperativistas. Esta planta solar es junto a la de Alcolea de las mayores con las que cuenta la cooperativa y se suma a otras como la de biogás o hidráulica.

Pero, ¿cómo se hace uno socio de una de estas cooperativas? Para darse de alta como tal solo hace falta darse de alta como tal hacer una aportación de 100 euros y si ya quieres que te suministren la luz, normalmente solo pueden hacerlo los socios cooperativistas, que pueden invitar a un número limitado de personas, habitualmente 5, firmar un contrato con la nueva suministradora y darse de baja de la que tenía contratada anteriormente. Unos trámites que suelen tardar “unos 10 días”, explican en las cooperativas.

Las cooperativas energéticas no son una novedad, pese a lo que pueda parecer, ni en Europa -existen cerca de 2.500 en Alemania, Holanda o Dinamarca-, ni en España. Y es que su origen se sitúa a principios del siglo XX cuando en las zonas más alejadas de las grandes ciudades, especialmente en el levante español, surgieron cooperativas, que poblaron el territorio de una infinidad de pequeñas islas energéticas. De ellas todavía sobreviven algunas como la de Crevillente (Valencia), que está en activo desde 1927. Ahora, al socaire de la búsqueda de un nuevo modelo energético en España, vuelven a proliferar. ¿Deben de preocuparse las grandes?

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