El rally de la alimentación

Cordero, besugo, langostinos... el menú navideño a precio de oro con la inflación

Un informe reciente de la OCU, que toma como referencia la evolución de algunos de estos alimentos desde 2015, destaca cómo muchos estaban ya más caros que nunca a comienzos de diciembre.

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Cordero, besugo, langostinos... el menú navideño a precio de oro con la inflación.
Nerea de Bilbao (Infografía)

La escalada de los precios de la alimentación, que se mantuvo en noviembre en niveles como nunca antes se habían registrado desde que el Instituto Nacional de Estadística recaba los datos (con una tasa de avance del 15,35 frente al 15,4% del mes anterior), apuntan a que estas Navidades serán las más caras de la historia cuando llegue la hora de sentarse a la mesa. Llenar la cesta de la compra supondrá un esfuerzo extra en relación a las fiestas del año pasado, tanto si el plato rebosa de langostinos (el marisco fresco o refrigerado se ha encarecido un 9,3%) como si se opta por un menú aparentemente más sencillo y austero a base de huevos fritos y patatas. Nada más lejos de la realidad.

Solo en el último año los aceites se han encarecido un 55,9%, los huevos lo ha hecho un 27,1% y los tubérculos estrella de nuestra gastronomía un 20,5%. La tortilla de patatas de la abuela empieza a ponerse a unos precios prohibitivos, ya sea con cebolla o sin ella. El aumento de los precios de la alimentación no es un caso exclusivo de España. Los últimos datos publicados por Eurostat, que los colocaban junto a la energía como principales impulsores del aumento del coste de la vida en la Eurozona, han dado otra muestra de ello, dado que la tasa anual del IPC apenas se moderó al 10% en noviembre -frente al 10,6% de octubre, cuando los alimentos se dispararon un 13,6%-.

Son, en cualquier caso, datos del mes pasado. Tradicionalmente el precio de los productos estrella de la Navidad, como el marisco o la carne y el pescado frescos tienden a registrar otro incremento adicional las semanas previas y durante las fiestas. Un informe reciente de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que toma como referencia la evolución desde 2015, destaca cómo muchos de estos alimentos estaban ya más caros que nunca a comienzos de diciembre. El besugo, las almejas, la merluza han disparado su precio a valores insólitos a lo largo de estos años, con incrementos superiores al 70%. 

El cordero, las ostras, los percebes e incluso la lombarda, productos que se asocian tradicionalmente a estas fechas, cuestan entre un 40 y un 50% más que hace ocho años. Solo el pavo y la pularda han mantenido un precio estable y más ajustado a lo largo del tiempo. Con la inflación en niveles muy elevados en noviembre (se despidió en el 6,8%) y presionando al bolsillo, un 95% de los consumidores habría optado por ajustar su cesta y por modificar sus hábitos de compra, según una encuesta anual que la consultora McKinsey & Company elabora a nivel europeo. Entre otras cosas, los hogares "se muestran más sensibles a las promociones y descuentos", por lo que estarían anticipando una parte de esas compras navideñas (también las de alimentación).

Aunque esa sensibilidad al precio se percibe de forma homogénea en casi todas las categorías de productos, lo cierto es que tiene un menor impacto en el caso de los alimentos frescos, que suelen configurar una gran parte de la cesta de compra de los españoles. Así, el 50% de los encuestados asegura no haber cambiado sus hábitos de compra en esta categoría apostando por marcas blancas o alternativas de precios más bajos, como sí habría hecho en el caso de los productos congelados (42%) o lácteos (44%). El contexto explica en buena medida estos datos.

Un alza salarial modesta en medio de la tormenta perfecta

En un entorno altamente inflacionista, los salarios pactados en convenio se incrementaron de media un 2,69% hasta noviembre y solo en algunos casos las alzas fueron del 4,1%, de acuerdo con la información publicada por la Agencia Tributaria hasta octubre. "La realidad es que la mayoría de los salarios en España sufren una pérdida de poder adquisitivo acumulada de 13 puntos en los últimos dos años", denuncia Sara García, secretaria de Acción Sindical y Empleo del sindicato USO. 

Mientras tanto, la guerra, los problemas que algunas cadenas de suministro han arrastrado desde la covid, el precio de los combustibles y su efecto en el transporte, el 'shock' energético o los fenómenos meteorológicos extremos provocados por el cambio climático se han conjurado para provocar ese alza sin precedentes del precio de los alimentos en el último año. El índice de precios global que elabora la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) tocó un máximo histórico el pasado mes de marzo y solo ha logrado estabilizarse en niveles previos a la invasión de Ucrania en noviembre. 

Sin embargo, el bolsillo tardará en notar esa moderación de los precios internacionales y es muy probable que la alimentación, sobre la que todos los factores anteriores impactan de una forma más acusada, no empiece a moderar su alza hasta la próxima primavera. Esto será así en buena medida por el efecto base, puesto que de acuerdo con los datos que recaba el INE, el aumento de precios de los alimentos alcanzó el doble dígito el pasado mes de abril (10,1%) y desde entonces fue acelerándose hasta esa tasa inédita del 15,4% registrada en octubre.

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