Cinco datos (y el indicador definitivo) que prevén otra crisis a la vuelta de la esquina

  • El índice más potente en términos predictivos, el 'Leading Economic Indicator', anticipa que España entrará en recesión dentro de tres trimestres.
La ministra de Economía, Nadia Calviño. / EFE
La ministra de Economía, Nadia Calviño. / EFE

Empieza la cuenta atrás para las elecciones generales del 10-N y toca hacer balance económico. A solo siete días de la cita con las urnas, los partidos no olvidan que la economía da (y quita) votos, más cuando la sombra de la crisis vuelve a planear sobre España. Según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), uno de cada tres españoles considera que la situación económica del país será peor de aquí a un año. Con este telón de fondo, los mensajes sobre la economía bombardean la campaña con el foco en indicadores como el PIB o el empleo. Pero hay otros –no menos importantes– que no suenan en los mítines pero sí en las casas de análisis, y que merecen especial atención porque ya envían señales más que preocupantes para los economistas.

El Gobierno en funciones descarta una crisis a corto plazo. El discurso que transmiten los responsables del área económica a la ciudadanía es que existe una desaceleración, en línea con el enfriamiento internacional, pero no hay motivos para el alarmismo. España sigue creciendo más que la media de los países de la zona euro y está capeando el bache mejor que sus vecinos europeos. Pero los ciudadanos están preocupados, porque se está creando menos empleo y temen que el bache se convierta en un socavón, como sucedió en 2008. Prueba de ello es que la tasa de ahorro de los hogares se ha disparado hasta el 19,3%, la más alta en 10 años. Y ahorro es igual a prevención ante el empeoramiento de las perspectivas.

¿Hay razones para ser pesimistas? Antes de hablar de previsiones, conviene hacer diagnóstico. La economía dispone de indicadores cuasi infinitos. El principal, el PIB, sigue creciendo, pero lo hace cada vez menos y a ritmos que no invitan a prever una pronta remontada. En cuanto al empleo, si antes del verano aún mantenía el tipo, los datos del tercer trimestre han certificado el pinchazo. Además, indicadores clave como las ventas de las grandes empresas ya pisan el freno a fondo, y otros termómetros especialmente sensibles como la producción industrial o el consumo eléctrico están en rojo desde hace meses.

El sector industrial tiembla

La consultora IHS Markit, referencia para los analistas, elabora mensualmente el índice manufacturero para medir la evolución del sector industrial. Si se sitúa por encima de los 50 puntos, la tendencia es positiva. En cambio, cuando el resultado es inferior el volumen de actividad de las fábricas está en retroceso. Pues bien, este indicador acumula cuatro meses de descensos y profundizó su caída en septiembre hasta 47,7 puntos, el peor resultado desde la primavera de 2013, en plena crisis. Paul Smith, Economics Director de IHS Markit, achaca el desplome a "la incertidumbre política y económica" en Europa y en el resto del mundo y ve "pocas esperanzas de una recuperación a corto plazo".

PMI
 

El consumo eléctrico, en caída libre

Otro indicador que certifica el enfriamiento económico es el consumo de electricidad. Los grandes consumidores de energía, con la industria del automóvil y la metalurgia a la cabeza, han hundido los índices con los que Red Eléctrica de España (REE) toma la temperatura al sistema eléctrico. El último dato confirma el desplome del consumo durante tres trimestres consecutivos. Según las estadísticas, en los últimos doce meses –de octubre de 2018 a septiembre de 2019–, la demanda de las grandes empresas ha caído en conjunto un 4,3%. Si bien es cierto que la evolución de este indicador y la del PIB no van necesariamente acopladas, también lo es que los analistas ven en el consumo eléctrico de las grandes empresas un buen termómetro para medir la actividad económica, y en estos momentos el pronóstico no es nada halagüeño.

CONSUMO ELÉCTRICO
 

Las ventas de las grandes empresas

Causa (y consecuencia) de todo lo anterior es el desplome en las ventas de las grandes empresas. Según los datos que maneja la Agencia Tributaria, las ventas empezaron el año creciendo a ritmos superiores al 2,5% y ahora lo hacen al 1,6%. El último informe de la AEAT destaca "la tendencia de desaceleración que muestra esta variable en los últimos meses", con una "progresiva divergencia entre el comportamiento moderado de las ventas interiores y la evolución alcista de las exportaciones". En concreto, es en las ventas dentro de España donde se aprecia mejor el enfriamiento, con un leve avance del 0,8% en agosto, frente al 2,4% de abril. Otro síntoma de la pérdida de vigor de la demanda interna, a cuenta de la caída de la confianza del consumidor.

VENTAS EMPRESAS
 

El PIB, el empleo...

Los indicadores macro por excelencia, el PIB y el empleo, dan señales sensiblemente contradictorias. Mientras en el tercer trimestre se frenó el proceso de desaceleración en términos de actividad, con una tasa de crecimiento trimestral del 0,4% y una anual del 2%, calcadas a las del trimestre anterior, el empleo sí que muestra una ralentización significativa y ya crece a un ritmo interanual inferior al 2%. La Encuesta de Población Activa (EPA) del verano fue la peor para esta época del año desde 2012, tanto en aumento de la ocupación como en caída del paro. Y el último dato de afiliación a la Seguridad Social, de septiembre, también decepcionó. Y esto en un momento en el que la tasa de paro sigue en el 14%, el mayor nivel de la Unión Europea, solo superado por Grecia.

PIB Y EPA
 

...y el indicador definitivo

Los grandes índices macroeconómicos dan fe del frenazo y aunque los principales organismos nacionales e internacionales estiman un crecimiento del PIB en el entorno del 2% en el conjunto de 2020, algunas previsiones son más pesimistas y anticipan que la economía española entrará en recesión a estas alturas del año que viene. Es el caso del 'Leading Economic Indicator' (LEI), el índice de indicadores adelantados más potente en términos predictivos por su fiabilidad, ya que históricamente ha anunciado los desastres por adelantado.

El LEI condensa en un sencillo gráfico toda la información económica disponible hasta el momento. En síntesis, si la fiebre sube (como entre 2000 y 2008 y entre 2013 y 2018) la evolución es positiva y si se estanca y empieza a descender, como está sucediendo en estos momentos, se avecina una recesión (como en los periodos sombreados).

INDICADOR LEI
 

Para el economista Javier Santacruz, "el LEI tiene una potencia predictiva superior a otros indicadores adelantados" como el PMI de IHS Markit o el ISM (el indicador americano adelantado de producción). Históricamente, el LEI es capaz de predecir el comportamiento de la economía entre 2 y 3 trimestres. "Lo que está señalando hoy es precisamente un riesgo de recesión, porque el indicador ha venido prediciendo la reducción del crecimiento económico desde 2017, cuando por primera vez su tasa de variación en la media de 6 meses se hace negativa. Ahora está volviendo a descender hasta el mismo nivel que tenía el indicador en 2008", avisa.

En definitiva, esta es la foto fija de la economía ante el 10-N. Si algo quedó claro en la crisis de 2008 es que España no vive aislada del mundo exterior. Por el contrario, lo que suceda entre Estados Unidos y China, en las economías europeas y sobre todo entre los socios más próximos como Alemania, Francia o Italia, afecta –y mucho– a la economía española. Pero mientras Europa siga sin disponer de herramientas de política fiscal capaces de contribuir a dar una respuesta común ante una eventual crisis, la capacidad de reacción de los países será clave. Y, para eso, cada partido tiene su receta. Consulte aquí las últimas novedades de la campaña electoral, incluidos los programas de los principales partidos.

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