Innovaciones, teorías y rarezas

Del ruso que inventó el PIB a Friedman: lo que aportó cada Nobel de Economía

Un ensayo escrito por José Carlos Gómez Borrero convierte en reportaje la vida y obra de los ganadores del galardón más prestigioso en el área económica desde su fundación en 1969 hasta el año 2018.

Joseoh Striglitz es uno de los Premio Nobel de Economía vivos más reconocidos.
Joseoh Striglitz es uno de los Premio Nobel de Economía vivos más reconocidos.
EP

El primer premio Nobel de Economía era un tipo raro: se negó a hacer el servicio militar, lo cual le generó casi el ostracismo de la sociedad. Se llamaba Jan Tinbergen y era un economista al que le encantaba ir en bicicleta y conducir tranvías en Holanda. Fue, junto con su colega noruego Ragnar Frisch, el ganador del primer Nobel de Economía en 1969. 

Aunque muchos no lo sepan, los premios Nobel de Economía no nacieron cuando se crearon estos galardones en 1895. Fue en 1969 cuando se instituyeron estos galardones en la rama de Economía gracias al Banco de Suecia. El profesor José Carlos Gómez Borrero cuenta la historia de los 81 premios Nobel de Economía desde 1969 hasta 2018: sus teorías, sus fundamentos, sus métodos, y por supuesto, su vida, llena de curiosidades, detalles y manías ('Una corona de laurel naranja: aportaciones fundamentales de los premios Nobel de Economía', ediciones La Mano Invisible). "Han sido catorce meses de búsqueda de información, de lectura intensa de sus principales publicaciones, de visualización de videos, conferencias y entrevistas colgadas en internet o reproducidas en la prensa", confiesa Gómez Borrero, que es economista, ingeniero agrónomo, profesor de economía y ex ejecutivo de un gran banco. El "laurel" se refiere a la celebración del éxito, y el color naranja al color de la indumentaria académica de los economistas.

El libro, como se ha dicho, está escrito con estilo periodístico y cuenta las biografías como pequeños reportajes, destacando detalles llamativos. Por ejemplo, Paul Samuelson, premio de Economía de 1979, era un chico tan precoz que escribió con 33 años su 'Introducción al análisis económico'. Desde 1948 ha vendido cuatro millones de ejemplares y está traducido a 40 idiomas. Al manual se le conoce como "el Samuelson". Este economista tuvo un papel clave en el auge económico de EEUU en los años sesenta pues, a pesar de ser del partido demócrata y ser keynesiano (partidario de la intervención del Estado), recomendó al presidente Kennedy y al presidente Johnson que bajaran los impuestos. Acertó. 

El libro está preñado de historias que hacen comprender la evolución de la economía en el último siglo. Por ejemplo, a mediados del siglo pasado, no había sistemas eficientes y rigurosos de medición de las variables económicas, como el famoso Producto Interior Bruto, hasta que un ruso que huyó de la Unión Soviética, Simón Kuznets, estableció los criterios de las cuentas nacionales. Ganaría el Nobel de Economía en 1970. 

Gómez Borrero ha escrito el libro ideal para estudiantes de economía, para lectores a los que le interese la economía, pero también para los eruditos en economía. Eso se debe a su estilo: narra usando ejemplos, y analogías, el estilo es fresco y visual, y capta la atención de cualquier lector. Usa por ejemplo, la analogía de jugadores de fútbol para explicar el "teorema de imposibilidad de Arrow" según el cual es casi imposible que una elección grupal salga un consenso mínimamente democrático. 

Además, el libro tiene el valor de explicar las teorías económicas de forma simple y clara: la Econometría, la Teoría de Juegos, la Economía de la Pobreza y, las teorías relativas al Cambio Climático, la Innovación y el Reto Tecnológico. Todos los grandes premios Nobel de Economía han recibido ese reconocimiento por promulgar y demostrar el funcionamiento de una idea que explica el comportamiento de los humanos. Al menos desde un punto de vista original. 

Una de las cosas más llamativas que el lector deduce mientras lee el libro es que muchas teorías económicas contradicen el sentido común. Por ejemplo, el sueco Gunnar Myrdal, premio Nobel de Economía en 1974, escribió un libro titulado "La pobreza de las naciones" (en contraposición con el libro de Adam Smith "La riqueza de las naciones"). Myrdal opinaba que las ayudas que reciben los países pobres son contraproducentes y deberían eliminarse. Porque el problema de los países pobres no es mejorar su economía, sino mejorar las instituciones, las costumbres, la educación, la justicia y la política. 

El libro está lleno de curiosidades que lo hacen más ameno. Kenneth Arrow fue el economista que más tiempo disfrutó de su Nobel vivo: 45 años. Y William Vickey, el que menos: tres días. También establece una relación especial entre los premios Nobel y un premio que se otorga a economistas destacados llamado John Bates Clark Medal. Cada vez que un economista recibe este premio, suele ganar el Nobel de Economía. Uno aprende que ha habido grades Nobel que no han sido economistas sino psicólogos, como Daniel Kahneman (2002). Este hombre inauguró la Economía del Comportamiento, que consiste en integrar en la ciencia económica cuestiones de la psicología. Kahneman intentaba demostrar que la gente no se comporta como los economistas quieren que se comporten, sino como les da la gana. Por ejemplo, ¿tiene algún sentido dejar propina en un sitio al que no vas a volver nunca? ¿Por qué la gente tiende a hacer caso a las opiniones que refuerzan las suyas (sesgo de confirmación).

Otro dato curioso de la historia de los Nobel es que hubo un economista soviético que recibió el Nobel en 1975: Leonid Kantorovich. ¿Cómo es posible que un fiel seguidor de la economía planificada obtuviese el premio? Quizá por esos puntos de vista que casi le envían a Siberia. Kantorovich, que fue fiel a la URSS hasta el final, introdujo conceptos como la importancia de la escasez para establecer los precios de una economía. Para un régimen centralizado que pensaba que no podía haber escasez puesto que podía incrementar la producción cuando quisiera, aquello estaba cerca de ser un análisis capitalista burgués. Pero, como cuenta Gómez Borrero, Kantorovich se libró del gulag porque sus compañeros científicos dijeron que era indispensable para el país. 

También en el relato de Gómez Borrero hay ejemplos de honestidad intelectual. Tjalling Koopmans, premio Nobel en 1975 con Kantorovich gracias a la propuesta del programación lineal, afirmó que había sido el matemático norteamericano George Dantzig quien había descubierto la programación lineal mucho antes. 

Por supuesto, uno de los nombres que no podía faltar en esta pasarela de vidas ilustres es Milton Friedman (premio 1976). Este economista ultraliberal y enemigo de la intervención estatal, desarrolló muchas ideas y muchas frases ingeniosas para explicarlas. "Si el gobierno administrase los desiertos, a los cinco años habría escasez de arena". 

De las historias de los premios Nobel más curiosas resalta por su sentido común la de Herbert Simon (premio 1978). Este economista abordó la toma de decisión de los consumidores de forma psicológica. Para explicar sus teorías, dice Gómez Borrero: "La gente no busca la solución óptima y se contenta con un resultado que satisfaga razonablemente su objetivo. Entre otras razones porque seguir buscando soluciones mejores requiere tiempo y unos recursos costosos. La información es un elemento caro y muy difícil de conseguir". Simon afirmaba que los humanos no actuamos racionalmente pues en la toma de decisiones económicas existen sentimientos, intuiciones o cuestiones influidas por consideraciones de lealtad o por criterios de amistad. Para calcularlo, creó un método apoyándose en la informática, mediante el cual introducía datos y variables, para que las máquinas revelaran las mejores alternativas.

Una de las mayores ventajas del libro escrito por Gómez Borrero es la sensatez. Sabe valorar las aportaciones de teorías como el keynesianismo, pero comenta sus limitaciones históricas como la imposibilidad de gestionar con medidas keynesianas la crisis del petróleo de los 70. También valora el lado contrario, como el ultraliberalismo de Friedman, pero poniendo su punto de crítica sobre las consecuencias de la excesiva libertad de mercado. "El exceso de libertad que proponía, o mejor dicho, el relajamiento de la regulación y la insuficiente vigilancia de la exuberancia irracional de un capitalismo desbordado, dio lugar a escándalos financieros tan notorios como las hipotecas subprime, la necesidad de acudir a los rescates bancarios, o las burbujas especulativas de las empresas puntocom y los excesos inmobiliarios que arruinaron la creencia en la libertad de elegir… sin límites", afirma el autor. 

¿Y cuál es la teoría económica más acertada y el premio Nobel más iluminado? Al final, uno saca la conclusión de que todas las teorías de los premios Nobel de Economía tienen parte de razón. La clave está en aplicarlas en el momento correcto, en el país correcto, y por una duración determinada. Los hechos se encargarán de decirnos si estábamos equivocados.

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