Cristina Fernández y el complot global

  • En un contexto económico y político difícil, la presidenta argentina, Cristina Fernández, ha endurecido su mensaje en clave interna y se ha buscado un enemigo externo de dimensiones globales, Estados Unidos, apenas a un año del final de su mandato.

Mar Marín

Buenos Aires, 1 oct.- En un contexto económico y político difícil, la presidenta argentina, Cristina Fernández, ha endurecido su mensaje en clave interna y se ha buscado un enemigo externo de dimensiones globales, Estados Unidos, apenas a un año del final de su mandato.

Fernández denunció en la noche de este martes un complot del poder económico con la ayuda externa de Estados Unidos para "voltear" (tumbar) a su Gobierno e incluso llegó a sugerir riesgo para su vida, y no precisamente por las supuestas amenazas del grupo Yihadista Estado Islámico (EI) que ella misma denunció ante Naciones Unidas, sino por el país norteamericano.

"Si me pasa algo, que nadie mire hacia el Oriente, miren hacia el Norte", dijo.

Para anunciar la nueva amenaza, Cristina Fernández eligió un escenario institucional, la Casa Rosada, que abarrotó de militantes kirchneristas cargados de banderas y pancartas, como si se tratara de un mitin partidista y no de una intervención oficial en la sede del Ejecutivo.

En un discurso de más de dos horas y carente de autocrítica sobre las decisiones políticas que han llevado a la economía argentina a su encrucijada, la presidenta cargó prácticamente contra todos los sectores económicos y se despachó contra EE.UU.

Según Fernández, banqueros, industriales y exportadores presionan para lograr una devaluación y para "voltear" a su Gobierno con ayuda de Estados Unidos que, además, está tratando de "provocarla" a través de su embajada en Buenos Aires con la divulgación de una carta en la que alerta sobre la inseguridad en Argentina.

El contexto del mensaje: un enredo legal con fondos especulativos que reclaman el pago de 1.300 millones de dólares, más intereses, amparados por un juez estadounidense que acaba de declarar en desacato a Argentina, una inflación que consultoras privadas cifran en cerca de un 40 % y un mercado negro de divisas imparable donde el dólar ha alcanzado récords históricos.

"No hay un problema de la economía argentina", afirmó Fernández, sino un intento de desestabilizar su Gobierno porque "saben" que ella es "la barrera infranqueable para volver a endeudar al país".

Para el analista Jorge Arias, el discurso responde a "una maniobra de distracción más enmarcada dentro del 'populismo de cabina telefónica' que practica este Gobierno", que ha organizado un "teatro político frente a un público de asalariados, cada vez más reducido y totalmente acrítico".

"Uno se pregunta dónde irá a parar esta presidenta y este Gobierno. Claramente, no tiene un plan para el tiempo que le queda en estas condiciones económicas", lamenta Arias, que no aprecia "signos de racionalidad" en la etapa final del Gobierno.

"Este régimen está indudablemente abocado a un fin de ciclo. Ya no hay recursos para gobernar y todo se centra en realizar constantes golpes de efecto como este", concluye el analista de Polilat.

Mientras, el "si me pasa algo" que lanzó la presidenta se ha convertido este miércoles en tema del día en las redes sociales, donde muchas de las burlas de los internautas apuntaron a la fortuna acumulada por Fernández y su difunto marido y predecesor en el cargo, Néstor Kirchner, durante su gestión al frente del país.

"#SiMePasaAlgo las llaves de la bóveda están en la maceta", "#SiMePasaAlgo miren al norte, porque si miran al sur por ahí me embargan los hoteles, las bóvedas con euros y todo lo demás que me afané (robé)", apuntaron un par de tuiteros.

Entretanto, la inseguridad y la economía son las principales preocupaciones reales de los argentinos, según las encuestas, en las que, por el momento, no figuran los complots globales contra la mandataria.

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