Si hay terceras elecciones... ¿Cuánto costarían a los españoles?

El enquistamiento al que se ve sometida la política española no parece destinada a resolverse a corto plazo. La incapacidad de los principales dirigentes no hace más que presagiar que los ciudadanos españoles podrían acudir de nuevo a las urnas a final de 2016. Una posibilidad sobre la que han advertido varios editoriales y que sería la guinda de un año marcado por la incapacidad política y el tacticismo.

Pero repetir las elecciones no es gratis. El coste que supone para el erario público se comentó reiteradamente antes del 26J, ya que parecía impensable que los líderes de las formaciones no pudiesen formar un ejecutivo. Para sorpresa de algunos, los votos del 20D se convirtieron en papel mojado. El resultado de las elecciones de junio tampoco desencalló la situación política. Eso sí, el 26J costó 130 millones.

De esos 130 la partida principal fueron los 55,9 millones de euros para las administraciones públicas, le siguen los 46,4 millones para gasto de correos. A este montante hay que sumar otros 13,9 millones para difusión del escrutinio provisional y telecomunicaciones y 12,5 para logística electoral. Por último, 1,6 millones se incluyen en el epígrafe de imprevistos.

Esta cifra no estaba prevista, ya que cuando se elaboraron los Presupuestos Generales del Estado solo se esperaban dos fechas electorales para 2016: las autonómicas de Galicia y del País Vasco. Citas a las que se dotó con algo más de 22 millones de euros. En ese momento parecían impensables unas segundas elecciones. Por no hablar de unas terceras.¿Cuánto costarían las terceras?

Si Mariano Rajoy no consigue los apoyos suficientes se tendrá que acudir de nuevo a las urnas. Esto supondría un coste total de más de 450 millones. Para ello se deben sumar los tres comicios, a razón de 130 millones cada una -390 millones-, sumándole a esto el gasto las subvenciones a los partidos por los votos obtenidos y el dinero que a cada nueva campaña dedican las fuerzas políticas. 

Aunque en los pasados comicios todos los partidos insistieron en la necesidad de abaratar la campaña, la falta de acuerdo entre las distintas formaciones dejó en manos de cada partido su voluntad de recortes en campaña y no hubo una imposición formal. Finalmente fue un 0,33% más cara que la anterior respecto a la organización.

En cuanto a las subvenciones, el PP no quiso facilitar el gasto total de la campaña electoral del 20D, pero se cifra en unos 12,7 millones de un máximo de 13,5. En cuanto al resto de fuerzas, el PSOE cifró el coste de su campaña del 20-D en unos 9 millones de euros, Ciudadanos (C's) en más de 4 millones, IU alrededor de 2,5 millones y Podemos en unos 2,9 millones de euros. Se intuye que gastaron cifras similares en los segundos comicios, por lo que los partidos gastaron unos 62 millones en campañas.Habría que sumar las subvenciones

Por si fuera poco, a esto hay que sumarle la subvención de 21.167,64 euros por cada escaño obtenido en el Congreso de los Diputados o en el Senado, los 0,81 euros por cada uno de los votos conseguidos por cada candidatura al Congreso que lograse escaño y los 0,32 euros por cada uno de los votos conseguidos por cada candidato que hubiera obtenido escaño de Senador. Sin olvidar los sueldos de congresistas y senadores, a pesar de que en España no se aprueba una ley desde hace ocho meses.

Tras el 20D, estas subvenciones supusieron 4.153.262,84 de euros para el PP; 3.083.128,36 para el PSOE; se calcula que unos 850.000 euros para Ciudadanos y 870.000 para Podemos. IU-Unidad Popular -nombre con el que acudió al 20D- recibió 247.207,02 euros.

En resumen, unas terceras elecciones costarían 130 millones, para organizarlas, más lo que gasten los partidos en campaña y las posteriores subvenciones. Cuesta creer que pudiesen reducir el gasto de unas terceras si no han llegado a ningún acuerdo sólido tras ocho meses de interregno. 

Lo cierto es que la cifra es difícil de calcular, más teniendo en cuenta el oscurantismo que se aplica a este tipo de campañas. Pero este gasto supondría un déficit abultado para las cuentas públicas, aunque las primeras sí estaban contempladas dentro de los Presupuestos. Sin embargo, a pesar de la imposibilidad de derrochar -ayer se conoció que la deuda pasó el 100% del PIB de nuevo- unas nuevas elecciones podrían aumentar el gasto y reducir la confianza en España, no solo por la incapacidad para formar Gobierno, también por incumplir con los objetivos económicos de nuevo.