40 años de milagro económico chino: "Si siguiera el socialismo, no habría futuro"

  • El presidente de China, Xi Jinping, capitaliza los fastos de la efeméride en un contexto de orgullo 'oficialista' e insatisfacción ciudadana.
Fotografía de Donald Trump y Xi Jinping / EFE
Fotografía de Donald Trump y Xi Jinping / EFE

"Si siguiéramos con el socialismo de la Unión Soviética, no habría futuro para China, el país se parecería a Corea del Norte". El testimonio de Zhai,  uno de los ciudadanos chinos que por miles están visitando la exposición organizada con motivo del 40 aniversario de la apertura económica china, recogido por la corresponsal de Efe en Pekín, Jessica Martorell, refleja el saldo oficial de cuatro décadas del llamado 'milagro económico chino', que ha sacado al gigante asiático de la intrascendencia y lo ha situado como la potencia económica llamada a dominar el mundo.

La exposición organizada por el régimen aún dominado por el Partido Comunista de China es una muestra de orgullo por lo conseguido en estos 40 años, pero también una reivindicación de la figura del actual presidente, Xi Jinping, que tras un lustro al frente del Gobierno se arroga la construcción filosófica del nuevo socialismo chino.

Una suerte de 'refundación del comunismo' que arrancó tras la muerte del emblemático Mao Zedong, cuando Deng Xiaoping impulsó las reformas económicas que lograron transformar el país hasta convertirlo en la segunda potencia económica del mundo, gracias a un desarrollo económico sin precedentes en la historia que también ha situado al país ante desafíos sin precedentes, entre ellos la contaminación.

Más de la mitad del gigantesco espacio que repasa las últimas cuatro décadas del Partido Comunista de China está centrado en la figura de Xi Jinping, con imponentes fotografías que alaban su labor. Tampoco faltan las referencias al "pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con características chinas en una nueva era", recientemente incluido en la Constitución y que lo equipara a Mao.

El régimen alardea de algunas de sus tecnologías pioneras en realidad virtual, de su carrera espacial -que empezó en 1992 y en 2003 ya se convirtió en el tercer país en enviar astronautas al espacio- o de su tren de alta velocidad, el más rápido del mundo, que enlaza las ciudades de Pekín y Shanghái a 350 kilómetros por hora.

Otro de los motivos de orgullo para el gigante asiático es su eficaz lucha contra la pobreza: "Si China quiere ser rica, los campesinos tienen que serlo también", recuerda un gran cartel. Desde 1978, más de 800 millones de chinos han salido de la pobreza, según los datos del Banco Mundial, y los pronósticos de los organismos internacionales el país logrará erradicarla en el año 2020.

Problemas de las sociedades avanzadas

China empieza a encarar los problemas que se presentan en las sociedades avanzadas. Los años de crecimiento desenfrenado propios de las economías emergentes parecen tocar a su fin y, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), China ralentizará gradualmente su crecimiento hasta el 5,5 % en 2023.

"Lo que más insatisfacción crea entre los ciudadanos es el precio de la vivienda", afirma Zhai, otro de los visitantes de la exposición, en referencia a la burbuja inmobiliaria que ha disparado en los últimos años los precios de mercado.

El progreso chino también ha ido acompañado de un creciente control social y recorte de las libertades, y el desafío de la protección del medio ambiente preocupa cada vez más no solo a la comunidad internacional sino a los propios ciudadanos. "La protección del medioambiente es el gran reto ahora. Nos hemos desarrollado demasiado rápido, pero solo estando sanos podremos construir el país"

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