David Cameron se juega con el "Brexit" su carrera y un sitio en la historia

  • El primer ministro británico, David Cameron, se juega su carrera política y un sitio en la historia con las negociaciones para evitar una salida de su país de la Unión Europea (UE), tema que se decidirá en referéndum.

La historia dirá si el propio Cameron se ha enredado en esta situación, al anunciar en 2013, ante la perspectiva de las elecciones de 2015, este referéndum sobre un asunto que siempre ha desgarrado a su partido, y seguirá sin duda haciéndolo después.

La paradoja es que Cameron, que siempre se ha definido como un euroescéptico, aboga por mantener a su país en una UE reformada.

"Es un euroescéptico pragmático", matiza Peter Snowdon, coautor de un libro sobre sus primeros años a la cabeza del partido conservador, "Cameron at 10".

"No es ni Edward Heath (eurófilo), ni Margaret Thatcher (eurófoba). Es mucho más pragmático, de ahí su dificultad para convencer a los euroescépticos" indica a la AFP.

Desde que se convirtiera en jefe de los conservadores hace 11 años, Cameron pensó que su partido debía dejar de centrarse en un tema que lo agita desde la caída de la Dama de Hierro, precisamente en parte por su eurofobia.

La idea del referéndum llegó luego en plena emergencia del partido populista y eurófobo UKIP antes de las elecciones europeas de 2014.

El alumno modelo de la prestigiosa escuela de Eton, que suscita tibios sentimientos tanto en el partido como entre los electores, ¿es la persona adecuada para embarcar a todo un país en esta aventura?

Cameron lleva a cabo la batalla de su carrera con algunas bazas a su favor: el apoyo de la City y de los países de la UE, que verían el 'Brexit' (salida británica de la UE) como un "drama", según la expresión del primer ministro francés, Manuel Valls.

La capacidad de Cameron para convencer a su gobierno --donde hay varios ministros euroescépticos-- depende también de las ambiciones de cada uno, máxime cuando el actual primer ministro anunció que no postulará a un tercer mandato.

Sin embargo, el único de los posibles sucesores que es capaz de influir en la opinión pública es Boris Johnson, el muy mediático y popular alcalde de Londres, tan fantasioso y cercano al pueblo como Cameron es patricio y aburrido.

En las negociaciones, Cameron está atenazado entre los dirigentes europeos contrarios a cualquier cambio sobre la libertad de circulación en la UE, o que exigen más integración como el presidente francés François Hollande y la canciller alemana Angela Merkel, y una opinión pública británica poco entusiasta, influida por una prensa popular que tiende al euroescepticismo.

"Está en una situación política muy difícil, porque hace demandas en un ámbito en que los Estados miembros (de la UE) son más difíciles de convencer, el de las ventajas sociales para los migrantes" europeos, explica a la AFP John Springford, investigador del Centro de Reforma europeo.

"Si no llega a un acuerdo en febrero" con la UE "le costará vender a la opinión pública y a sus diputados que las negociaciones han provocado un paquete de reformas importantes", añade el investigador.

Pase lo que pase, todos los comentaristas están de acuerdo sobre un punto: el resultado del referéndum es absolutamente incierto, de manera que una nueva ola de refugiados bastaría para hacer ganar al 'Brexit'.

En este caso, incluso si Cameron dijo que se quedaría en el poder ocurra lo que ocurra, estaría políticamente muerto. Eso sin contar con el lugar poco envidiable que le reservaría la historia: el del dirigente que hizo salir al Reino Unido de la UE.

¿Y después? "La política no es toda su vida, como era el caso para Margaret Thatcher. Es alguien equilibrado, y ello le dejará tiempo para dedicarse a su familia", afirma Peter Snowdon.

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