De la bicoca de créditos en divisas a la amenaza del desahucio en Hungría

  • En 2007, la promesa de intereses bajos llevó a la húngara Piroska Császár a tomar un crédito en Hungría en francos suizos, lo que ahora la ha puesto al borde del desahucio.

Marcelo Nagy

Budapest, 29 ene.- En 2007, la promesa de intereses bajos llevó a la húngara Piroska Császár a tomar un crédito en Hungría en francos suizos, lo que ahora la ha puesto al borde del desahucio.

Cuando contrató el préstamo, Császar pagaba unos 45.000 forintos al mes. Ahora, con la moneda húngara por los suelos y con un franco fuerte, la mensualidad se ha disparado hasta los 76.000 forintos (245 euros) y el desahucio es, como para miles de compatriotas suyos, una amenaza inminente.

Piroska Császar , como decenas de miles de húngaros respondió con entusiasmo a las ofertas de hipotecas baratas en divisas que ofrecían los bancos, sobre todo entidades extranjeras como las austríacas Raiffeisen y Erste Bank.

El tradicional rechazo en la sociedad húngara a alquilar la vivienda, junto a las buenas condiciones que prometían los préstamos en francos, euros o yenes, llevó a muchos en el país a optar por esta posibilidad para comprar su casa.

Los bancos se lanzaron a una competición de campañas de captación de clientes y comenzaron a conceder créditos sin demasiadas preguntas.

"No nos importa tu salario, solo el valor de la vivienda", era el atractivo reclamo de un anuncio publicitario en televisión del Raiffeisen en aquella época.

"Recibí el préstamo rápido y sin problemas", relató a Efe Császar, quien pidió 20.000 euros de préstamo para comprar en Budapest un apartamento de 45 metros cuadrados valorado en 37.000 euros.

Su asesor en el banco le advirtió de que existían "ciertos riesgos" con las divisas extranjeras, pero que no era previsible que la cotización del franco suizo fuera a aumentar mucho.

"Se equivocó", afirma amargamente la húngara, que, como empleada de una multinacional gana unos 600 euros al mes, un buen sueldo para los estándares nacionales, y que ha visto como su cuota de hipoteca se ha encarecido un 66 por ciento en cuatro años.

Muchos tuvieron la misma experiencia y se calcula que unos 140.000 húngaros adeudan a los bancos las mensualidades del crédito desde hace 90 días, lo que abre la puerta a que se les sea embargada la vivienda.

"Muchos son víctimas de la crisis, mientras que otros no consideraron sus propias posibilidades", lamenta Mariann Lénárd, secretaria general de la Asociación de Damnificados por Créditos Bancarios.

Ante la gravedad de la situación, el Gobierno conservador comenzó a lanzar hace año y medio lo que ha calificado como "planes de alivio" para los hipotecados.

El más polémico ha sido imponer un cambio fijo del forinto con el franco suizo, el yen y el euro, muy por debajo de los valores del mercado.

La diferencia entre ese tipo de cambio artificial y el real queda garantizada por el Estado y tendrá que ser abonada a partir de 2015 por los hipotecados, que tendrán que pagar además un interés del 6,1 por ciento, pero ya en moneda nacional.

Esa medida ha sido criticada por la Comisión Europea y por países como Austria, con muchos intereses en el sector financiero húngaro.

Así, el Raiffeisen ya ha advertido de que ese cambio forzado le puede costar, sólo en 2012, hasta 60 millones de euros.

La familia Jeney, agobiada por la presión de unas cuotas hipotecarias que no dejaban de crecer, ha sido una de las que se ha acogido a unos de esos planes de alivio, que les permite devolver el crédito en forintos, siempre que lo hagan en un pago único, una operación que, de todas formas, les obliga a pedir otro crédito.

Estas operaciones han supuesto una carga adicional para las maltrechas cuentas públicas de Hungría, que justo ahora esta tratando de recibir un préstamo internacional de 20.000 millones de euros para evitar la bancarrota del país.

Según las instituciones financieras, más del 10 por ciento de los 10 millones de húngaros tienen alguna hipoteca, con un monto total de 25.000 millones de euros.

No hay datos oficiales del número de familias que ya han perdido sus hogares, pero la prensa local manejaba a finales de 2011 cifras que iban desde 200 a varios miles.

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