De la chatarra, a la lista Forbes y a ser acusado de ser el mayor defraudador

Olaberría
Olaberría
Efe

Ha superado ya la barrera de los ochenta años y José se asoma a la ventana de su casa en Olaberría, en el corazón de Gipuzkoa, en la comarca del Goierri. Lleva viviendo allí desde que a principios de los años sesenta emigrara desde su Extremadura natal buscando trabajo y una mejor calidad de vida en la industria vasca. El día brumoso y gris no le impide divisar, al otro lado de la carretera N-I, las imponentes chimeneas ni escuchar el estruendo de la chatarra cayendo al horno para ser fundida en acero. Allí trabajó durante cuatro décadas. En una empresa que desde que se fundó, en 1955, se ha llamado, sucesivamente, José María Aristrain, Aceralia, Arcelor y ArcelorMittal, que es su nombre actual. En el salón de su casa se encuentra el periódico donde el jueves leyó los problemas con la Justicia de José María Aristrain de la Cruz, el hijo del empresario que le dio trabajo hace ya casi sesenta años, y al que la Fiscalía pide 64 años de cárcel y una multa de 1.400 millones de euros por defraudar a la Hacienda Pública española 211 millones de euros durante los ejercicios fiscales de 2005 a 2011, fingiendo tener su residencia en Suiza y ocultar sus acciones de ArcelorMittal en Luxemburgo.

El juicio contra Aristrain de la Cruz (Olaberria, Gipuzkoa, 1963) quedó aplazado el miércoles y quizás pase del juzgado de Pozuelo a la Audiencia Nacional. José María Aristrain Noain, fallecido en un accidente de helicóptero en 1986, creó un imperio de la nada, recogía chatarra por los márgenes del río Oria, hoy casi 65 años después, su hijo y heredero es considerado por la Fiscalía como el mayor defraudador de la historia de España. Un hombre prácticamente desconocido para la sociedad española pese a ser considerado por la revista Forbes la 29 fortuna de España con un patrimonio de 1.000 millones de dólares. El milmillonario anónimo. El desconocido magnate del acero que aún hoy conserva más del 2% de la mayor siderurgia del mundo, de la que es el máximo accionista individual.

El 'imperio Aristrain' nació en 1955 con la acería que José María Aristrain Noain construyó en Olaberria (Gipuzkoa). Con fuertes relaciones con el régimen franquista (era íntimo amigo del 'superministro' Gregorio López Bravo junto al que apareció hace años en los denominados 'Papeles de la Castellana'), Aristrain, 'un empresario de los de antes', logró montar un auténtico imperio siderúrgico, con plantas en Madrid, Valencia, Barcelona... Hasta el punto de que en 1980, cuando Hacienda hace públicas por primera vez las declaraciones de la renta, figuraba como el segundo más rico de España, con 6.618 millones de pesetas, solo por detrás de José María Ruiz Mateos.

En 1986 Aristrain Noain falleció en un accidente de helicóptero en la Costa Azul y con apenas 24 años le sucedió al frente del imperio su hijo José María. Pero quedó claro desde el inicio que al heredero no le gustaba la industria del acero tanto como a su progenitor. En 1997, en plenas privatizaciones del primer gobierno Aznar, vendió, por 40.000 millones de las antiguas pesetas, su imperio para fusionarse con los altos hornos públicos y la luxemburguesa Arbed y crear Aceralia, emporio del acero, que tras sucesivas fusiones pasó a denominarse Arcelor y posteriormente ArcelorMittal.

Además, José María Aristrain de la Cruz es, entre otras propiedades con las que cuenta, uno de los principales accionistas de Tubacex, que fabrica tubos de acero inoxidable, o de Haizea Wind.

En algo sí se parecen Aristrain hijo y Aristrain padre: su discreción y su obsesión por la seguridad. El patriarca de la familia se negó a claudicar al chantaje de ETA y pagar el mal llamado 'impuesto revolucionario', lo que le hizo tener que vivir entre fortísimas medidas de seguridad, tener la máxima discreción y reducir sus apariciones públicas, además de trasladar su residencia a Madrid. De su hijo apenas se tienen imágenes públicas, de ahí lo del ‘milmillonario anónimo’, más allá de las instantáneas con el entonces ministro de Industria, Josep Piqué, o el presidente de la Sepi, Pedro Ferreras, cuando en el año 1997 hizo negocios con el Ejecutivo Aznar. Desde entonces apenas hay ninguna otra foto suya hasta que casi 25 años después fue 'cazado' en una corrida de toros, una de sus grandes aficiones, en la Maestranza sevillana. Desde entonces, alguna imagen en un par de juicios en Sevilla por el impago de la pensión a su primera esposa, la sevillana María Planas, y su aparición este miércoles, en silla de ruedas y muy avejentado, en los juzgados de Pozuelo.

Pese a ser el objetivo número uno de Hacienda en la última década, en los últimos años José María Aristrain no ha dejado de aumentar su patrimonio y compró la antigua embajada del Reino Unido en Madrid y varios edificios a su alrededor que incluyen un palacete. Casi una manzana, en una de las zonas más caras de Madrid, muy cerca de la sede el PP en la madrileña calle Génova; cuenta con varios chalés en Somosaguas; una casa palacio en el centro de Sevilla (el Palacio de San Leandro del siglo XVIII); una enorme finca de caza (otra de sus grandes pasiones) en Valdepuercas, Cáceres, de 15.000 hectáreas y uno de los mayores latifundios de España; una ganadería de toros lidia (Aguadulce y Herederos de José María Aristrain) en El Garrobo (Sevilla); un yate de lujo de más de 30 metros de eslora, Steel (Acero), una colección de coches de lujo entre los que hay Rolls, Lamborghinis, Bugattis, Ferraris… y, finalmente, la considerada como la casa más cara de Suiza, una mansión entre Laussana y Gstaad que le costó 62 millones de euros.

Varias de estas propiedades han sido puestas en alquiler o venta en los últimos años, el yate, un Ferrari 250 GTO, con el fin de pagar la multimillonaria fianza de 750 millones que le impuso la Justicia y otras de ellas han sido embargadas por Hacienda. La obsesión por la seguridad y la discreción de Aristrain de La Cruz es tal que no usa teléfono móvil ni tarjetas de crédito y paga siempre en efectivo. Vive a caballo entre España y Suiza, al menos eso afirma la justicia del país Helvético. José María Aristrain De la Cruz es inmensamente rico, pero vive oculto.

En los últimos días su nombre, merced a su juicio, ha saltado a la palestra. Su hermana, Ángeles, que vendió a su hermano todas sus participaciones en el grupo Aristrain al morir su padre, también es la discreción personificada y se la relaciona con el mecenazgo en el mundo del arte. La hija de este desconocido y misterioso magnate del acero, Isabel Aristrain (Madrid, 1991), sí que es más dada a aparecer en público y en los últimos meses ha concedido entrevistas a diversos medios para hablar de su empresa, MIA Life Experience, una firma que presta servicio 24 horas a millonarios. "Todo lo que quieras saber de mí, bien. De los temas fiscales de mi padre no voy a hablar", declaraba Isabel Aristrain a la revista Vanity Fair en marzo de este año, donde, de cualquier manera, aseguraba: "He sido la que más he estado al lado de mi padre. Desde pequeña, me volqué en su tema industrial. Con 15 años, intentaba acompañarlo a sus reuniones. No era fácil. Mi padre viajaba mucho y estaba poco en España. Me dedicaba a escuchar, básicamente. A esa edad, poco más puedes aportar. Bastante afortunada me sentía con tener la posibilidad de ver, oír y callar".

José María Aristrain de la Cruz, el objetivo número uno de Hacienda cuyo próximo destino puede ser la Audiencia Nacional. En el pueblo que construyó su padre, el Poblado José María Aristrain en el barrio de Ihurre en Olaberría (Gipuzkoa), junto a la acería creada en 1955, tienen las cosas claras: "¿El mayor defraudador de la historia de España? Si la ha hecho, que la pague". Eso sí, también responden: "A su padre nunca le hubiera pasado".

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