El 'Demolition man' versión Olite que derribará la mítica tribuna del Calderón

  • La compañía navarra Erri Berri factura 30 millones al año y ha derribado campos de fútbol, puertos, barrios, hoteles o plazas de toros.
tribuna calderon demolicion
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EFE

Desde principios de noviembre, los coches pasan por el desvío de la M-30 en la madrileña ribera del Manzanares y sus ocupantes observan atónitos el esqueleto de la gigantesca tribuna del Vicente Calderón. Es lo único que queda ya del estadio que fuera la casa del Atlético de Madrid en los últimos 50 años. Los vehículos circulan encima del terreno que un día ocupó el césped en el que corrieron los jugadores. En la gigantesca mole de acero y hormigón del Manzanares se ve una gran lona: Erri Berri. Olite (Navarra). Es la empresa encargada de la demolición del que un día fuera el coliseo colchonero. Una empresa familiar que, siguiendo con el símil futbolístico, juega en la 'Champions' de los derribos. En apenas dos meses más habrá finalizado sus trabajos de derribo del Vicente Calderón.

En Erri Berri no dan muchos detalles sobre la demolición del estadio rojiblanco, pero el derribo de un estadio como el Calderón, con millones de toneladas de acero y hormigón, no es una obra menor. En la propia compañía navarra reconocen su "singularidad" porque "la demolición de estadios de fútbol aúna una alta carga emocional de los aficionados y la dificultad de demolición de una infraestructura de grandes dimensiones en tejidos generalmente residenciales". Así, por ejemplo, en los trabajos de demolición de estadio del Atlético de Madrid, que costarán 22,7 millones de euros, no se pueden utilizar explosivos, precisamente por la cercanía de viviendas y de una infraestructura como la M-30. 

Para Erri Berri, el rojiblanco no es el único estadio de fútbol que ha demolido últimamente. Sus grúas han echado abajo las gradas sur y norte de Anoeta, el Carranza de Cádiz, el Colombino de Huelva, la grada sur del estadio del Betis, el de Burgos... Plazas de toros, hoteles, centrales térmicas, fábricas, barriadas enteras, los puertos de Huelva y Tánger, una cementera en Molins... Incluso, la fábrica de Campofrío en Burgos, que fue pasto de las llamas en el año 2014, fue derribada y posteriormente levantada por Erri Berri. Porque Erri Berri no solo derriba, también construye y se dedica a la obra civil o a la construcción de naves industriales.

La compañía navarra, que actualmente cuenta con cerca de 130 empleados y factura más de 30 millones de euros al año, se subdivide en Construcciones y Excavaciones Erri Berri S.L. y Reciclajes y Derribos Olite. Con ellas se dedican, por ejemplo, a la conservación de las calles de Pamplona. Por otro lado están, Contena Recuperación y Recuperaciones y Metales Zugar, dedicadas al tratamiento y recuperación de residuos de construcción y demolición. En total, más de 60 máquinas, algunas de ellas de última generación, planta de residuos y más de 350 contenedores repartidos por toda España porque esa es otra de las señas de identidad de Erri Berri, el reciclaje y reutilización de los residuos que generan sus demoliciones. Como ha ocurrido en el derribo de la mítica fábrica de Super Ser en Cordovilla (Navarra) o con los millones de toneladas de escombros del Vicente Calderón, que se usarán para el desvío de la M-30 y la urbanización de toda la zona.

El artífice que empezó con un camión

¿Y quién es el arquitecto de la gran obra de Erri Berri? Félix Azcona, un navarro nacido en 1957, y que con apenas 18 años sufrió la muerte de sus padres, que regentaban una conservera en Olite (navarra), en un accidente de tráfico. La conservera cerró, pero Félix, que contaba con tres hermanos menores, se subió al camión que tenía la empresa y comenzó a ir a las obras, estamos hablando de principios de los años 80 del siglo XX, a transportar grava, materiales... En 1989 fundó Erri Berri y comenzó a especializarse en demoliciones porque "daban más dinero que las excavaciones".

Después de aquel primer camión vinieron otros, máquinas punteras, que no existían en España... Hasta hoy, la empresa sigue siendo familiar, ya que en la misma trabajan su esposa, su cuñado, una de sus hijas, dos de sus tres hermanos... Hace unos meses, Félix  Azcona declaraba que, "no soy un visionario, las cosas se han dado así". Una empresa a la que, incluso, se le dio bien en los tiempos de la crisis, decía, "porque en tiempos de crisis se derriba mucho".

"En todo este tiempo Erri Berri ha adquirido una experiencia y un conocimiento en la ejecución de cualquier tipo de demolición sin importar la dificultad, los condicionantes del contexto o el tipo de elemento a demoler, que la han convertido en una referencia en este ámbito altamente específico y especializado del sector de la construcción". Y es que luego están las singularidades de cada derribo. Así, el sector industrial "ejecuta modificaciones constantemente para adaptarse a las nuevas necesidades que le surgen."

En el energético, "los trabajos de cierre de centrales de producción energética que han quedado obsoletas generan una gran cantidad de diferentes residuos, peligrosos y no peligrosos y conllevan trabajos de demolición y desguace precisos y concretos. La no demolición completa de la central conlleva trabajos de desguace y adecuación mucho más precisos y delicados" o en la gestión de un siniestro "es importantísimo la velocidad y la agilidad en la respuesta. Los primeros momentos de ayuda a la investigación de la causa del siniestro requieren pericia, precisión y una total colaboración con los investigadores para facilitarles un acceso seguro a donde requieran sin poner en peligro indicios que puedan ser cruciales para la investigación".

En el sector de infraestructuras, por ejemplo, "la demolición requiere enfrentarse a las características de estabilidad de la estructura y también a la circulación de vehículos que en muchas ocasiones debe permanecer habilitada durante la ejecución de la demolición", algo a lo que en buena medida a tenido que enfrentarse Erri Berri con la M-30 en el derribo del Vicente Calderón.

Las máquinas de Erri Berri 'muerden' ahora parte del hospital Clínico de Valladolid para derribarlo, un trabajo de cirujano que permitirá que se siga atendiendo a los pacientes mientras se derrumba y se vuelve a construir parte del complejo hospitalario. En la capital pucelana, los operarios de Erri Berri se encontrarán con partes de la estructura del hospital en la que en su día se utilizó fibrocemento para su construcción y el denostado amianto. Son parte del trabajo y de esos residuos 'especiales' con los que se encuentra en alguna de sus demoliciones Erri Berri. Demolition Man, versión Olite.

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