Sin chófer y sin tarjetas

De yates de 600 millones a 3.000 euros en cuenta: la nueva vida de los oligarcas

La mayoría lograron sus fortunas con la privatización de las empresas estatales rusas, que se vendieron al 5% de su valor. Estaban en la lista de multimillonarios y sus negocios 'alimentaban' al régimen de Putin.

Vladimir Putin en su toma de posesión para el actual mandato, en mayo de 2018. /EFE/ALEXANDER ZEMLIANICHENKO
De yates de 600 millones a 3.000 euros en cuenta: la nueva vida de los oligarcas

Hasta medio centenar de oligarcas y personas muy cercanas al presidente ruso Vladimir Putin, que en la mayoría se vieron beneficiadas por la venta de la grandes empresas públicas rusas a precio de saldo -se calcula que fueron adquiridas al 5% de lo que valían- y que se han aprovechado de los recursos naturales del país en los últimos años han sido incluidos en la lista de sanciones a empresas y personas de la Unión Europea, con el objetivo de bloquear sus activos. Yates, cuentas bancarias, tarjetas de crédito, mansiones, automóviles, aviones e inversiones en sociedades ocultas han sido incautadas o bloqueadas por diferentes gobiernos occidentales, incluido el español.

Con un tren de vida difícilmente imaginable para la mayoría de los 144 millones rusos, que tienen graves problemas económicos y enormes dificultades para conseguir medicinas y alimentos por las sanciones europeas por la invasión de Ucrania, el círculo íntimo de Putin ha ido amasando grandes fortunas en las tres últimas décadas y desde la llegada de Boris Yeltsin al poder. Los magnates, con una red importante de contactos en Europa, han ido escalando posiciones en el top de millonarios gracias a diferentes negocios relacionados con las materias primas, la industria de defensa, la energía, el aluminio y el acero, las telecomunicaciones, las finanzas e, incluso el fútbol, el mercado inmobiliario y la venta de armas. Sin embargo, ahora las cosas han cambiado radicalmente para la mayoría de ellos debido a las sanciones, que pretenden alejar de Putin al poder económico que le sustenta, y viven una situación que aseguran no entender y que les obliga a vivir de la misma forma que las clases medias europeas.

Dos de los ejemplos más claros son Petr Aven, visitante habitual del Kremlin, y a Mijaíl Fridman, muy cercano a Putin, que pusieron en marcha Alfa Bank, el banco privado más grande de Rusia. Ambos se han visto obligados a abandonar LetterOne, con sede en Luxemburgo y fundada en 2003, un conglomerado que invierte en telecomunicaciones, tecnología y energía, fundamentalmente. La fortuna de Fridman llegó a los 11.600 millones de euros y tenía en Londres, su lugar de residencia, dos mansiones. Pese a que ha condenado, discretamente, la guerra de Ucrania, no ha podido evitar que su nivel de vida haya bajado muchos escalones.

Con las cuentas bancarias bloqueadas, han tenido que decir adiós a comer fuera de casa y a los pequeños lujos y a renunciar al chófer y el servicios

Con las cuentas bancarias bloqueadas, apenas puede acceder a 3.000 euros cada mes, lo que le obliga a no poder comer en restaurantes ni a viajar y a permanecer en una de sus casas, valorada en casi 11 millones de euros. Conocido en España fundamentalmente por ser el máximo accionista de los supermercados Dia a través del fondo LetterOne, considera que las limitaciones impuestas por el Gobierno británico suponen un arresto domiciliario. Por su parte, su socio Aven aseguraba recientemente a 'Financial Times' que a duras penas podía sobrevivir.

Antes de las sanciones, Aven contaba con una fortuna de 4.100 millones de euros y ahora echa de menos tener chófer y servicio. Su marcha de LetterOne le ha apartado de una de sus fuentes más importantes de ingresos y asume que tendrá que retomar una nueva vida alejada de las mansiones y los excesos económicos. Mientras, Alisher Usmánov, que tiene nacionalidad británica y rusa y que es considerado como uno de los hombres más ricos de Rusia y 'Forbes' sitúa en el top 100 de multimillonarios, con una fortuna de 16.000 millones de euros, ha visto como su superyate, valorado en 600 millones de euros, era confiscado por las autoridades británicas.

Usmánov tenía participaciones en la compañía minera Metalloinvest, un 30% del club de fútbol inglés Arsenal e inversiones en el operador de telefonía móvil MegaFon, el segundo más importante de su país. Por su parte, el conocido Roman Abramovich, es otro oligarca asfixiado por la sanciones internacionales. Ha tenido que renunciar al Chelsea, el club más caro del mundo, y a sus propiedades en suelo británico.

Abramovich logró su meteórica carrera de la mano de Yeltsin. Hizo su fortuna en los 90 y se quedó con la compañía petrolera Sibneft a un precio de saldo

Abramovich logró su meteórica carrera empresarial de la mano de Yeltsin. Hizo su fortuna en la década de 1990 y se quedó con la compañía petrolera Sibneft a un precio de saldo. Tiene varios megayates y uno es el tercero más largo del mundo. Por su parte, Oleg Deripaska, uno de los pocos empresarios rusos que ha pedido abiertamente la paz, ya era multimillonario en el momento que este llegó al poder, pero en los últimos años ha visto reducido su dinero, fundamentalmente por la crisis económica. Deripaska es uno de los 'reyes del aluminio' ruso y  ha sido acusado de sobornos, de ocultar dinero e incluso de asesinato. 

Alexey Miller, director ejecutivo Gazprom, ha sido otro de los objetivos de las sanciones de los países occidentales, dentro de una lista que suma cerca de mil personas entre políticos, ministros, oligarcas, periodistas y empresarios. Gazprom es el mayor exportador de gas del mundo y una de las piezas claves de la guerra de Putin, debido a la dependencia del suministro ruso de algunos países, entre ellos Alemania. El conglomerado energético nació en 1989 y Miller está al frente de él desde 2001, más de dos décadas.

También ha sido incluido en el listado europeo de sanciones a personas relacionadas con el régimen de Putin el empresario Alexander Alexandrovich Mikheev, responsable de Rosoboronexport, eje fundamental para la entrada de divisas en la Rusia de Putin a través de la venta de armas. Mikheev, ingeniero y militar de 60 años, que se convirtió en uno de los mayores oligarcas rusos de la mano de Putin, es considerado por Europa un empresario de primer orden implicado en sectores económicos que proporcionan una fuente sustancial de ingresos al Gobierno de Rusia, que es responsable de la anexión de Crimea y de la desestabilización de Ucrania. Su yate, con el nombre 'Lady Anastasia', fue el primero en ser inmovilizado a un oligarca por el Gobierno español. 

Suiza, país en el que 'escondía' una buena parte de las fortunas de estos millonarios, ha congelado ya los activos rusos, valorados en 360.000 millones de euros, pero el dinero depositado en sociedad 'offshore', que en un buen porcentaje corresponde al presidente a través de oligarcas testaferros, resulta incalculable. La situación económica de los oligarcas, que sustentaban el régimen de Putin, no volverá a ser las misma tras la decisión de Occidente de alejarlos del poder económico y del Kremlin.  

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